sábado, 21 de agosto de 2010

Doppelgänger (capitulo 11)

Los gritos de Ryuu comenzaban a alejarse más y más, solo quedaba el eco evanescente de su desesperada voz llamando a Akira.El dolor se extendía por absolutamente todo mi cuerpo, lo podía sentir hasta en la punta de los dedos, en cada poro de mi piel, quemando mis sentidos.

- Shima…

Escuché aquella familiar voz, tan cerca mío susurrando en mis oídos, en un tono dulce.

- Shima…

Sentí el frío toque de sus manos en mi rostro, realmente quería abrir los ojos pero no podía, mis parpados estaban en contra de mi voluntad, no se abrirían por más que lo hubiera querido. Su helado tacto no parecía provocar ningún dolor, era tan suave y delicado.

- Resiste, sé que aún estás consiente.

Pude sentir la tibia sensación de una lágrima que se deslizaba sobre mi piel, quería decir algo, quería verlo con mis ojos. Era la voz de Takanori que me hablaba tan dulcemente, acariciando mi rostro con suma delicadeza, quería siquiera poder levantar el brazo, pero mi cuerpo no respondía. Estaba aterrorizado al no poder hacer absolutamente nada.

- No tengas miedo, estaré a tu lado.

Quería gritar que no era yo el que importaba, sino Yuu. ¿Qué le había pasado?, estaba batallando con mis sentidos para reaccionen, pero no conseguía nada. Poco después escuché un murmullo de voces a mí alrededor, dejé de escuchar la voz de Takanori pero aun podía sentir que me acariciaba el rostro.

- Con cuidado –escuché a alguien decir.

Sentí como varios brazos me tomaban por la cabeza, los brazos y mis rodillas, quise gritar de dolor cuando comenzaron a levantarme del suelo.

- Despacio ahora, con cuidado… ¡Despacio!

De un momento a otro sentí el rocé del aire fresco y la brisa que había reemplazado a Takanori me golpeaba el cuerpo. Pude escuchar el sonido de unas ruedas pequeñas, estaba sobre una incómoda camilla, sujetaban unas tiras alrededor de mi cuerpo. Escuchaba tantas voces que me era difícil enfocarme en alguna, el sonido de la sirena de la ambulancia retumbaba en mis oídos. ¿Pero dónde estaba Yuu? Sentí un agudo pinchazo en el brazo y algo que comenzaba a hervir en mi sangre, está vez sí pude gritar, el dolor era insoportable y parecía concentrarse en mi cabeza.

Luego toda sensación desapareció de mi cuerpo, como si eso que acababan de inyectarme hubiera entumecido el dolor y mi tacto. Escuchaba como la sirena y aquellos murmullos se iban alejando cada vez más, hasta quedar completamente en silencio. Todo quedó oscuro y silencioso.

Comencé a sentirme como un verdadero idiota… un ingenuo, como él me había llamado. Creyendo que todo lo que había pasado iba a funcionar, creyendo que todos los problemas se iban a solucionar tan fácilmente, un ingenuo.Ahora no sabía que había pasado con Yuu, dónde estaba, cómo estaba… nada; y tampoco sabía que estaba pasando conmigo, ahora parecía estar en un letargo sin sueños, sin sentidos, solo encerrado en la oscuridad y en el silencio. Supongo que era igual a estar muerto.

No estoy seguro cuanto tiempo pasó, pero me pareció una eternidad, estar sumido en mis propios pensamientos maldiciéndome una y otra vez.Fue en algún momento que pude escuchar una voz, lejana, que me hablaba con cuidado y dulzura.

- Ya estás con nosotros, cuidaremos de ti y te curaremos. No te preocupes por ahora que estarás bien…

Decía más cosas pero yo ya había perdido el hilo, su voz también comenzaba a alejarse de mí hasta desaparecer por completo.Volví a sentir el aire fresco y frío pero apenas podía captarlo, ahora era solo como un susurro rozándome. Sentía las ruedillas de la camilla rodar con desesperación, tal vez me llevaban por algún pasillo.

Desde ahí perdí la noción del tiempo y de lo que ocurría, poco después pude despertar pero era todo confuso, solo veía una luz blanquecina sobre mí y escuchaba murmullos distantes, a veces escuchaba que alguien se acercaba a mí y luego se iba.

- ¿Me puedes escuchar? –una enfermera se dispuso a hablarme –Quiero que sepas que estás en un hospital, ya hicimos todo lo posible por ti ahora solo queda a esperar a que te recuperes. Tus amigos vienen a visitarte todos los días, pero por ahora debes permanecer inmóvil…

Mis parpados no podían mantenerse por mucho abiertos, si hubiera podido mover los labios hubiera preguntado por Yuu, pero estaba encerrado dentro de mí… estaba atrapado ahí dentro… como si ya no tuviera cuerpo.
Poco después, en uno de esos momentos en los que apenas podía estar consciente, volví la cabeza a un costado y vi a Takanori frente de mí.

- No pienses que te dejé solo, estuve contigo cada segundo –dijo sonriendo y en ese momento tuve unas ganas tremendas de llorar.
- Taka… -mi voz salió roca y tenía la garganta demasiado seca.
- No digas nada –tomó una de mis manos, sentí el frío tacto de su presencia que estremeció todo mi cuerpo –Cuando te mejores y salgas de aquí, yo me iré…
- No te vayas por favor.
- Tengo que irme, no puedo estar aquí por siempre Shima.
- Por favor…
- Sé que algún día volveremos a encontrarnos, tengo fe en eso, por ahora tú debes quedarte aquí y yo debo irme a otro lugar –se inclinó hacía mí para acariciar mi cabeza –He decidido que voy a descansar en paz, tú no debes sentirte culpable de lo que pasó porque nada fue tu culpa, quiero que seas feliz, quiero vivas feliz pase lo que pase –me fue inevitable y comencé a llorar –sé que encontraras la manera… de deshacerte de aquel despiadado ser, no te rindas. Ten esperanza en que todos los problemas se irán y podrás vivir feliz a lado de la persona que tú amas.
- Taka… te voy a extrañar tanto…
- Siempre podrás encontrarme dentro de tu corazón –me dio un beso en la frente –Ahora duerme, te prometo que cuando despiertes Yuu estará aquí.

Dentro de poco caí dormido, con la sensación de la fría mano de Taka sosteniendo a la mía. Había estado pensando en lo que dijo Takanori… que podría encontrar la manera de deshacerme del doppelgänger; y por más que quisiera… sé que no íbamos a vivir tranquilos hasta que él ya no exista en nuestras vidas, tenía que ser realista y no ser ingenuo… no podríamos vivir felices hasta que él desaparezca para siempre.

Desperté esta vez con una tibia sensación en las manos, observé a Yuu con el rostro apoyado sobre las sabanas, balbuceando dormido mientras sostenía mis manos.

- Yuu…

Inmediatamente despertó, lanzándose hacia mí para abrazarme. Me sentí feliz y aliviado al ver que él estaba perfectamente bien.

- ¡Shima al fin despertaste! –sostuvo mi rostro con ambas manos –Estaba tan preocupado por ti –dijo besando mis labios.
- Yo también estaba preocupado por ti –dije abrazándolo, sorprendido al ver que esta vez mi cuerpo si estaba reaccionando.
- Ryuu cuidó de mí.

La puerta se abrió, Akira y Ryuu pasaron a la habitación. Ryuu al verme despierto corrió hacia mí.

- ¡Shima! ¡Estas despierto! –gritó sonriendo -¡No sabes el gran susto que nos diste!
- ¿Qué… qué me paso?
- Ah… bueno
- No sabemos exactamente que pasó –dijo esta vez Akira acercándose a mí –Pero aparentemente te golpeaste la cabeza y el cráneo se fracturó, fue algo leve pero al parecer fue algo muy peligroso
- Vaya… -levanté las manos hacia mi cabeza y evidentemente estaba vendada.
- Tuvieron que operarte –dijo Ryuu –pero no te preocupes, solo cortaron un poco de tu cabello y ya creció bastante en estos dos meses.
- ¡¿Dos meses?! ¿He estado aquí por dos meses? –pregunté sorprendido por cuanto tiempo había pasado.
- Si no te hubieran operado de la cabeza créeme que en este momento te estuviera golpeando –dijo Akira algo molesto – ¡¿Acaso no escuchaste lo que dije?!
- ¡Akira! –interrumpió Ryuu cubriéndole la boca con una mano –No es momento para pelear.
- Lo siento… -dije observándolos apenado.
- No tienes que disculparte, pero nos tuviste preocupados a todos –Akira cruzó sus brazos.
- ¿Eh? ¿Te preocupaste por mí? –me sentí algo feliz al ver como Akira se avergonzaba.
- ¡También se preocupó mucho por Yuu! Deberías haber…
- ¡Ryuu! Estas hablando demasiado.

Yo sé que ambos no tenían malas intenciones, pero eran muy discretos, especialmente Akira. De todas maneras, él sabia algo… algo más respecto al doppelgänger, lo más importante, pero sabía que él no me lo diría y tampoco lo haría Ryuu… tal vez, solo tal vez creían que así podrían protegernos de algo que estaba muy cercano a aparecer.

- Gracias.
- ¿Ah? ¿De qué? –preguntó Akira.
- Por haber cuidado de Yuu y de mí
- ¡Tonto! No tienes por qué agradecernos, además Yuu se portó como un niño bueno –dijo Ryuu revolviéndole los cabellos a Yuu.

Y aunque tratara de ocultarlo, no podría negar que sentía un gran temor, no solo por mí, no solo por Yuu, sino también por Akira y Ryuu. No estaba seguro el por qué, pero el miedo comenzaba a embargarme otra vez. Sabía que esto no iba a ser sencillo, pero debía mantener la esperanza de que esto tuviera que ser posible, el poder vencerlo, el hacer que él desaparezca, que deje de existir.

- Sé lo que estas pensando –dijo Akira –sé que no te rendirás.

Todos quedamos en silencio, observando a Akira. Él tenía razón, no iba a rendirme.

- Sé que hay una manera.
- ¿Me ayudarías a pesar de lo que pasó con Takanori?
- Ah…-suspiró –siento haber reaccionado de mala manera, pero ahora comprendo que no se trata de culpar a los demás. Sigues siendo mi amigo Shima y estaré dispuesto a ayudarte.
- ¿Para eso están los amigos, no? Para ayudar –dijo Ryuu sonriendo.
- Muchas gracias chicos.
- Espera… -dijo Yuu –no quiero salgas lastimado otra vez, ¿Akira es seguro esto?
- Bueno el problema es que no lo sé, solo sé que hay una manera pero no estoy al tanto de qué realmente se trata.
- Pero no te preocupes, nosotros investigaremos hasta saber exactamente lo que se necesita, ¿de acuerdo? –dijo Ryuu

Pude ver la preocupación en el rostro de Yuu, él no estaba muy convencido… pero era algo que debíamos hacer, no importaba a costo de que.

- Yuu, confía en ellos… confía en que lograremos deshacernos de él
- Confío en ellos, pero… es solo que no quiero que te vuelva a pasar algo…
- No puedo prometerte nada, pero haré hasta lo imposible para no pase nada, ni a ti ni a mí, ¿esta bien?
- Bien –dijo suspirando.
- Bueno esto puede tomar un tiempo –dijo Ryuu –así que por ahora tú Shima debes preocuparte en recuperarte.
- Sí, esto tomará tiempo… en especial porque odio los libros y ahora tendré que leer todo libro existente sobre brujería –dijo con desgano y en tono infantil.
- No seas flojo –Ryuu se abalanzó sobre él para revolver con fuerza los cabellos de Akira.

Pasaron pocos días, cuando al fin se cercioraron de que estaba en condiciones para irme, pude salir de hospital, pero algo me llamó la atención, el preocupado y distante semblante de Yuu, quien no había dicho ni una sola palabra en el camino a casa.

- ¿Pasa algo?
- No… -respondió serio.
- Puedes decírmelo Yuu, ¿Qué pasó?
- He estado pensando… -suspiró algo cansado, desviando la vista a un lado –sobre mi hermana.
- ¿Hermana?
- Sí… hace tiempo, cuando hable con Yutaka me dijo que ella estaba muy mal, está muy enferma Shima… y en estos días he estado pensando mucho en ella.

Entendí, por la gran melancolía que su rostro reflejaba, que estaba muy preocupado por ella. Recordé haber escuchado algo sobre eso la primera vez que vi a su hermano, después de todo era comprensible que este preocupado por ella.

- ¿Quieres ir a verla? –pregunté sosteniendo su mano firmemente.
- Yo… no creo… que sea buena idea.
- Vamos, dijiste que estaba enferma deberías ir, si tú lo quieres yo te acompañaré.
- ¿Lo dices en serio?
- ¡Sí! –sonreí y acaricié su rostro –Tranquilo, no te dejaré solo.
- Gracias –me abrazó fuertemente –No tengo el coraje de ir a verla solo, pero ir contigo me daría más confianza.
- ¿Quieres ahora?
- Sí…
- Entonces vamos.

Se veía un poco más confiado, pero no del todo y aún mantenía su melancólico semblante. Y a decir verdad era algo intrigante, iba a conocer a la hermana de Yuu… ¿Cómo sería? ¿Sería igual o peor que Yutaka? ¿Sería muy diferente a él?Si Yuu estaba tan preocupado por ella porque estaba enferma… ¿Qué tan grave era su enfermedad? Durante todo el camino, pude notar que los nervios comenzaban a inquietarlo cada vez más.

Era un barrio residencial, las casas eran casi todas iguales y las calles estaban adornadas por árboles sin hojas que el invierno había dejado. Paramos frente a una de esas casas, Yuu sostuvo con fuerza mi mano antes de presionar el timbre de la puerta.

- Tranquilo, todo saldrá bien –dije mirándolo con algo optimismo para que no se sienta tan nervioso, a lo que él solo suspiró y asintió levemente.

No mucho después la puerta fue abierta por una señora de edad, cuando vio a Yuu su serio semblante cambió por una amplia sonrisa, abrazándolo y al mismo tiempo reclamándole por no haber visitado antes. Nos dejo pasar con una amable sonrisa e inmediatamente nos llevo por un pasillo a toda prisa.

- Yume va a alegrarse tanto de verte –dijo aquella mujer sin dejar de sonreír.
- Sí, lo se… -su voz aún reflejaba tristeza -¿Cómo está ella?
- Oh… bueno –su sonrisa se tornó melancólica –Todos esperamos que mejore pronto.

Aquella tristeza incremento en su semblante, él probablemente sabía que su hermana no estaba en las mejores condiciones. Era tan deplorable verlo así, jamás había visto tanta melancolía en los ojos de Yuu, lo único que podía hacer era permanecer a su lado y sostenerlo de mano todo el tiempo, así él sabía que yo estaría a su lado pase lo que pase.

Amablemente, aquella mujer hizo un ademán señalando una de las habitaciones, antes de marcharse nos dedico una triste sonrisa.
Caminamos hacia aquella habitación, a paso lento y vacilante. Pero algo pasó… algo que hizo que mis pies se clavaran en el suelo y mi corazón golpeara con fuerza mi pecho.

- ¿Shima? –preguntó Yuu observándome confundido.

Desde aquella habitación… provenía un canto, tan dulce… como un arrullo de la voz de una mujer. Reconocía aquella melodía, la primera vez que la escuché fue cuando estuve postrado en el hospital hace mucho tiempo, cada noche soñando con la misma pesadilla… y después de haber salido del hospital, había veces que aquel arrullo era parte de los sueños más aterradores que tenía.

Pero ahora no estaba soñando, era tan real… lo estaba escuchando otra vez pero ¿por qué? ¿Qué significaba todo esto?

- ¿Shima estas bien? –aquel arrullo dejo de escucharse.
- Sí… solo me pareció… escuchar algo.
- Bueno, entremos.

La puerta estaba abierta y entramos a aquella habitación. Ahora un escalofrió envolvió todo mi cuerpo al ver un gran ventanal a un costado de la habitación, frente a él estaba meciéndose en un silla una mujer. Era todo tan similar a aquel sueño que tuve tiempo atrás que el horror que comencé a sentir ya estaba nublando mis pensamientos.
Yuu se acercó a ella, aún sin soltar mi mano, ella lo vio y su rostro se lleno de alegría.

- ¡Yuu! –él solo se inclinó hacia ella y lo abrazó –Me alegra tanto que estés aquí.
- Lamento mucho no haber venido antes.
- Eso no importa, ahora estas aquí y es lo que cuenta –dijo sonriendo.

Ella se quedo observándome con una expresión indecisa. Mi cuerpo se estremeció al sentir esos grandes ojos negros examinarme con desconfianza, ella tenía la apariencia realmente demacrada y sin signos de salud. Su piel era demasiado pálida y seca, tenía la cabellera negra como Yuu, su delgado cuerpo y cara le daban un aspecto escalofriante e iba en contraste con sus marcadas ojeras que le daban cierto resalte a sus ojos negros, tan negros como los de Yuu.

- Yume –dijo Yuu con una leve sonrisa –él es Kouyou.
- Un… gusto –dije lo más convincente que pude, tratando de mantener la calma ante su mirada.
- Oh, sí… Yutaka me dijo sobre él –pude notar la desconfianza que reflejaba su voz.

Tuve que desviar la vista de ella, sentía que en cualquier momento iba a perder la cordura si seguía mirando hacia esos oscuros ojos. Ciertamente ella tenía una presencia muy rara y algo frágil al mismo tiempo, tenía un aura muy diferente… como si algo en ella desprendiera algo muy sombrío, como si el ambiente alrededor de ella gritara que estaba muy cercana a la muerte.
Ambos empezaron su conversación, yo no preste atención a lo que decían, preferí concentrarme en el gran ventanal que tenía en frente, observando la pobre vista que tenía. Solo un jardín, las flores en él escaseaban por el reciente invierno, había un columpio viejo y oxidado que se balanceaba lentamente hacia arriba y abajo por la brisa que lo empujaba.

Las imágenes de aquella pesadilla volvían a mí, pero traté de alejarlas como pude, traté de no pensar en eso porque sabía… tenía el presentimiento de que nada bueno saldría de ello.

- Kouyou –la voz de su hermana me sacó de mis pensamientos, haciendo que otro escalofrió recorriera mi cuerpo cuando desvié la vista a ella –Gracias por cuidar de mi hermano.
- No… no es nada, yo lo hice porque…
- Lo sé y por eso te agradezco, lamento mucho la reacción de Yutaka, pero debes entender que tanto él como yo nos preocupamos mucho por Yuu.
- Él no se preocupa por mí –dijo Yuu.
- Sabes que no es verdad…
- Tú no sabes nada, tú deberías preocuparte por ti en vez de preocuparte por mí.

Suspiró algo derrotada, observando a ambos con cierto dejo de tristeza.

- ¿Has estado siguiendo tu medicación? –preguntó su hermana.
- No…
- Yuu, sabes que debes hacerlo.
- Lo sé, pero simplemente no me gusta tomar esas pastillas.
- Por favor –lo observo implorante –tienes que hacerlo, te ayudarán a mejorar…
- Estoy mucho mejor que antes y no es gracias a ellas.
- Puedo ver eso, pero es solo externamente… aún sigues enfermo, tú lo sabes –Yuu desvió la vista, algo irritado.

Entendí que no solo su hermano lo trataba como alguien demente, sino también su hermana creía que él estaba “enfermo” mentalmente. Me sentí furioso contra ella también.

- Yuu, realmente odio decir esto pero debo ser realista… debes ser realista –Yuu volvió la vista a ella –No hay nada más para mí, ni siquiera un poco de esperanza. Dentro de poco sé que moriré –los ojos de Yuu se aguaron por las lagrimas que impedía salir –Todos hemos visto morir a nuestra familia, y lamentablemente les tocó a ustedes dos ver que yo también me iré. Ambos han pasado por muchas cosas ya, no hagas que Yutaka se sienta culpable de que te pase algo malo a ti –estiró su brazo hacia él y acaricio una de sus mejillas –Prométeme que tomaras todos tus medicamentos, tal vez no te parezcan que hacen algún bien pero sí lo hacen, por favor Yuu…
- Yume, yo… yo… no.
- Por favor, ya no estaré aquí por mucho tiempo… solo una cosa te pido, solo una.

¿Realmente era tan terrible aquella medicación, como para que él se haya visto tan indeciso ante la súplica de su hermana? Pero por otro lado, me costaba confiar en ella también. Porque al igual que Yutaka, ambos pensaban muy bajo de Yuu.

Él tomó mi mano firmemente y se dirigió a la puerta, se detuvo en el umbral sin mirar a su hermana.

- Lo prometo –dijo observándola de reojo.
- Gracias Yuu…
- Adiós Yume.


Después de aquel día, Yuu comenzó a tomar sus medicamentos. Pasaron un par de días y pude comprender el por qué no los quería tomar, lo dejaban noqueado casi todo el día, apenas podía mantenerse despierto para comer o para siquiera hablar.Pasaron semanas, él parecía estar en un letargo del cual apenas podía hacerlo reaccionar, traté de convencerlo de que deje de tomar esas pastillas, pero no quiso escuchar… él decía que era una promesa que le hizo a su hermana y la iba a cumplir.
Pero era horrible verlo así, me partía el alma verlo tan inconsciente de lo que pasaba a su alrededor, me sentía inútil al no poder sacarlo de aquel estado. Ya no pude aguantar más, estaba decidido a enfrentar a su hermana y hacerle ver el gran daño que le estaba haciendo a Yuu.

El día en que iba camino a su casa, me topé con Yutaka… cuando él me vio, pude notar la gran furia que se marcaba en su rostro.

Maldición.

viernes, 30 de julio de 2010

Doppelgänger (Cap.10)

Cap. 10



La verdad era que no estaba muy seguro si quería hacerlo, no quería que Yuu saliece lastimado. Pero sé que debía hacerlo, quiera o no, tal vez está sería la única y ultima oportunidad para saber… las verdad de todo que estaba sucediendo. Perder a Takanori, fue lo más doloroso para mí, no quería perder a alguien más…

- Muy bien, hagamos esto de una vez por todas –dijo Ryuu abriendo la puerta.

Pero en cuanto abrió la puerta Yuu estaba parado en el umbral, con una expresión confundida y enojada. Antes de que alguno de nosotros pudiera decir algo, Yuu salió corriendo.

Maldición.

- ¡Espera Yuu! –corrí tras él.

Debí haberle dicho antes, tal vez temía que se sintiera confundido… no todos los días viene alguien y te dice que tienes un doble que quiere hacerte la vida miserable hasta matarte. Pero ahora no solo él estaba confundido, de seguro se sentía traicionado por mí… yo sentía que lo había traicionado.

Corría con todas mis fuerzas, esquivando a los demás, tratando de no perderlo de vista mientras él corría ágilmente. Iba cansándome rápidamente, respirando agitadamente, sintiendo punzadas en las costillas, pero no dejé de correr.
Ya estaba cerca de Yuu, a pocos centímetros, estiré mi brazo hacia él para detenerlo pero justo en ese momento algo me detuvo, estrujando mi brazo con una fuerza horrorosa.

Yuu siguió sin inmutarse de nada, ahí estaba él… con una furia que jamás había visto marcada en esos oscuros ojos, ese aterrador e intimidante semblante me hacía sentir escalofríos que se mezclaban con el dolor de su agarre. Apreté con fuerza mis dientes para no gritar mientras él ejercía más fuerza.

- No hay nada que puedas hacer.

Su voz, imponente y sombría hizo que todos mis sentidos se estremecieran.

- Nada que puedas hacer para alejarme de él.

Quería decir algo, quería gritar… pero no podía, mi cuerpo entero estaba como paralizado, sin poder siquiera pestañear, nada.

- Nada… -se inclinó hacía mí, para susurrar en mi oído, provocando que mi corazón palpitara con fuerza–Para evitar que lo mate.

En ese momento soltó mi brazo y de un empujón, tan fuerte, me tiró al suelo. Traté de rápidamente levantarme, pero al levantar la vista desde el suelo, él ya no estaba. La parte del brazo donde me había agarrado comenzaba a arder y rápidamente comenzó a entumecerse.

Tal vez fue una advertencia.

Pero no me importaba sus malditas advertencias, pues yo iba a encontrar la manera… de proteger a Yuu, porque estaba dispuesto a hacerlo, no importaba que, yo no iba a dejar que lo lastime.

Aun con esos escalofríos cubriendo mi piel y mi corazón exaltado, busqué a Yuu. Poco a poco la desesperación crecía dentro de mí, buscando su rostro entre la multitud, entre las calles, en las estaciones.

"Nada que puedas hacer…"

Esas palabras, repitiéndose una y otra vez en mi cabeza, martillando mis pensamientos.

"Nada…"

Todo comenzó a dar vueltas, comencé a balancearme al sentir como el mismo piso parecía moverse debajo mis pies, chocando con las personas que estaban cerca de mí, mientras me regañaban y me empujaban a un lado.

"Para evitar que lo mate."

De repente todo se detuvo y quede a pocos pasos frente a la entrada de un callejón, donde Yuu estaba sentando en el piso, jadeando por aire por el cansancio. Aliviado por al fin encontrarlo, corrí hacia él.
Al verme, se levantó rápidamente del suelo para volver a correr, pero logré sostenerlo de sus hombros antes de que lo haga.

- Yuu…
- ¡Suéltame! –gritó mientras ambos forcejeábamos -¡No me toques!
- Lo siento, por favor Yuu…
- ¡Mentiroso! Estuviste mintiendo desde un principio y yo… yo… ¡creí cada palabra tuya!
- ¡No mentí! –lo apoyé contra la pared, sosteniendo su rostro para que me viese –cada palabra mía fue en serio, cada promesa mía, nada fue mentira. Y sé que fue muy estúpido de mi parte ocultarte las cosas, pero jamás te mentí… y jamás haría algo para lastimarte, preferiría morir antes de hacer algo así.

Dejó de forcejear, observándome fijamente con un semblante sorprendido.

- ¿Por qué morirías por alguien como yo?
- Porque… -me acerqué más él –porque te amo Yuu.

Y lo dije en serio, puede que haya parecido algo loco… yo no lo conocía del todo, pero eso era lo que sentía, eso era lo que me había llevado a insistir más y más, eso era lo que embargaba mi ser al estar cerca de él. Amor, amor por Yuu.



Y a decir verdad, me intrigaba tanto, aquel frágil muchacho y aquel ser tan perturbador que era parte de él, que era como su propia sombra. Siempre a su lado, siempre acechándolo y haciendo su existencia dolorosa, perturbadora y hasta miserable. Me intrigaba saber por qué yo… alguien tan común, me había topado con él. ¿Habrá sido solo pura coincidencia?... sería muy fácil así.



Pero hasta ahora solo podía pensar en una sola cosa, solo podía actuar por una sola persona. Por Yuu.

Y cada vez que lo veía demacrado y torturado por aquel ser sombrío, era como una puñalada en el corazón y una rabia desconocida quemaba mis venas. La muerte de Takanori, estaba llena de incógnitas, todas ellas vinculadas a ese doppelgänger y todas ellas solo podían ser contestadas por él. Había algo más… según Takanori, y estaba seguro que ese “algo más” estaba vinculado con aquel ser.

Estaba casi seguro que él tuvo que ver con la muerte de mi mejor amigo, no iba permitir que se lleve a alguien importante, a un ser querido. Debía encontrar la manera de proteger a Yuu, debía haber alguna manera… porque si llegara a matarlo…

No lo soportaría.

- Shima…-esbozó una sonrisa –No llores –con la punta de sus dedos limpió las lágrimas que ya comenzaban a salir –Yo también te amo.

Me abrazo fuertemente y me besó dulce y profundamente, yo me sentí la persona más feliz en aquel momento. Todo sobre él, su calor, su piel, su sabor, su aroma, sus ojos, su sonrisa, sus virtudes y sus defectos, todo lo amaba.



Y si perdía todo eso sería igual que no respirar, sí… él se había convertido en lo más esencial de mi vida en tan poco tiempo.

Dicen que el amor llega cuando menos te lo esperas, llenando cada espacio de tu ser, envolviendo tus pensamientos y acciones, irradiando un calor agradable que abraza con delicadeza tu corazón. Cada palpitar, cada respirar regidos para una sola persona…

- Por favor, dime lo que está pasando –me suplicó Yuu.
- Lo haré, pero primero volvamos a casa –tomé sus manos entre las mías.
- Vamos.


¿Sabes lo que es el miedo? ¿Sabes lo que es sentir miedo?

Es como una sensación… un sentimiento, que pareciera congelar tu voluntad de actuar contra él, como una oleada de confusiones y temores que nublan tu capacidad de razonar, una aguja que atraviesa tus sentidos, que estremece todo cuerpo con escalofríos. Te hace vulnerable, indefenso ante su gran ferocidad.



Puedes escapar pero no huirás, o puedes resistir y pelear ante él. Yo iba a resistir contra aquel miedo que inundaba nuestras vidas, tenía que hacerlo, de una u otra manera iba a hacerlo.

Al principio fue algo incómodo explicar todo lo que sabía a Yuu, pues como dije antes… no era algo sencillo, parecería ser tan irreal… pero era tan real y era la única explicación de todo lo que Yuu había pasado hasta ahora.

- ¿Estas seguro? –preguntó sorprendido.
- Sí, completamente.
- ¿Realmente puedes verlo?...
- Sí, pero solo cuando él quiere que lo vea.
- Yo… yo no sé que decir. Todo esto es una locura…
- Lo sé Yuu, sé que todo se ve como una total locura, sé que es confuso pero…
- Pero tiene sentido, en una manera demasiado retorcida, tiene sentido… siempre sentí que había alguien… o algo… siempre sentí que nunca estaba solo… siempre –se llevó ambas manos a la cara –Y esas voces… tú no sabes cuan horrible es… no se callan hasta que yo haga lo que me dicen… en especial aquella voz…
- Tranquilo Yuu –me acerqué a él para abrazarlo –encontraremos la manera, no permitiré que nada malo te pase.

Y entonces lo recordé, el collar que me dio Ryuu, aquel que de cierta manera me había protegido del doppelgänger de Yuu, no lo había tirado. Recordé que lo había guardado en uno de los bolsillos de mi abrigo.
Comencé a buscar aquel abrigo entre mis cosas, no recordaba cual de todos era el que vestía ese día, así que comencé a buscar en todos los bolsillos.

- ¡Aquí esta!
- ¿Shima? ¿Qué estas…? –pase la cadena encima su cabeza -¿Qué es eso?
- Es un collar que Ryuu me dio hace tiempo, para protegerme de….
- Entiendo –observó detenidamente aquel cristal que colgaba de la cadena –pero no puedo tomarlo, es tuyo –estaba a punto de quitárselo.
- No –lo detuve –Si hay alguien que lo necesita más que yo, eres tú y quiero que lo tengas, pero no te lo saques Yuu. En ningún momento, ¿esta bien?
- De acuerdo, no me lo sacaré –dijo sonriendo.

Y ahora solo faltaba una cosa por hacer…

- No te obligaré.
- No lo estas haciendo Shima, quiero hacerlo.
- Pero…
- Tú dijiste que creías que la muerte de Takanori esta fuertemente vinculada a… a mi doble, y si esta es la única manera de resolver nuestras dudas, lo voy a hacer –dijo mostrándose muy decidido –Nada malo me pasará, Ryuu te lo prometió ¿no es verdad?
- Sí, pero últimamente estoy teniendo problemas en creer lo que ella dice.
- Bueno tal vez sí está diciendo la verdad, Shima no perderemos nada si lo intentamos.
- Yo…
- Por favor.

Lo miré a los ojos por largo tiempo, no había duda alguna que él quería hacer eso, la insistencia y determinación que reflejaban me dieron algo de confianza para ceder a lo que hace poco tiempo atrás había planeando hacer.

- Esta bien.


No fuimos inmediatamente, aún teníamos cosas por hacer. Ya había encontrado otro lugar para vivir, a las afueras del centro de la ciudad. Era mejor así, mantenerse lejos de todo y especialmente lejos de donde el hermano de Yuu pudiera encontrarnos.



Era una casa pequeña, pero para dos personas era perfecta y acogedora. Aún seguía trabajando en la biblioteca, hasta encontrar un trabajo cerca de donde ahora vivía.



Pasaron dos semanas, en las que hasta ahora todo había estado completamente tranquilo, el estado físico de Yuu había mejorado bastante, ya no se veía pálido, delgado y demacrado. Es más, ahora se lo veía saludable e infinitamente feliz, siempre sonriendo a mi lado. Era simplemente lo mejor para mí.

- ¿Estas listo para ir? –me preguntó desde el umbral de nuestra habitación –tenemos que cruzar la ciudad entera para llegar allá.
- Lo sé, lo sé… solo dame un minuto.

Tomé mi abrigo y nos dirigimos a la casa de Akira y Ryuu.



Y debo admitir que durante el camino, sentía más que nervios. ¿Qué iría a pasar ahora? ¿Realmente íbamos a resolver todo? ¿Encontraría la manera de deshacerme definitivamente de aquel doppelgänger?... ¿Y si fallamos?
Un nudo en mi estomago me estaba haciendo perder la paciencia, y a medida que nos acercábamos a nuestro destino sentí como esos escalofríos me desgarraban sin piedad. Mi corazón palpitaba más y más rápido a cada minuto, pero al sentir… ese familiar y pesado aire que parecía aplastar mis pensamientos, me di cuenta que ya no era solo nervios.

Era un mal presentimiento.

- Hey… -Yuu tomó una de mis manos –Todo saldrá bien.
- ¿Qué pasará si no es así? –pregunte preocupado.
- Debemos tener esperanza en que todo saldrá bien, ¿esta bien?
- Ah…-suspiré pesadamente –Trataré de hacerlo.

La noche ya cubría la ciudad, su estrellado manto oscuro nunca me había parecido tan angustiante. A cada dirección que veía… algo parecía acecharnos, algo parecía estar observándonos. Pero al ver a Yuu tan calmado me hizo pensar que tal vez solo era imaginación mía, que algo nos estaba siguiendo mientras caminábamos hacia la puerta de la casa de Akira y Ryuu.


Quería quitarme de la cabeza el pensar que… esa extraña presencia era muy diferente a la del doppelgänger de Yuu, que solo me provocaba sensaciones horribles dentro de mí.

- Hola muchachos, hasta que decidieron aparecer –dijo Ryuu dejándonos pasar.
- Lo siento, pero teníamos otros asuntos pendientes.
- Bien, ahora… -nos observó a ambos preocupada -¿Qué tal si tú, Yuu, me ayudas a preparar todo?
- Ah… bueno –dijo encogiéndose de hombros.
- Y… tú Shima ¿Qué te parece si vas a hablar con Akira? –antes de que pudiera protestar me tapó la boca con una mano –Desde que se enteró de la muerte de Takanori… bueno… digamos que no estará muy contento de verte –quitó la mano de mi boca y señalo a las escaleras que teníamos en frente –última habitación a la derecha.
- Pe…
- ¡Vámonos Yuu! –lo empujó por el pasillo hasta desaparecer por una de aquellas puertas .

Ya me lo esperaba… Akira también me culpaba por la muerte de Takanori y tenía todo el derecho de hacerlo, yo también me sentía culpable aún. Pero sin su cooperación en esto… no creo que tengamos éxito alguno.

Subí las escaleras, me dirigí a su habitación, suspiré profundamente antes de tocar la puerta.

- ¿Qué quieres Ryuu? –dijo desde el otro lado de la puerta.
- Akira…

Inmediatamente la puerta se abrió y antes de que siquiera pueda pestañear, un fuerte golpe de parte de Akira me tumbó al piso. Me sostuvo del cuello de mi camisa, levantándome del suelo y apoyándome contra la pared. Aquel golpe, tan fuerte, me dejo la vista nublada por pocos segundos, mientras se aclaraba pude distinguir el furioso semblante de Akira.

- Un gusto volverte a ver –dije tratando de no sonar tan idiota.
- Créeme que el gusto es mío –dijo Akira entre dientes -¡Para que al fin pueda romperte la cara! –gritó enrabiado levantando su otro puño para golpearme.
- Lo siento… sé que fue mi culpa.

Cerré fuertemente los ojos, cubriéndome el rostro con mis brazos en ese instante. Pero poco después, volvía a abrir los ojos, viendo que Akira seguía con el puño levantando. Trataba de mantenerse furioso, pero en sus ojos se notaba claramente que las lágrimas querían salir.

- La muerte de Takanori me dolió tanto como a ti, hasta quizás más que a ti, porque se muy bien que fue mi culpa, por no haber actuado como debía cuando tenía que hacerlo. No seguí tu consejo de no acercarme a Yuu, pero ahora las cosas son diferentes.
- ¿Cómo? No esperarás que crea que ese tipo no tuvo nada que ver.
- Él no Akira, Yuu es inocente… de las acciones de su doppelgänger y tú lo sabes bien. Seguro Ryuu ya te lo dijo…
- Sí, que no fue el doppelgänger el que mató a Taka, que fue “otra cosa”.
- Tú y Ryuu saben que es eso, ¿verdad? –vi como el rostro de Akira se tensaba.
- No es verdad –como siempre, no me sonó convincente.
- Entonces invoca al doppelgänger, porque estoy casi seguro que él tiene mucho que ver –Akira bajó su puño –Por favor, solo eso te pido. Solo una cosa y prometo que nunca más me volverás a ver.

Soltó mi camisa, observándome pensativo con un semblante algo frío, después de varios minutos se dio la vuelta y comenzó a bajar las escaleras. Mientras yo me quedaba algo confundido aún pegado a la pared.

- ¿Vienes o no?

Mientras recorríamos aquel pasillo de la casa, en mi mente se agolpaban multitud de pensamientos. Aún seguía con ese sentimiento de mal presentimiento susurrando en mi piel, trataba de mantenerme sereno pero simplemente me era imposible.


Entramos a una habitación iluminada solamente con varias velas, la habitación emanaba el aroma de un sinfín de inciensos y el de la cera de las velas. Ryuu y Yuu se encontraban sentados en el suelo, al borde de un círculo dibujado en el suelo.

- ¡Sabía que vendrías! –dijo Ryuu sonriendo –Akira permite que te presente a Yuu.

Akira observo detenidamente a Yuu, ante lo cual hizo que se sintiera nervioso. Se acercó a ellos y dirigió la vista hacia aquel círculo en el suelo.

- No has terminado de dibujarlo –dijo Akira dirigiéndose a una mesa que tenía tres jarrones de bronce.
- Es que pensé que tal vez te gustaría terminarlo –Ryuu mantenía su sonrisa.


Tomó uno de los jarrones, se dirigió al círculo e inclino levemente el jarrón, de este comenzó a salir un hilo de sal. Comenzó a dibujar una extraña figura con ella, rayas y pequeños círculos que iban al centro hasta juntarse con una estrella que estaba dibujando con la sal, justo al medio.

- Empecemos –dijo Akira en tono serio –Oye tú, se supone que también vengas aquí.

Sin decir nada me acerqué a ellos. Akira estaba de pie a lado de Ryuu, que estaba sentada junto a Yuu.

- Siéntate a mi lado –dijo Akira –Ryuu se encargará de Yuu, y tú Shima ni te atrevas a interferir, ¿entendiste? –Asentí levemente mientras me sentaba en el suelo a lado de él.

Fue a dejar ese jarrón a su lugar y tomó otro de los jarrones, lo inclinó un poco y brotó un abundante y pesado hilo de cenizas de incienso. Dibujo una línea frente a nosotros y luego bordeó el círculo.

- Si atraviesan esa línea de incienso, les aseguro que ese será su fin, ya que sirve como una barrera protectora.

Volvió al lugar donde se encontraban los jarrones, mientras yo recorría la habitación la mirada. Realmente me sentía algo claustrofóbico entre tantas velas, inciensos y entre pequeñas y viejas estatuillas de santos. Todos ellos parecían observarnos fijamente, lo que me provocaba más nervios aún.

- Los espíritus sí existen, Yuu –dijo Akira sosteniendo el último jarrón –Existen pero mienten, un espíritu puede ser tan codicioso que puede aparecer bajo el aspecto de otro. Pero un doppelgänger es diferente, es manipulador y egoísta, por más que tratemos de invocarlo de la más simple manera, no lo hará si así lo desea… o podría actuar de cierta manera que no seria placentera presenciar. –entonces Ryuu sacó de una bolsita de lona un perforador, con la punta peligrosamente afilada –Antes que nada, ustedes dos no deben interferir, la invocación empezará al momento que vierta tu sangre en el círculo. A partir de ahí ni se atrevan a hablar, a menos que yo se los diga, y por sobre todas las cosas no deben rezar, ¿comprendido? –ambos asentimos.

- Trataré de ser lo más cuidadosa posible Yuu, ven, dame tu brazo –Yuu extendió su brazo, mientras Ryuu sostenía el jarrón que Akira le pasaba.

El perforador era tan afilado que Ryuu ni siquiera tuvo que hacer esfuerzo alguno para abrir un profundo corte cerca de la muñeca de Yuu. Apenas tocó la piel, mi cuerpo se estremeció, un abundante y reluciente chorro de sangre cayó dentro del jarrón. Después de pocos segundos dejo de brotar sangre, pero Ryuu volvió a pasar el perforador y la sangre volvía a caer dentro del jarrón. Dos veces más y llenó más de la mitad de aquel jarrón, pude ver que Yuu estaba más pálido y sus parpados pesados mostraban lo débil que se encontraba.

- Ryuu… -dije temeroso por Yuu.
- No te preocupes ya no lo haré por ahora –tomó una venda y amarró fuertemente sobre la herida -¿Te encuentras bien Yuu?
- Sí… -respondió débilmente .
- Yuu ahora voy a vendarte los ojos, pase lo que pase, escuches lo que escuches, no debes ver nada.
- Pero…
- Lo que vamos a hacer aquí –dijo Akira –es traer a tu doppelgänger y forzar a que su presencia aparezca tal y como es. Si lo ves así tan palpable, morirás, es por eso que debemos vendar tus ojos.
- Esta bien, háganlo.

Ryuu sacó una tela negra y con eso vendó los ojos de Yuu. Akira tomó el jarrón y enderezó su cuerpo mientras lentamente inclinaba para que saliera el chorro de sangre. Dentro de poco, la sal que dibujaba el círculo absorbió la sangre.

Akira comenzó a llamar nombres extraños, tal vez eran los nombres de los santos que rodeaban toda la habitación. Pareció que el aire que nos rodeaba cambiaba repentinamente, se escuchó al viento soplar con fuerza, silbando entre las ventanas, agitando las hojas de los arboles.

Luego Akira comenzó con algún rezo en un idioma totalmente desconocido para mí, mantenía la voz firme, de una manera tan elegante que sus palabras parecían flotar en el aire y evanescerse lentamente. De repente se escuchó un murmullo seco, un sonido semejante al que hace la tierra cuando se la mueve; y fue así… sentía como la tierra se movía debajo de nosotros, mi corazón palpitaba envuelto por el terror que me hacía sentir. Desvié la vista hacía las estatuas… reprimí un grito mordiéndome los labios. Aquellas estatuas estaban tan cerca, con sus expresiones amenazadoras, la distancia entre ellas y nosotros era tan pequeña. Y ninguno de nosotros se había movido.

Todo el ambiente se había intensificado, el olor de la cera derretida y los inciensos, los colores parecían más brillantes, el aire era tan denso que comenzaba a sofocarme.


Volví la vista hacia el círculo y mi cuerpo se estremeció… ahí estaba él. Con un semblante oscuro y su presencia era tan intensa. Las llamas de las velas comenzaron a sacudirse de un lado a otro. Akira dejo de hablar.

Todo quedó en silencio de inmediato, el viento se quedo mudo y la tierra dejo de moverse. Yo observaba a aquel ser con odio, esa sonrisa espeluznante dibujada en su rostro me provocaba terror y nauseas, realmente me repugnaba.

- ¿Quién eres? –preguntó Akira sin cambiar el serio semblante de su rostro

No hubo respuesta alguna, él levanto la vista lentamente hacia Akira, con una expresión indescriptible.

- ¿Quién eres? –repitió Akira.

Giró la cabeza hacia Yuu y lo señalo, observándolo con odio.

- ¿Qué eres de él? –volvió a mirar a Akira.

Hubo otro inquietante silencio, no despegaba mis ojos de él, estudiando su presencia. Y es que… era exactamente como Yuu, pero una versión macabra y sombría, lo que más me inquietaba eran esos ojos, tan oscuros con un infinito odio marcados en ellos.

- Soy su reflejo –respondió en tono seco –el reflejo de la parte más oscura de sus pensamientos, la voz más siniestra de su conciencia –vi como Yuu se estremecía –Yo soy el que camina a su lado –giró la cabeza para mirar a mi dirección –Yo soy su sombra –esbozo esa horrible sonrisa.
- ¿Qué es lo que quieres de Kouyou?
- Nada –respondió sin dejar de observarme.
- ¿Entonces por qué lo perseguías?
- No lo perseguía, solo perseguía lo que quería.
- ¿Qué era eso que querías?
- Eso no importa –desvió la mirada hacia Akira –porque ya obtuve lo que quería.
- ¿Pero que era?
- Puedes malgastar todo el tiempo que quieres, no te lo diré.

Me sentí como idiota, ¡¿Cómo no había pensando en que él no iba a cooperar?! Tal vez… si estábamos perdiendo tiempo con él.

- Oye humano –le dijo a Akira –Tú sabes la respuesta a tus preguntas, ¿Por qué no le dices a él lo que viste con tus astutos ojos de médium?

Akira se quedó en silencio, observando a aquel ser con desprecio.

- ¿Por qué mataste a Takanori? –pregunto Akira.

Una carcajada de respuesta, tan afilada que hizo vibrar las ventanas e hizo sacudir las llamas de las velas.

- No lo maté, pero realmente no importa quien lo hizo. Él se lo buscó, él tenía que morir.
- ¡No lo merecía! –gritó Akira.
- ¿Ah no? Yo creo que su enorme curiosidad molestó a alguien en particular, alguien que ya no lo soportaba, alguien que disfrutó cada grito desesperado de Takanori, que disfruto ver como la vida se apagaba de sus ojos.
- ¡¿Pero quien?! –esta vez fui yo el que gritó, recibiendo una aterrada mirada de parte de Akira y Ryuu.

Él comenzó a caminar, dirigiéndose hacia mí. Akira le hizo una seña a Ryuu; y ella tomó el otro brazo de Yuu, haciendo otro corte con el perforador, recibiendo la sangre en el jarrón.

- Oh pobre niño ingenuo –él estaba tan cerca a mí –la respuesta está en tus narices –se inclinó hacia mí -¿Qué se siente saber que no podrás hacer nada contra mí?
- Encontraré la manera –recibí otra carcajada de su parte.
- No hay nada que puedas hacer –volvía a repetir las palabras que me había dicho días atrás –para alejarme de él, nada que puedas hacer… -enderezó su cuerpo y giró la cabeza hacia Yuu –para evitar que lo mate.

Dio un paso hacia Yuu, sentí como la furia corría en mis venas, rugiendo con mi sangre. Sin pensarlo me levanté de suelo y corrí hacia él.

- ¡Shima no! –gritaba Akira.

Pero apenas puse un pie dentro de aquel círculo, vi como él sonreía ampliamente, todas las velas se apagaron de inmediato, quedando todo en la oscuridad.

- ¡Ryuu apúrate!
- ¡¿Qué paso?! –preguntaba Yuu.
- ¡Espera! No te quites las vendas Yuu –dijo Ryuu-¡Toma!

Escuché como Akira chorreaba la sangre al suelo mientras pronunciaba rápidamente sus extrañas frases. Estiré mis brazos tratando de buscar al doppelgänger, pero solo escuchaba en murmullo de sus risas alrededor mío.

- Nada… -fue su último susurro.

De repente sentí como alguien me sostenía de la nuca con una fuerza perforadora, sentí como mi cuerpo era levantado del suelo. Pero todo pasó tan rápido, de la nada las velas se prendieron solas, solo vi que estaba arriba de todos y luego mi cuerpo chocó contra la pared, mi cabeza aplastándose contra ella.

Un flash negro pasó ante mis ojos, vi el dolor… como un relámpago ante mis pupilas, primero amarillo, luego blanco, descendió rápidamente por mi espalda y se extendió como en un millón de ramificaciones por todo mi cuerpo, dejándolo entumecido.


Caí al suelo, otro impacto de dolor en mi rostro, mientras rodaba hasta quedar boca arriba. Respirando con dificultad, mis parpados tan pesados que no los podía abrir, solo escuchaba los gritos a mi alrededor.

- ¡Akira no lo toques! Tal vez se lastimó el cuello.

Pero no era solo el cuello, la ola de dolor se extendía por todo mi cuerpo. Luego se escucho como alguien caía fuertemente al suelo.

- ¡Yuu se desmayó… sigue desangrándose…! -Ryuu sonaba desesperada
- Aprieta los torniquetes que hiciste, voy a llamar una ambulancia.

Escuché los pasos apresurados de Akira hacia la puerta, el dolor iba creciendo pero de mi garganta no salía ni un solo sonido, no podía ver lo que estaba pasando. Solo podía escuchar el lento latido de mi corazón, perdiendo su fuerza a cada latido que daba.


Otra vez volví a escuchar aquel murmullo debajo de mí y sentí como la tierra se movía lentamente.

- ¡Akira ayúdame! – gritaba Ryuu –Esta perdiendo mucha sangre.
- Yuu…

Doppelgänger (Cap. 9)

Cap.9


Era extraña… tan extraña, esa sensación que parecía oprimir mi corazón.
Como si el aire fuera tan denso que hacia mi cuerpo más pesado, esa sensación que dominaba los latidos de mi corazón desesperándome cada vez más. Como si cada latido, lento y pesado, estrujara mi pecho y se me hiciera difícil respirar.

Algo no estaba bien, pero no sabia que era “eso” que no estaba bien… había algo en la mirada de Takanori, distante y melancólica, algo… algo… ¿pero qué?

Todo parecía sombrío, el mismo aire que respiraba, el sonido de mis pies al pisar el suelo, la brisa invernal que rozaba mi piel, el angustiado palpitar de mi corazón y ese terrible sentimiento de tristeza que comenzaba a opacar mi desesperación y convertirla en melancolía… y un fuerte, casi palpable, mal presentimiento.

Vuelve

La distante y evanescente voz de mi conciencia no dejaba de repetirme que vuelva, pero no hice caso, no le di importancia por más de que todo, absolutamente todo me imploraba desesperadamente que vuelva, que algo malo iba a pasar con Takanori.

Pero ahora sé, ahora lo se… el gran error que cometí y del cual aún me arrepiento, desearía haber escuchado a esa corazonada.
Ya era demasiado tarde y todo por mi culpa. ¡Mi maldita culpa!



Ya me encontraba frente a la puerta de mi apartamento, con las llaves en la cerradura y aún con la mirada vacía, sin poder quitar de mis pensamientos sus últimas palabras.


"Adiós amigo."

Un fuerte y doloroso golpe me saco de mis pensamientos, tumbándome al piso en cuanto abrí la puerta.

- ¡Yutaka! –gritó Yuu sosteniéndolo de ambos brazos.

Aquel golpe me dejo mareado por unos segundos, al observar mejor a quien me había golpeado, lo reconocí de inmediato.

Era aquel muchacho que había visto salir del apartamento de Yuu pocos días atrás, su cabellera enmarañada y un furioso semblante hacia mí.

- ¡Tranquilízate! –Yuu forcejeaba con él -¡Solo trataba de ayudarme!

Tambaleándome, me levanté del suelo, confundido por la agresiva actitud de aquel tipo.

- ¡¿Cuál es tu problema?!
- ¡Tú! –respondió aún furioso –y tus impertinencias, metiéndote en asuntos que no te incumben –dejó de forcejear con Yuu.
- Ya te lo dije, él solo…
- ¡No me interesa! –sacudió sus brazos de un tirón –no me interesa si te ayudó, tú sabes muy bien que no debes…
- Tú no eres mi dueño, diciéndome que debo y no debo hacer.
- Pero soy tu hermano.
- ¡¿Y por eso te crees con derecho a controlarme?!
- ¡No!... no, yo solo me preocupo por ti –dio un suspiro llevándose las manos a la cabeza –sabia que dejarte vivir solo era una mala idea.

Y pude ver… el temor que se apoderó de Yuu, su cuerpo temblando retrocedía con largos pasos hacia la pared, sin dejar de observar horrorizado a su hermano.

- Solo… mírate –esta vez su voz era más serena –tan demacrado, tan débil…
- Por favor –dijo Yuu evanescentemente.
- ¿Crees que no puedo notar que llevas heridas en todo el cuerpo?
- Yutaka yo no…
- ¡¿Crees que no me duele verte así?! –de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas –Yuu… me lo prometiste y no me dejas con más opciones, yo… yo ya no puedo más con esto.
- ¡No! Yutaka no hagas eso –agarró desesperadamente los brazos de su hermano –por favor no me lleves ahí, te juro que yo no lo hice, yo no lo hice… por favor –sollozaba.

Ahora, estaba completamente confundido… él era su hermano, pero más allá de la rabia que había demostrado hacia mi sin razón lógica, él estaba sumamente preocupado y pude ver el dolor que le provocaban las súplicas de Yuu.

Y más allá de todo, algo presionaba mi corazón… tal vez miedo, al escuchar como pedía que no lo llevara, algo en mí quería descontrolarse… sí, tal vez miedo.

Miedo a que se Yuu se vaya.

- Yo no lo hice, por favor tienes que creerme –insistía sin dejar de sostenerle los brazos.
- Basta.
- ¡Por favor no me lleves a ese lugar!
- ¡Ya basta! –de una fuerte bofetada lo hizo callar, pero provocó que yo reaccionara contra él.
- ¡Hey! ¡¿Qué te pasa?!

Traté de empujarlo, pero él era mucho más fuerte que yo y fue él quien me empujo contra la pared, sosteniéndome del cuello con fuerza, dio un golpe en la pared con la otra mano, cerca mi rostro.

- ¿Crees que tú puedes ayudarlo? –dijo entre dientes, furioso -¿Crees que sabes algo de él?
- Yo-no… no-no me importa, yo l-lo a-ayudaré
- ¡Pero no puedes! –apretó con más fuerza mi cuello -¡Por que él esta enfermo! ¿No comprendes? ¡Él esta enfermo! –me retorcía entre su agarre, arañando inútilmente sus brazos -¡No necesita tu ayuda, él necesita otro tipo de ayuda!
- ¡Yutaka suéltalo! –Yuu corrió hacia él, forcejando para que me soltara.

Caí al suelo, tosiendo y jadeando por aire. Yuu fue empujado torpemente y cayó al suelo también, mientras su hermano se alejaba en el pasillo, caminando a paso rápido y sollozando.

- ¿Estas bien? –preguntó Yuu ayudándome a levantarme del suelo.
- Sí, será mejor que entremos.

Cerró la puerta detrás de mí, mientras me dirigía al fregadero para calmar, con agua fría, el ardor del golpe que me había dado aquel tipo en la cara.

- Lo siento –dijo Yuu parado en el umbral de la puerta de la cocina.
- No fue tu culpa.

Quería saber… solo saber que demonios estaba pasando, todo estaba empezando cambiar… tan radicalmente, empezando con lo ocurrido con Takanori, lo cual aún me había dejado lleno de una melancolía inexplicable.
Pero lo que más me perturbaba era lo que acababa de pasar, y el miedo que aceleraba mi corazón… con tan solo la idea de que se llevarán a Yuu lejos.

- Déjame ver –se acerco a mí, rozando con sus dedos el lugar golpeado de mi rostro, su semblante serio y preocupado de cierta manera me causó gracia -¿Por qué sonríes?
- Porque te preocupas demasiado.

Pero era sorprendente… como su sola presencia parecía iluminar algo dentro de mí, un pequeño gesto y me llenaba de alegría, ¿Cómo explicar ese sentimiento que embargaba mi ser, en malos y buenos momentos?

- No me culpes por eso –sonrió suavemente.

Aferró su cuerpo al mío, en un fuerte abrazo y ocultando su rostro en mi pecho, tomo un profundo respiro y comenzó a llorar.

Él también tenía miedo.

Correspondí el abrazo, apoyando mi rostro sobre su cabeza y tratando de no llorar, sus pesados y dolorosos sollozos eran como un golpe al corazón, tan solo escucharlo así… parecía desgarrarme por dentro.

- No permitiré que te lleven a donde tú no quieras ir.
- Él nunca parará, él va a volver… él… él me llevará a ese lugar…
- No, no lo permitiré.
- ¿Cómo?
- Yo… yo buscaré un lugar…
- ¿Me dejarás solo?
- ¡No! –lo abracé con más fuerza – no te dejaré solo, buscaré un lugar para los dos, viviremos los dos, donde él no te pueda encontrar.
- ¿Hablas en serio? –levantó el rostro para mirarme, sorprendido.
- Sí, hablo en serio –limpié las lagrimas de su rostro con los dedos.

Volvió a esbozar otra sonrisa y quedamos así por un buen tiempo.

Estaba confundido, desesperado… necesitaba saber lo que estaba pasando, necesitaba saberlo… necesitaba comprenderlo, estar consiente de que algo anda mal, pero no saber que es eso que esta mal… es irritante.

- Él… él planea llevarme a… a un –suspiró pesadamente –a un centro… psiquiátrico.
- ¿Te refieres a algo así como un…?
- Manicomio.

¿Cómo era posible que quisiera llevarlo ahí? Él no estaba loco. Pero al parecer solo yo sabía cual era el problema realmente. No iba permitir que lo llevaran a lugar como ese, ahora estaba más que decidido a ayudarlo y buscar una manera… de deshacerme de su doppelgänger.

- Nadie te llevará ahí, no lo permitiré
- ¿Lo prometes?
- Lo prometo –dije sosteniendo su rostro con ambas manos –lo prometo.

Acerqué su rostro al mío y besé sus suaves labios, él me abrazó con más fuerza correspondiendo aquel beso, sentí como las lágrimas de ambos humedecían nuestras mejillas.

Sí, ambos teníamos mucho miedo.
Pero estaba dispuesto a hacer lo que sea solo por él.



La mañana siguiente… bueno, se podría decir que lo que estaba apunto de acontecer iba a ser el comienzo de un final eterno.


Antes de salir a buscar un nuevo lugar para ambos, vi que tenía un mensaje de voz en mi móvil, un mensaje del número de Takanori.
Había sido mandado la noche anterior.

Se escuchaba como su voz jadeaba de cansancio.

- Shima… -comenzó a sollozar –Shima… yo…yo fui un estúpido –el estruendo de vidrios romperse se escucho de fondo, Takanori comenzó a sollozar con desesperación –Traté de decírtelo, pero… pero no pude.

Estaba paralizado, escuchando como mi amigo era presa de desesperación, y esos horribles sonidos de fondo, como si alguien estuviera rompiendo todo a su paso y cada vez parecía acercarse más.

- Lo siento, lo siento tanto –no pude evitar lagrimear, sus sollozos eran demasiado dolorosos –cuando fuimos a ver a Akira, el día que… que creíste que yo vi al doble de Yuu… bueno sí lo vi, pero… había algo más –un fuerte sonido, como si alguien hubiera pateado una puerta hizo que Takanori gritara –Shima, tienes que creerme. Hay alguien o algo más aparte del doppelgänger de Yuu…

Y lo escuché, ese conocido gruñido, furioso y un espantoso grito de Takanori, el mensaje terminó.

Busqué desesperadamente mis llaves, todo el cuerpo me temblaba y las lágrimas de preocupación me desesperaban aun más.

- ¿Qué paso? –preguntó Yuu observándome preocupado.
- Takanori…- sequé las lagrimas de mi rostro –tenemos que ir donde Takanori, ahora –encontré las llaves y prácticamente salí corriendo de ahí.
- ¿Shima que esta pasando?
- ¡No lo sé! –él me miró asustado, ahora ya no podía contener mis lágrimas.
- Tranquilo –dijo Yuu abrazándome.
- Lo siento, pero… pero no se que está pasando, Takanori no está bien… creo… creo que.
- Esta bien, no digas nada, trata de mantenerte tranquilo –soltó su abrazo tomándome de la mano –será mejor que nos apuremos.


Traté de tranquilizarme en el camino, pero los peores pensamientos de lo que le pudo haber pasado a Takanori me estaban haciendo perder la razón, y me maldecía por haber sido tan descuidado y no haberme preocupado más por él.


Estábamos frente a la puerta del departamento de Takanori, pero él no respondía al timbre y yo comenzaba a desesperarme aun más.

- ¡Maldición! No importa, la abriré –sin pensarlo más abrí la puerta, la cual para nuestra sorpresa no estaba asegurada.

El lugar era un desastre total, cosas destrozadas en el piso, muebles tirados al suelo. Sentí como mi cuerpo entero temblaba y un nudo en mi garganta me provocaba escalofríos, no era el desorden que me preocupaba tanto… era el olor que predominaba todo alrededor…

- Shima… -dijo Yuu nervioso –huele… huele a sangre.

Era tan denso, aquel metálico olor, tan pesado que nublaba mi compostura. Exasperado comencé a buscar a Takanori por todo el departamento. Mi corazón latía tan rápido que lo podía sentir golpeando cerca mi cuello, como si cada latido resonara en mis oídos, murmurando en un inentendible compás.

Todo parecía dar vueltas y comenzaba a marearme, cerré mis ojos e inmediatamente perdí el equilibrio y caí al suelo, apoyé las manos en el suelo para no caer de cara.

- ¡Shima! –Yuu vino corriendo hacia mí -¿Estas…- me sostuvo de ambas muñecas, observándome aturdido.

En ese momento todo dejo de dar vueltas y observe la sangre que estaba en mis manos, Yuu me ayudó a levantarme del suelo y vi que había caído sobre un charco de sangre que salía de una delgada abertura de una de las puertas. Traté de abrirla pero estaba asegurada, sin pensarlo dos veces me abalancé sobre ella, golpeándola fuertemente con todo mi cuerpo.

La puerta se abrió y yo caí directamente sobre… él.


Era como… como si el tiempo se hubiera congelado… como si el mundo hubiera dejado de girar, solo por un momento… un momento casi eterno.
Ningún sonido, ni un movimiento, ni un respiro… ni un latido. Solo su cuerpo inerte, cubierto de aquel líquido escarlata, su piel tan fría como el hielo, tan pálida y sin vida. Sus ojos abiertos y fijos hacia el techo, estaban marcados por eso que lo había perseguido hasta el final… eso…

Miedo.

Había tanto miedo en la mirada sin vida de Takanori.

No pude reaccionar, no pude ni moverme… no pude ni llorar. Mis parpados comenzaron a arder, pero ni una lágrima salía de mis ojos. El nudo que tenía en la garganta, como si estuviera clavando los gritos que querían salir. Estaba paralizado.

Todo volvió a dar vueltas, meciendo el suelo de lado a otro, mis parpados se volvían más pesados a medida que mi vista comenzaba a nublarse. Todo se volvió oscuro.



Cuanto deseé que fuera un sueño, una horrible pesadilla para así poder despertar. Pero no era así, era real… realmente estaba pasando…

Había perdido a aquella persona que ni importaba que, siempre estaba ahí conmigo, siempre… en buenos y malos momentos. Había perdido a mi amigo, que no se rendía hasta hacerme sonreír y que siempre trataba de encontrar lo bueno de las cosas negativas.
Había perdido a mi hermano, que siempre escuchaba y aconsejaba sin criticar, sin regañar.

Había perdido una parte de corazón.

- Ya despertaste –Yuu estaba sosteniendo mi mano.
- ¿Qué paso?
- Estas en el hospital, te desmayaste.

Entonces lo recordé, el momento que encontré a Takanori… yaciendo en el suelo cubierto de sangre, y su mirada… esa mirada llena de miedo.

- Takanori…

Las lágrimas que estaban a punto de salir quemaban mis ojos, solo un parpadeo y salieron sin parar, deslizándose sobre mi rostro, quitándome el aire a cada sollozo.
Yuu se acercó a mí y limpió las lágrimas con sus dedos.

- ¿Qué… le pasó? –pregunté después de un rato.
- ¿No lo recuerdas? –dijo Yuu observándome sorprendido.

Suspiró pesadamente, acariciando mis cabellos con una mano y con un semblante preocupado trataba de buscar la manera en como decírmelo.

- ¿Qué paso? –volví a repetir, intrigado .
- Bueno… él… murió desangrado .
- ¿Pero cómo?
- Tú… tú lo viste, había un rasguño… profundo que recorría todo su cuello –quedé atónito –cuando lo encontramos caíste sobre él y te desmayaste. Cuando llegó la ambulancia que llamé había una chica que preguntaba por Takanori.
- ¿Una chica?
- Sí, ella vino hasta aquí dijo que te conocía, pero se tuvo que ir hace poco.
- ¿Te dijo su nombre?
- Ryuu, creo que ese era su nombre.

Me levanté de la camilla donde estaba.

- Tenemos que irnos.
- Pero…
- Estaré bien, tenemos que ir a buscarla.

Si Ryuu estaba ahí, ella sabía que algo estaba pasando con Takanori, ella sabía algo malo iba a pasar. Así que fuimos a buscarla a su casa, sin importarme que Akira y ella vean que estaba con Yuu, lo único que importaba en esos momentos era saber que le había pasado a Takanori.


Tuvimos que cruzar, de un extremo a otro de la ciudad, el único lugar que se me ocurría donde podría estar.
La encontramos saliendo de su casa.

- Que coincidencia. Yo estaba a punto de ir al hospital –dijo Ryuu al vernos .
- Necesito hablar contigo.
- Akira no está, así que mejor nos apuramos antes de que… -dirigió la vista hacia Yuu –Pasen – abrió la puerta –Yuu, ponte cómodo, no tardaremos mucho.
- Pero Ryuu…
- Vamos a hablar en privado –dijo jalándome al fondo del pasillo.

Abrió la puerta de una de las habitaciones, torpemente me empujo adentro y cerro la puerta con fuerza, apoyándose sobre ella y mirando al suelo sin decir nada. Su silencio me irritaba aún más, ella sabía algo.

- Ryuu…
- ¿Qué crees que estas haciendo? –preguntó entre dientes enfurecida y levantando la mirada -¡¿Qué crees que estas haciendo?! –vino corriendo hacia mí dispuesta a golpearme .
- ¡Ryuu cálmate! –forcejeaba con ella sosteniéndola de sus brazos.
- ¡Te lo dijimos… te lo dijimos!-poco a poco dejo forcejear –te lo advertimos… -comenzó a sollozar –pero no escuchaste… y ahora… mira lo que has provocado.
- Yo… no…
- ¡Es tu culpa! –dijo dándome una fuerte bofetada –y lo sabes, ese muchacho es aquel que tiene al doppelgänger, no lo niegues.
- No lo niego, sí es él pero no tuvo nada que ver con Taka… -otra bofetada y me empujo contra la pared .
- ¡Sí tiene que ver! ¡Takanori esta muerto! –comenzó a golpearme el pecho con sus puños, sollozando – ¡Takanori esta muerto… y es tu culpa! –dejo de golpearme, hundió el rostro en mi camisa, sosteniéndola con ambas manos –Es tu culpa –dijo entre sollozos.

Mi culpa, era mi culpa. Tal vez ella tenía razón, tal vez sí era todo culpa mía… tal vez si hubiera vuelto, tal vez si hubiera hecho algo más…
Tal vez Takanori no hubiera muerto. Y ahora sé lo que había en la mirada de Takanori antes de irme aquella noche: Miedo
Ese sentimiento tan desagradable que comenzaba a deteriorar mi cordura, aquel sentimiento que me aprisionaba, nublando mis pensamientos, desgarrando mis sentidos a cada paso que iba. Tratando de ser parte de mi vida y lo estaba logrando.

Sí, era mi culpa, por miedo a aceptar que Takanori estaba siendo preso por ese mismo sentimiento.

- Tienes razón, es mi culpa –Ryuu levantó el rostro, soltándome se secó las lagrimas frotándose los ojos –puedes culparme todo lo que tú quieras, porque es así es mi culpa –mis piernas comenzaron a temblar y las lagrimas salieron, una a otra deslizándose sobre mi rostro y caer al suelo –pero… pero no se que hacer –me desmoroné en mis sollozos, deslizándome en la pared hasta quedar en el piso y hundir el rostro entre mis rodillas –no se que pensar… todo es tan oscuro, todo es tan incoherente, tan confuso… creo… creo que… estaré a punto de perder mi cordura.
- Shima… -Ryuu se acercó a mí para abrazarme –lo siento, solo lo dije porque estaba furiosa, no es tu culpa Shima.
- Lo es Ryuu, es mi culpa… que él ya no esté…

Pasó un buen tiempo para que dejara de llorar, sequé mis lágrimas y me paré del suelo.

- No fue el doppelgänger –Ryuu me observo preocupada –Takanori dejó este mensaje anoche –dije extendiéndole mi móvil.

Mientras ella escuchaba aquel mensaje su semblante cada vez era más preocupado y confundido.

- No comprendo… -dijo al terminar.
- Por eso te digo que Yuu no tiene nada que ver en lo que paso con Taka.
- Pero… tal vez su doble confundió a Taka para que vea otra cosa –dijo en tono exasperado.
- Ryuu sabes que eso no es verdad, había algo más ahí... y fue eso lo que mató a Takanori.
- Tú no lo sabes tampoco, este tipo… este tipo de espíritus pueden engañarnos tanto como quieran.

De alguna manera, sabía que no era un engaño, que ahora no solo teníamos que lidiar con el doppelgänger de Yuu sino que también ahora teníamos que lidiar con algo más oscuro y totalmente desconocido. Tal vez fue la manera en que Ryuu evadía las cosas, lo que la delataba, pero sabía algo sobre esto.

- ¿Por qué fuiste al departamento de Taka? –le pregunté.
- ¿Estas tratando de acusarme? –evadió responderme.
- No, solo te pregunte porque fuiste ahí.
- Fui a visitarlo porque… -calló de inmediato –solo fui a visitarlo.
- Estas mintiendo Ryuu, dime la verdad.

Dio un suspiro, caminando hacia la puerta.

- Tú sabias que algo estaba pasando con él, ¿no es así? ¡Ryuu dímelo!
- ¡No puedo! –la miré atónito –y esta vez no te diré nada.
- Tengo derecho a saberlo.

Se paró frente al umbral de la puerta, apoyando la mano en la manija.

- Supongo que el lado bueno de que tu vecino haya entablado una relación contigo, es que ahora podrás saber lo que quiere su doppelgänger.
- ¡Ryuu esto no tiene relación con él!
- ¡Sí lo tiene! Y todas las respuestas a tus preguntas están ahí, frente tuyo
- ¿Qué pasa si estas equivocada? No lo expondré ante nada si no estas segura.
- No estoy equivocada Shima.
- No veo razón para invocar a su doble por esto.
- ¿No es eso lo que querías en un principio? ¿No era tu intención invocarlo para que te deje en paz?
- Es diferente…
- No es diferente Shima, ¿Qué más prueba quieres? –volvió a suspirar pesadamente -Takanori esta muerto y eso fue la cúspide de todo, tenemos que hacerlo.

Realmente odié que ella tenga razón, todo hasta ahora estaba vinculado con el doppelgänger de Yuu y era lo único que podría, de alguna manera, aclarar todo lo sucedido con Takanori.

- No lo lastimaré, si eso es lo que te preocupa. No lastimaré a Yuu.
- ¿Lo prometes?
- Trataré de hacerlo lo menos doloroso posible, ¿estas de acuerdo?
- Yo… yo…
- Shima no debes dudar en eso, ¿Estas de acuerdo sí o no?

Suspiré llevándome las manos a la cabeza, esto era verdaderamente complicado, pero no tenía otra salida.

- Esta bien, hagámoslo.

Doppelgänger (Cap.8)

Cap.8


No había necesidad de hablar, solo bastaba con mirarse el uno al otro profundamente, como si ambos pudieran leer el pensamiento del otro con tan solo mirarlo a los ojos. No, no había necesidad de hablar, no había noción del tiempo. Fue una extraña conexión, que hacia que el palpitar de sus corazones acelerase de una manera agradable; que hacía que todo el mundo desaparezca y solo quedaran ellos dos.

Él estaba maravillado, totalmente fascinado por como ese muchacho de misteriosa mirada, le había mostrado parte de su corazón, parte de lo que en realidad ocultaba esa coraza en la que se escondía. Una sonrisa verdadera y llena de cariño, una mirada resplandeciente anhelante de amor.

Pero había algo más, él lo sabia, había algo más que trataba de ocultar… tal vez con el tiempo pueda ver todo lo que es él en realidad, y solo lo iba a conseguir ganando su confianza y su cariño.

No importaba cuan pequeño hubiera sido el granito de arena que le hubiera entregado, él estaba feliz ahora. Nada importaba, solo él… solo Yuu.


- ¿Qué es lo que tratas de ocultar en tu corazón? –preguntó posando una mano sobre su pecho, en un susurro solo para él.
- No lo se… -respondió dejando de sonreír poco a poco.
- ¿Por qué no dejas que vea que hay detrás de esos misteriosos ojos? –esta vez acaricio con delicadeza su rostro.
- No lo se… -una pequeña lagrima recorrió su rostro.
- No sabes mentir –con sus dedos limpio el rastro que había dejado aquella lagrima - ¿Es tanto el dolor que tratas de ocultar?
- Sí –respondió en un susurro evanescente cerrando los ojos.
- No deberías tratar de ocultar lo que llevas dentro, a veces… a veces es bueno confiar en los demás.
- No puedo –murmuro con cierto dolor en su voz.
- Sí puedes –con ambas manos tomo su rostro, acercándolo a él –puedes confiar en mí.

Trató de encontrar algún indicio de falsedad en sus palabras. Pero no encontraba nada más que pura sinceridad. ¿Por qué se empeñaba tanto en preocuparse por él? ¿Por qué se empeñaba en descubrir lo que tantos años había sobrellevado?... ¿Por qué sentía tanto cariño por aquel muchacho de ojos tan vívidos como los rayos de sol?

Volvió a sonreírle, una sonrisa agradecida y verdadera, por alguna extraña razón sentía como si algo le llenara por dentro, algo cálido, tan agradable… algo que jamás había sentido antes, y al parecer el causante de eso era ese castaño.Tal vez después de todo sí podía confiar en él, le había hecho sentir protegido… le había hecho sentir querido.



No dejaba de mirar esos ojos, eran realmente hermosos, de un color que le hacia recuerdo a un collar de ámbar, cobrizos e intensos que le llenaban de una rara pero apacible sensación al verlos, eran como el reflejo de aquel noble corazón suyo. Sincero, puro y lleno de afecto. Era como si alguien allá arriba le hubiera mandado el ser más perfecto para protegerlo.

- Podría enamorarme de ti aquí mismo, en este preciso momento –rodeo sus brazos alrededor de su cintura –pero tengo miedo –murmuro evanescentemente.
- No tengas miedo Yuu –acariciaba su rostro con delicadeza, sorprendido por lo que decía -¿Confías en mí?... esta bien si no lo haces, pero no me iré… nunca.
- ¿Lo prometes?
- Lo prometo, siempre estaré a tu lado.


Junto sus labios en un beso, que poco a poco fue tomando un compás tenue pero cargado de gran sentimiento. Sus lenguas se rozaban entre sí en un vaivén suave, ambos degustando el embriagante sabor del otro.

No necesitaba perder su tiempo en cuestionar sus actos o sus palabras, él sabia cuan sincero era Kouyou, no necesitaba más prueba que mirar lo que expresaban sus ojos. Se separó del beso lentamente e hizo su abrazo más fuerte, observándolo a los ojos. Tan hermosos, tan vívidos.

- Sí, confió en ti –dijo en tono alegre con una sonrisa –más que en nadie.

Sonrió ampliamente, acariciando su rostro, acerco sus labios a su frente y le dio un delicado beso.

.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.

"Podría enamorarme de ti aquí mismo, en este preciso momento."

Nunca olvidare esas palabras, nunca olvidare esa mirada, nunca olvidare esa sonrisa y jamás olvidare esos labios.
Lo que sentía ese momento es algo… casi indescriptible, algo que no había sentido antes, como si en cualquier momento podría… volar.

"Sí, confió en ti."

Sabía cuan sincero era, realmente confiaba en mi y eso me hacia tremendamente feliz. No lo conocía bien, no sabia nada sobre su vida, solo había visto como era atormentado por ese ser que siempre estaba con él.

Así es, era prácticamente desconocido para mi… pero eso no importaba, yo también era un desconocido para él, sin embargo algo en mi comenzaba a crecer cada instante que pasaba a su lado, a parte de la intriga y el deseo de protegerlo. Comenzaba a quererlo, un cariño que jamás sentí por nadie, una extraña conexión… podía sentirla con tan solo mirarlo a los ojos.

Podría enamorarme de él.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - -


Paró de hablar, su semblante serio cambio por uno reflejante de cierto amartelo, esbozando una leve sonrisa.

- ¿Se enamoró de él? –pregunto algo curioso.
- Completamente –respondió el muchacho levantando la vista hacia aquel hombre.
- Ya veo, decidió seguir a su corazón.
- Era inevitable, aunque él pocas veces dejaba ver ese lado suyo, ese lado que solo yo llegue a conocer.
- ¿Qué paso con su doble?
- ¡Oh bueno!, aun queda mucho antes de terminar, las cosas recién iban a ponerse realmente complicadas –dijo volviendo a cambiar de semblante y desviando la vista, esta vez reflejaba algo de tristeza.

El hombre cambio de posición sobre su butaca, acomodando sus piernas y observando su reloj. Once de la noche. Dio un evanescente suspiro, las horas parecían pasar a un compás tan lento, como si estuvieran dándole al muchacho el tiempo suficiente, él sabia que era la única vez que vería a ese castaño, pero a medida que avanzaba en su historia, no podía evitar sentir escalofríos y como envolvían su cuerpo.

Tenía un mal presentimiento.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -


La mañana siguiente, al despertar, me encontré con su plácido rostro, durmiendo tan apaciblemente, era realmente hermoso, su piel tan sedosa y delicada al igual que sus labios. No quería despertarlo, me quede observándolo por largo tiempo. Memorizando cada pequeño detalle de su rostro, plasmándolo en mi memoria, no quería despertarlo.

Me levante de la cama sigilosamente, de la ventana de la habitación se mostraba un gran manto blanco de nieve que cubría la ciudad, pero eso no pararía el ajetreo del día, las calles ya habían sido limpiadas, aun así todo se veía encantador y me quede observando por la ventana, y en lo único que podía pensar era en lo que había pasado la noche anterior, al principio no podía creerlo… era demasiado extraño y bueno para ser verdad, pero él estaba ahí… ahí conmigo, durmiendo como un bebé.


¿Qué iba a pasar ahora? ¿Podría al fin saber el significado de todo lo que había estado pasando?... ¿Podría al fin descubrir el gran misterio que él trataba de ocultar?

Comprendí que las cosas no iban a ser tan fáciles, la realidad estaba volviendo y la realidad era incierta, no sabia que hacer ni que pensar, lo había atraído más hacia mí sin importarme lo que Akira habí dicho.

"Porque… terminarías lastimado… tú y todos alrededor tuyo."

¿Realmente hablaba en serio? Me parecía imposible que alguien como Yuu lastimaría a alguien, era él la victima y yo estaba dispuesto a ayudarle.


Antes de dirigirme al trabajo, deje una nota sobre la mesilla de noche para Yuu, indicándole donde encontrar comida y que podía quedarse ahí el tiempo que él quisiera. No pude despertarlo, me era imposible interrumpir aquel sueño.

Pero algo paso justo antes de salir del apartamento, algo que jamás olvidare… algo tan perturbador que jamás se borro de mis recuerdos, aun lo recuerdo, tan claro como lo vi ese día.

Justo antes de abrir la puerta, escuche un leve y casi evanescente sollozar, en ese instante un escalofrió impidió que reaccionara, erizando mis poros. Lo volví a escuchar, parecía provenir de la cocina, no reaccione y el sollozo se volvió un poco más audible.


Mi corazón empezó a palpitar, parecía un compás acelerado pero pesado al mismo tiempo, con las piernas temblorosas me dirigí a la cocina y empuje lentamente la puerta.

Estaba sentado en el suelo, en medio de la cocina, con el rostro escondido entre sus rodillas y sus brazos abrazando sus piernas, lo reconocí al instante. Era Takanori.

- ¿Taka? –me acerque a él, poniéndome de cuclillas -¿Hace cuanto que estas aquí?

No respondía, seguía sollozando, ocultado su rostro en sus rodillas, su cuerpo temblaba un poco, estaba comenzando a preocuparme. Supuse que entro con la copia de llaves que él tiene, pero… ¿Por qué estaba así?

- Taka dime que pasa, por favor –sobe uno de sus hombros.

Lentamente levanto el rostro, estaba realmente cansado, sus ojeras notablemente marcadas, sus ojos rojos y algo hinchados, como si hubiera llorado por horas. Nunca lo había visto así de mal… trate de mantener mi compostura y no desmoronarme, era abrumador verlo así y más aun no saber que estaba pasando, era más que obvio que había pasado algo terrible.

- Shima…- su voz parecía quebrarse con el aire.

Empezó a sollozar fuertemente, lanzándose en mis brazos. Ahora estaba más que preocupado, algo andaba mal, realmente mal y me partía el corazón a cada segundo que pasaba. Paso un largo tiempo para que todo quedara en silencio, aun seguía abrazándolo, conteniendo las lagrimas con todo el esfuerzo que pude.

- Taka si no me dices ahora mismo que esta pasando, juro que colapsaré.

Se separo del abrazo, y levanto la vista hacia mí… esbozando una leve, dolorosa sonrisa. Sentí como si en cualquier momento él iba desaparecer, como si en cualquier momento se iría… lejos… muy lejos.


Levanto lentamente una mano y acaricio mi rostro, deslizando su palma. Su tacto era tan frío, su piel tan pálida.

El teléfono comenzó a sonar, dio un pequeño salto de susto.

- Voy a contestar –dije caminando hacia el teléfono que no estaba lejos de la cocina, observándolo de reojo.

Trataba de no quitar mi vista de él, pero al levantar el teléfono para contestar, desvié la mirada, completamente petrificado por la voz que acababa de oír.

- ¡Hey Shima!

Era Takanori… desde el teléfono, no podía comprenderlo, ¡era imposible! Pero esa era su voz, corrí hacia la cocina… él ya no estaba ahí.

Mi cuerpo comenzaba a temblar sin control, el palpitar de mi corazón aumentaba de velocidad. Escuche la voz enojada de Taka desde el teléfono.

- Hola Taka, lo siento… no podía escuchar.
- Pues arregla ese teléfono… ¿Eh? ¿Shima estas bien?
- ¿Sí por-por q-que?
- Te escucho algo raro… bueno solo llamé para decir algo rápido.
- Dime.
- ¿Tienes tiempo después del trabajo?... necesito hablar contigo –su voz cambio de tono a uno algo preocupado.
- Em… sí, claro.
- ¿Te parece si nos encontramos afuera de mi apartamento… a eso de las ocho?
- Esta bien, estaré ahí.
- ¡Gracias!...eh… bueno Shima, nos vemos, un cliente acaba de llegar.
- Ok, nos vemos.

Seguía con el teléfono en mi mano, apoyado en mi oreja… escuchando el pitido de este. ¿Qué acababa de pasar? ¡¿Qué diablos había sido eso?!

No pude concentrarme en el trabajo, esperaba impaciente la hora de irme. Mis piernas no habían dejado de temblar, mi corazón no dejaba de palpitar con cierto ritmo molestoso, un nudo en mi estomago me hizo sentir ansiedad y estaba siendo carcomido por los nervios, no podía pensar claramente. ¿Lo que vi fue imaginación mía?... pero era tan real, ¡yo lo vi! ¡Yo lo sentí!... estaba ahí, tan palpable como algo real. Era todo tan confuso… tan irritante, tan abrumador.

Apenas el reloj marco el final de mi turno, prácticamente volé hacia donde íbamos a encontrarnos. No podía evitar sentir esa ansiedad, esos nervios que nublaban mi mente, algo malo había pasado… era un presentimiento, algo malo…

Al llegar, él ya estaba ahí, parado en el umbral de la puerta principal del edificio donde vivía.

- Taka…- él levanto la vista.
- Shima.

Sonrió… una sonrisa falsa, sus ojos… expresaban tanta tristeza, tanta serenidad y él no podía ocultarlo, estaba triste… estaba mal y yo sentí como mi corazón se hacia añicos.

- ¿Qué paso? ¿Algo anda mal? ¿Estas bien Taka? –pregunte desesperado .
- Hey tranquilo, no paso nada malo .
- ¿En serio? Taka no me mientas…
- Shima, solo quería hablar –dijo en tono sereno –nada más…
- Oh, bueno… dime.
- Aquí no, vamos a otro lugar.

El frio era casi insoportable, ya era de noche y estaba comenzando a caer levemente delicados copos de nieve. Aun sentía ese nudo en el estomago que me decía que algo no andaba bien, ambos nos mantuvimos callados mientras caminábamos en las frías calles cubiertas de nieve.
Y él mantenía la vista fija al frente, su semblante parecía no tener expresión alguna… como si no estuviera en si, como si estuviera inerte en sus pensamientos.

Después de poco tiempo de haber caminado, nos encontrábamos en un pequeño parque, el cual se me hacia muy familiar…

.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.

El sol brillaba sutilmente, la hora crepuscular ya había comenzado, sus rayos se reflejaban casi naranjas sobre las nubes, lentamente ocultándose en el azul horizonte.

El aroma de las flores primaverales era dulce y exquisito, él adoraba ese aroma, podía pasar horas y horas memorizando el característico aroma de cada flor, no le gustaba arrancar los pétalos, era impensable para él, los pétalos son lo que le dan más vida a una flor.

Siempre iba a ese parque, era pequeño y simple, pero lo que más adoraba de él, era la diversidad de flores que había, podría pasar el día entero ahí.

Entre aquellas flores, encontró una… la única que se ocultaba detrás de todas esas flores, sus pétalos no eran muy grandes pero tenían una forma extraña, semejante a un corazón, tenían un color violeta, realmente hermoso e intenso, se acerco a ella… tenia un aroma realmente agradable, muy diferente a las otras flores.

Perdió su concentración al escuchar un sollozo, busco con la vista de donde provenía y a lo lejos diviso a alguien oculto entre unos arbustos, se acerco a él.Era un niño, sentado sobre la tierra, abrazado de sus piernas y escondiendo el rostro entre ellas. Se acerco más a él y se puso de cuclillas frente él.

- ¿Por qué lloras? –pregunto con voz chillona, ladeando la cabeza.

El niño froto sus ojos con ambas manos, levanto la vista hacia el otro niño.Sus ojos estaban rojos de tanto llorar, su rostro sucio y con una raspadura sobre una de sus mejillas.

- Me caí –dijo abrazando otra vez sus piernas.
- ¿Te lastimaste mucho?

Su rostro se arrugo para volver a llorar, asintió con la cabeza y le mostro las raspaduras de sus brazos y algunas otras en sus rodillas.

- ¡No encuentro a mi mami! –grito entre sus sollozos- y-y-y me caí… du-due-le mu-mu-cho.
- Yo te ayudo a buscar a tu mami –dijo extendiéndole una mano.

Volvió a frotarse los ojos con ambas manos, observándolo con sorpresa, y dudoso le extendió una mano, aquel niño la tomo con una gran sonrisa, ayudándole a ponerse de pie.

- Me llamo Kouyou –le dijo sin dejar de sonreír.
- Yo… soy Takanori.
- Bien Takanori, deja de llorar como niña –dijo secándole las ultimas lagrimas de su rostro- y vamos a buscar a tu mami .
- ¡No lloro como niña!- sus mejillas se sonrojaron .


Encontraron a la madre de Takanori, leyendo un libro en una de las bancas al otro lado del parque. Ambos niños se despidieron, Takanori se sentía curioso por aquel niño de una sonrisa que parecía hacer que las cosas brillen más.

Fue ese día que ambos se conocieron, y volvieron a encontrarse seguido en aquel lugar. No tardaron en formar una amistad. Con el tiempo ambos se volvieron grandes amigos y confidentes del otro. Takanori podría haber sido tímido al principio, pero en realidad era una persona de grandes virtudes y talentos, siempre preocupándose por los demás, siempre tan sencillo y noble.

Un amigo incondicional, alguien en quien Kouyou podía confiar, alguien en quien podía contar en cualquier situación, alguien sincero… un ser querido, una parte suya, una gran parte de su corazón.

.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.

Ambos nos sentamos en una de las bancas, nos mantuvimos en silencio por un buen rato. Hasta que Taka dio un leve suspiro.

- ¿Recuerdas, Shima? –dijo observándolo con una leve sonrisa.
- Sí, ¿Cómo podría olvidar? Fue aquí donde te conocí, te encontré llorando como una niñita –dije en tono burlón, ambos comenzamos a reír.
- Eran buenos tiempos –dijo en tono nostálgico, elevando la vista al cielo.

Ya estaba demasiado preocupado por él, al parecer tenia que ser yo quien le saque las palabras, o explotaría en palabras incoherentes.

- ¿De que quieres hablar Taka? Se que algo no anda bien, lo puedo notar a kilómetros .

Por alguna razón, no me atrevía a contarle lo que vi en la mañana, tal vez si fue solo imaginación mía… y no quería preocuparlo más con mis tontos problemas.

- A decir verdad Shima, no lo se… solo… solo sentía la necesidad de hablar
- ¿Sobre que?
- No lo se, cualquier cosa… como por ejemplo, de esas flores violetas que tanto te gustaban, las que encontraste aquí, ¿recuerdas?
- Las flores de solano… sí, las recuerdo.
- Con el tiempo esa única flor se volvió en todo un enorme arbusto de flores violetas.

El frio iba aumentando cada vez más, pero valió la pena pasar ese frío, después de casi diez minutos de hablar de nuestra infancia, logre hacerle reír. Aunque él estaba actuando de manera extraña, como si tratara de aferrarse desesperadamente a los recuerdos del pasado, pero no mostraba indicios de hablar del por qué de su comportamiento.

- Taka me estoy helando, vamos a otro lugar.

Fuimos a una cafetería cerca de aquel lugar, el ambiente era más relajado y tibio.

- ¡No lo puedo creer!, Ryuu nunca había hecho algo así por mi –dijo Taka en tono más animado que antes.
- Pues… supongo que le caí bien.
- Recuerdo que Akira me dio algo similar…- sonrió de lado- pero tú sabes lo descuidado que soy y creo que lo perdí… y ¿Dónde esta ese collar?
- Lo guarde, me lo saque.
- ¿Eh? ¿Por qué?

Oh bueno, llegamos a esa parte… sin querer tal vez. Pero ahora me sentía más tranquilo por Takanori, no se que le había pasado, hace poco había estado… prácticamente desconectado del mundo y ahora estaba de lo más normal, curioso y burlón como siempre. Algo estaba pasando aquí, pero no sabía que era.

- ¡Mentira! –dijo sonriendo.
- Baja la voz Taka y no es mentira, es la verdad.
- Entonces… ¿Yuu vivirá contigo?- pregunto curioso con ojos grandes.
- ¡No!... no, es solo… solo le dije que se quede el tiempo que quiere… bueno ni siquiera se lo dije, solo deje una nota y… y tal vez… no-no la leyó.
- Claro –dijo observándome de manera acusadora.


¿Alguna vez sentiste que algo no anda bien, o mejor dicho, sabes que algo no anda bien pero sin embargo no te atreves a indagar el por qué no anda bien? Yo sabia que algo andaba mal con Takanori, algo dentro de mí me lo gritaba a los oídos, provocaba que mi corazón palpite con tanta fuerza y sienta ese nudo en el estomago, pero no me atreví a presionarlo, solo trate de conformarme con su simple respuesta “No lo se”

Que gran error.

- Nos vemos Taka- dije despidiéndome de él.
- Cuídate mucho Shima –algo en su tono de voz hizo que mi cuerpo se paralizara –No te preocupes, todo saldrá bien en cuanto a Yuu. No te preocupes por mí tampoco, solo estoy cansado, estaré bien –sentí como algo presionaba mi corazón- Adiós amigo –se fue.

Había algo en ese tono que había usado, no pude articular ni una palabra, me quede petrificado, aun después de verlo marchar.




Proteger a tus seres queridos, ¿verdad? Siempre lo había dicho, que iba a proteger a los que eran parte de mi corazón, parte de mi vida. Protegerlos a toda costa.

Pero yo había fallado en proteger al ser más importante de mi vida, mi mejor amigo, mi compañero incondicional… mi hermano.




Esa fue la última vez que vi a Takanori con vida.

Doppelgänger (Cap.7)

Cap.7

Invierno… esa estación tan fría, la más fría del año. Ya había llegado, las semanas habían pasado tan rápido, dentro de poco empezaría a nevar. Lo que trajo ese invierno, no sabría como describirlo exactamente, pero jamás lo olvidare, los extraños sucesos que pase ese invierno, marcaron mi vida por completo.Varias semanas no lo vi, varias semanas tratando de espiar, pero no pude, varias semanas con un solo pensamiento, revoloteando en mi cabeza, solo él… solo él.

- ¡Uy! ¡Que frio hace!- dijo Ryuu tiritando de frio.
- Ya Ryuu toma tu café, esta calientito.
- ¡Te equivocas! No esta calientito, ¡Está súper caliente!
- Sóplalo- dije tomando un sorbo de mi taza.
- Buena idea- empezó a soplar fuertemente el café de su taza- sigue caliente.
- Sí que eres impaciente- saco su lengua, como una niña chiquita haciendo gestos raros, ambos empezamos a reír.
- Este lugar es bonito, ¿Vienes aquí seguido?
- Sí, muy seguido.
- Fue aquí donde viste a…
- Sí-respondí inmediatamente.
- Ah- suspiro- entonces, dime Shima ¿Por que querías hablar a solas conmigo?- pregunto algo seria.

Desde la primera vez que los vi, algo me había estado intrigando cada día, más y más. No podía quedarme sentado de brazos cruzados y ver como evadían tocar el tema. Entre los dos, Ryuu siempre fue la más flexible, la más infantil, pero era la más comprensiva.

- Se que tú no eres buena mintiendo Ryuu, tampoco lo es Akira. Pero él es demasiado terco y se que se negara por más que insista.
- ¿De que hablas?
- Bueno… todo este tiempo ustedes dos han estado buscando alternativas para invocar al doppelgänger… pero todos sabemos que no son certeros al cien por ciento- desvió la vista a un lado- solo hay dos métodos, ¿Verdad?- levanto la vista asombrada.
- ¡Maldición! ¿Realmente somos tan pésimos actores?
- Jajaja, lamento decirte que sí.
- Bueno supongo que no tiene caso ocultarte nada- dio un suspiro- Hasta ahora… solo conocemos dos métodos… certeros.
- El primero es usar la sangre del doble vivo, ese es un método casi imposible de realizarlo.
- En especial cuando se necesita mucha sangre… Mmm… ¡podrías tratar de hablar con él y pedirle su sangre!- dijo con una sonrisa en tono infantil.
- Sí claro.
- Es solo una sugerencia.
- No evadas el tema Ryuu, ¿Cuál es el otro método?
- Es… es solo que… es demasiado peligroso Shima, ya no insistas, seguiremos buscando más…
- ¡No Ryuu!, ya no puedo esperar más.
- Con más razón no te lo diré, no puedes ser tan precipitado en tus acciones.
- Solo dime que es, y si es realmente peligroso, buscaremos otras opciones.
- Akira se enfadaría tremendamente conmigo si te lo digo, no puedo hacerlo.
- Por favor- dije con cierto tono desesperado.
- Solo con una condición- dijo algo irritada.
- ¡Está bien!
- Debes prometerme que no le dirás a nadie, y que no te aferraras a hacer este método.
- Lo prometo.
- ¡Lo digo en serio Shima!
- Ryuu, te lo prometo, no diré nada a nadie y tampoco te presionare con esto, solo necesito saber que es.
- Ay- suspiro cansada- este método… es demasiado peligroso, solo lo intentamos hacer una vez con Akira… fue horrible
- ¿Qué paso?
- Este método es algo que… solo yo puedo hacer… por mi habilidad. No solo puedo ver cualquier clase de entidad del más allá…
- ¿Entonces? – estaba algo desesperado.
- Las personas vivas… todas tienen alma… y yo…- se mordió los labios, desviando la vista al suelo.
- Esa broma que hiciste el día que nos conocimos, de que podrías arrancar mi alma… no era solo un chiste, ¿Verdad?
- No, es verdad… puedo ver la esencia de las personas, su alma y su aura. Su aura es como… como una luz que recubre todo el cuerpo, cada persona tiene un color diferente… el alma… es difícil describirla… pero la puedo ver, se que es ella. Tiene una presencia muy diferente a todo lo demás. Pero es muy difícil para mi tocarla, esta muy dentro tuyo.
- Pero si lograste hacerlo.
- Sí, años atrás. Toque el alma de Akira y la saque de su cuerpo. ¡Habíamos estado tratando de invocar a un espíritu, éramos tan jóvenes e ingenuos! ¡En nuestro empeño en invocarlo experimentamos cosas estúpidas!
- ¡Hey! No es estúpido, es algo…
- ¿Por que crees que solo lo hice una vez?... ¡fue horrible! Akira paso al más allá, su cuerpo empezaba a perder vida por cada segundo que su alma seguía ahí- dijo con cierto tono de dolor- jamás me había sentido tan inútil y desesperada, trate de invocarlo tantas veces, pero no logre nada. Fue hasta el ultimo momento que… que se me ocurrió usar su sangre, de ese modo descubrimos uno de los métodos más certeros, logre traerlo de vuelta. Me dijo que había visto cualquier clase de entidades, cosas horribles, había encontrado al espíritu que tanto habíamos buscado, pero este no le dejo volver – se quedo en silencio por un momento, con la vista sobre su taza –Estuvo a punto de morir, Shima… es por eso- levanto la vista hacia mí, con expresión suplicante –que este método es muy peligroso, y no debes insistir porque no lo volveré a hacer.
- Te lo prometí, ¡no es verdad? No te preocupes Ryuu, tampoco soy un inconsciente.
- Buscaremos más opciones, solo debes tener paciencia.

Me observo por largo tiempo, sin quitar esa sonrisa que la hacia lucir tan infantil. Ya estaba acostumbrado a eso, siempre sonriendo, siempre tan feliz, siempre tratando de animar a los demás.

- ¡Hey! ¿Y que tal van las cosas?-pregunto en tono alegre –Te ha servido el talismán que te di, ¿Verdad?
- Ah…- palpé con una mano mi cuello y tome el collar, observándolo detenidamente –Sí.
- ¡Eso me alegra!- dijo sonriendo ampliamente.
- No sabes cuan agradecido estoy, realmente ha servido.
- Lo se- dijo infantilmente –solo asegúrate de siempre llevarlo puesto.
- Seguro.

De hecho, no me lo quitaba ni para dormir, a veces ni me daba cuenta de que lo tenia puesto. Pero había momentos en que lo sostenía por un largo tiempo, observando cada detalle, pensando… en como algo tan simple, tenia algo tan poderoso por dentro. Había momentos en que sentía tanto deseo de quitármelo, tal vez era eso lo que me estaba alejando de tratar de acercarme más a Yuu, pero no tenia el valor suficiente para quitármelo.

Mi vida dio otro vuelco totalmente inesperado esa semana.
Pero definitivamente, las cosas iban a cambiar.Para siempre.

Estaba saliendo de mi apartamento, para dirigirme a trabajar. El chirrido de una puerta de aquel pasillo, me llamo la atención, voltee la mirada inmediatamente. Era del apartamento de Yuu, me quede parado frente a mi puerta, con una mano en la manija y otra con las llaves.

Un muchacho de cabellera desordenada y castaña, salía de su apartamento a paso desganado.

- Promete que sí iras a verla- dijo dando suspiro –se que no quieres, pero es tu hermana y debes ir a verla… ¿Huh? ¿Me estas escuchando? –de repente movió la cabeza hacia mi dirección, antes de que pudiera ver su rostro, las llaves que sostenía se resbalaron , me agache evitando mirarlo y tomar las llaves para cerrar la puerta –bueno, ahora solo… trata de descansar, te llamare después. Nos vemos- se dirigió hacia el elevador.


Escuche como cerraba lentamente su puerta, sentía como sus ojos me observaban, sentí esa rara sensación que tienes detrás la cabeza cuando alguien te observa, como si estuviera tan cerca mío que rozaba mi espalda.Las puertas del elevador se abrieron, sin quitar la vista del suelo, corrí hacia el elevador detrás de aquel muchacho.

No podía evitar observarlo de reojo, era algo extraño. Su semblante se mostraba tan cansado, realmente exhausto, con ojeras remarcadas y los parpados pesados, la cabellera despeinada que caía en mechones ondulados hasta el cuello. Su serio rostro lo hacia lucir descontento, como si estuviera hastiado del mundo. ¿Quién era él?

El pitido del elevador sonó y las puertas se abrieron, él salió a paso rápido sosteniendo un móvil contra su oído, salí detrás de él manteniendo distancia suficiente para poder escuchar lo que decía por el móvil.

- Estaré ahí pronto, ¿ok? Sí, estuve con él –dio un suspiro –No esta bien, algo anda mal con él otra vez, pero te digo que esta vez es peor, jamás lo había visto en tal estado –se llevo los cabellos hacia atrás con una mano dando otro suspiro cansado –tenemos que hacer algo antes de que… -paro en seco, levantando la vista sobre su hombro, me había descubierto.
Solo pude limitarme a caminar con la vista pegada en el suelo, pase por su lado, casi rozándolo con el brazo, sentí como una leve corriente recorría todo mi cuerpo, realmente había algo raro con este tipo.

Pero lo que más me intrigaba ahora, era lo que había escuchado. Algo malo había pasado con Yuu y por alguna razón, sentía como mi corazón palpitaba más fuerte que antes, sentía como un nudo en mi estomago me daba nauseas, los nervios y la preocupación me estaba carcomiendo por dentro.

De pronto, me entro una necesidad tremenda, que no me dejaba pensar claramente, de quitarme el talismán.Ese peculiar regalo de Ryuu, que me había protegido y devuelto la tranquilidad en mi vida, lo estaba empezando a odiar. Pensé que tal vez eso era lo que me había estado impidiendo de acercarme a Yuu, y ahora que me entero que estaba realmente mal, quería quitármelo. Jamás había sentido tantas ansias antes, lo sostenía entre mis dedos, observándolo con odio y desprecio, sin embargo una parte mía no quería quitárselo, tenia miedo de lo que pudiera pasar.

Fue entonces que me di cuenta, de lo mucho que me importaba Yuu, aun sin siquiera conocerlo bien. Mis pensamientos eran invadidos por el gran misterio que escondían esos ojos, la fría imagen de su rostro adornado por esa mirada llena de ocultos sentimientos, en mi corazón fui sintiendo poco a poco como una extraña presión parecía encogerlo.

- Takashima-san –la voz de mi compañera de trabajo me saco de mis pensamientos – ¿Ya terminaste de revisar el inventario?
- ¿Ah?... eh ya casi…
- Revísalo bien, ¿Eeh? Estas como en la luna –dio una pequeña risa –nos vemos mañana.
- Sí, adiós.

Había estado tan envuelto en mis revueltos pensamientos, que no me di cuenta de la hora. Apure en hacer mi trabajo y salí de ahí, como de costumbre empecé a caminar entre el frio de la noche y la gran multitud de las calles.

Pero esta vez me salí de mi usual ruta, camine sin sentido alguno, a donde mis pies me llevaban, adentrándome entre las calles iluminadas con esos enormes letreros de neón, la multitud siguiendo su paso sin parar. Seguía caminando… solo caminando, sin rumbo alguno, observando al vacio, con la gran intriga, la gran angustia y la gran necesidad de quitarme el collar que llevaba siempre puesto.

Las calles fueron perdiendo el ajetreo de la noche, me encontraba ahora en las calles vacías y estrechas rodeadas de grandes casas. Se me hacia familiar ese lugar, camine un poco más y mis pies se detuvieron en una esquina, junto a un poste, entonces lo recordé. Era ese lugar donde me había sentido presa de una caza sin fin, escapando… escapando de aquello que me perseguía, de aquello me observaba a todos lados, aquella noche que sentí el verdadero pánico, aquella noche que trate de escapar con todas mis fuerzas y al final trato de matarme en la bañera.

Al parecer mis pies me traían de vuelta a esas vacías calles, iluminadas solamente por las tenues luces de los postes y algunas casas. Que ironía, que ese fuera el lugar donde decidí deshacerme del talismán.

- Lo siento Ryuu- murmure tomando la cadena del collar con ambas manos, lo pase por encima de la cabeza y ya estaba fuera.

Fue extraño como en ese preciso momento, comenzó a nevar, una fría ventisca pareció resoplar alrededor, un frio casi insoportable invadió el aire, levante la vista hacia la luz del poste, pude distinguir los delicados copos de nieve caer en dirección al la que el viento soplaba, los sentí caer sobre mi rostro, se sentía tan agradable. Sí, extrañamente me sentía bien.
Guarde el collar en uno de los bolsillos de mi chaqueta, aunque tuve muchas ganas de tirarlo al suelo, decidí guardarlo por esa vez.

El viento comenzaba a soplar con mayor desespero cada vez, camine hasta la estación del metro, sentía como mis piernas y brazos se iban entumeciendo por el frio. Me dirigí a mi apartamento, aun no pasaba nada extraño. Hasta que entre al elevador, las puertas se cerraron levemente y comenzó a subir, mantenía la vista hacia la puerta, las luces comenzaron a titilar. Sentí de nuevo esos escalofríos que tanto odiaba, el elevador comenzó a perder su velocidad a medida que las luces perdían su nitidez, solo deseaba llegar de una buena vez. Esas paredes metálicas parecían encerrarme cada vez más, me sentía algo claustrofóbico ahí, mordí mis labios en desesperación. Solo faltaba un piso más, pero cuando al fin llego a mi piso y antes de que de un suspiro de alivio, las puertas no se abrieron, ni siquiera hubo ese pitido para que se abran, en vez las luces se apagaron completamente, estaba encerrado en aquel elevador, no podía distinguir casi nada, todo era tan oscuro. Comencé a pulsar todos los botones con ambas manos, de repente me detuve en seco al sentir algo rozar conmigo por atrás, mi corazón empezó a palpitar fuertemente, se hizo un nudo en mi garganta al sentir como una fría sensación hacia presión en mis hombros, quede paralizado con un brazo todavía extendido hacia el tablero de los botones.Hizo más presión sobre mis hombros y empezó a recorrer el brazo extendido, luego hizo una presión realmente fuerte sobre mano, sentí como su me clavara las uñas sobre ella y abriera la piel, pero no salía ningún sonido de mi garganta solo las lagrimas salían por el dolor.

Sentí tanto miedo, como antes, ese miedo que invadía cada pulgada de mi ser, estaba comenzando a arrepentirme de haberme quitado el collar. Pero recordé la razón por la que lo hice, Yuu.

No iba dejar que me haga su presa esta vez, y de alguna manera pude tomar el coraje suficiente y comenzar a gritar. Un grito envuelto de rabia, lancé mis brazos hacia la puerta y comencé a golpearla, esta no se tardo en abrir y caí directo al suelo, las luces volvieron a encenderse. Me arrastre hacia afuera del elevador, cuando lleve la vista del vuelta a este, las puertas ya se estaban cerrando, pocos segundos… pude distinguir una sombra al fondo del elevador, las puertas se cerraron completamente.

Esa sensación, la volvía sentir, mi corazón palpitaba con tal fuerza que hasta me parecía escucharlo, el nudo que se formaba en mi garganta y mi estomago, los escalofríos que recorrían mi cuerpo como miles de agujas rasgando mi piel.

Me levante del suelo, con las piernas temblando sin parar, observe mi mano… tenia unos profundos cortes, como si hubieran clavado uñas largas y filosas dentro mi piel, sangraban sin parar. Apenas di un paso hacia el pasillo, divise la puerta del apartamento de Yuu abierta.

Mi corazón comenzó a palpitar con más fuerza aun, al principio dude en acercarme, pero otra vez estaba siendo guiado por mis pies, caminaba a paso lento e inseguro hacia su puerta, tratando de no hacer ruido alguno, hasta mi respiración se hizo inaudible.

Ya me encontraba frente a esa puerta, clavado en el umbral con una extraña sensación en las piernas y en el estomago, me odie a mi mismo por no saber que hacer, si entrar o no. Una parte mía no quería pero otra parte me imploraba por entrar.

Fue hasta que escuche un fuerte golpe proveniente de su apartamento, inmediatamente empuje la puerta entreabierta y a pasos cortos y lentos comencé a revisar el apartamento.El volver ahí, me hizo recordar cuando lo encontré a él tirado en el baño, mordí mis labios en tanta angustia.

Después de haber recorrido casi todo el apartamento, lo encontré. Debajo su cama pude distinguir su cuerpo desparramado ahí, lo jale de uno de sus brazos con las débiles fuerzas que tenia a causa del temblor de todo mi cuerpo.

No pude evitar contener las lagrimas que salían desesperadas mis ojos, estaba en tan mal estado. Su rostro estaba cubierto por moretones y algunas cortaduras, pero su cuerpo… estaba tan delgado, más delgado que antes.

- ¡Yuu! ¡Despierta!

Me puse de cuclillas frente a él, trate de despertarlo, pero estaba totalmente inconsciente. Estaba ardiendo en fiebre, al tratar de levantarlo del suelo, observe la gran mancha de sangre fresca en el piso. La desesperación me invadió al ver su camisa rasgada por la espalda y unos largos y profundos cortes que no paraban de sangrar. Levante su delgado y herido cuerpo del suelo, aun con lagrimas que no paraban de salir, sentí esa presión que parecía encoger mi corazón cada vez más y más, me sentía culpable.

Tal vez lo primero que hubiera hecho, hubiera sido llevarlo a un hospital, pero no lo hice. Solo lo saque de aquel apartamento e inconscientemente lo lleve a mi apartamento.

Su cuerpo estaba tan delgado que parecía no pesar casi nada, la sangre incesante parecía nunca parar, la fiebre estaba haciendo que su cuerpo empiece a sudar. A paso torpe, lo metí en la bañera y abrí el paso de agua fría, mientras aun sostenía su inconsciente cuerpo, lavaba la sangre, apenas le saque su camisa y comencé a lavar su espalda. Se veía tan débil, tan indefenso… tan frágil, tenia miedo de lastimarlo con mis torpes movimientos.

Lleve un buen tiempo sosteniéndolo en la tina, no quería soltarle, lo aferre más a mi cuerpo abrazándolo, sollozando. Sentía que todo eso era mi culpa, si no fuera porque yo no me pare ahí como idiota tal vez lo hubiera salvado, o tal vez si en primer lugar yo no hubiera sido tan cobarde y tratar de seguir la advertencia de Akira, él no estaría en tal estado.

- Lo siento…- dije entre sollozos sin dejar de abrazarlo –lo siento tanto.

Sentí un leve movimiento por parte suyo, mi corazón volvió a palpitar fuertemente y solté el abrazo.

- Tengo frio…- dijo en un murmullo evanescente, abriendo los ojos.

Había sido tan descuidado, su cuerpo temblaba por el frio que le causaba el agua, mi cuerpo también estaba algo tembloroso por el frio. Lo volví a tomar en mis brazos y lo lleve a mi habitación, busque desesperadamente ropa seca de mi armario, me sentía tan nervioso que no había pronunciado ni una sola palabra.

Antes de que le entregue la ropa, observe las heridas de su espalda, ya habían parado de sangrar, pero podía notar que eran tan profundas que no iban a cicatrizar bien sin puntadas, fui a buscar en mi botiquín lo necesario para curar sus heridas.

Estaba sentado sobre la cama, observando al vacio y abrazando sus piernas, me acerque a él… aun seguía nervioso y a pesar del frio que sentía en todo mi cuerpo, sentí como mis mejillas comenzaban a calentarse rápidamente.Me senté a un borde de la cama, detrás de él.

- Dolerá un poco- dije tratando de sonar lo más calmado posible.

Desinfecte las heridas con antiséptico. Su cuerpo se estremeció y dio un pequeño gemido de dolor cuando introduje la gruesa aguja sobre una de sus heridas, pare en seco y mis manos comenzaron a temblar.

- No te preocupes –dijo en voz débil –sigue.

Trague saliva que paso por un gran nudo en mi garganta, comencé a deslizar la aguja mientras pasaba el hilo y poco a poco iba haciendo las puntadas sobre sus heridas. Trate de calmar el temblor de mis manos, pero era imposible, seguí con mi trabajo lentamente hasta terminar.

Tome una remera que había sacado para él, y la deslice sobre su cabeza, sintiendo como mis mejillas ardían en fuego. Tome un suéter y se lo entregue junto con pantalones para dormir. Fui a cambiarme mis ropas aun húmedas.

No podía pensar claramente, sentía… esa rara sensación en mi estomago y como mi corazón no daba señas de parar de seguir palpitando con tanta fuerza, pero al mismo tiempo sentía tanta angustia y dolor por él ¿Qué le había pasado esta vez? ¿Realmente estaba destinado a vivir en tanto sufrimiento? … ¿Seria posible ayudarlo?

- Si ni siquiera puedes quitarte de encima todo lo que llevas, ¿Cómo crees que puedes ayudarle?- me dije a mi mismo mientras volvía a mi habitación –puedes dormir aquí, yo dormiré en el sofá- antes de que me retire, él tomo mi brazo con una mirada suplicante, sentí como mi corazón ya iba salir por mi garganta – ¿Qui-quie-res que me que-quede? –no pude evitar tartamudear, y para mayor sorpresa él tomo con delicadeza mi otro brazo y asintió con la cabeza – e-es-esta bi-bien.

No recuerdo cuanto tiempo estuve atontado, acurrucado en la misma cama con él, esperando a que cerrara los ojos para dormir.

Pero cuando al fin lo hizo… jamás había visto a alguien tan encantador como él, se veía tan relajado a pesar de lo mucho que le debió haber dolido esas heridas, era algo doloroso ver cuan frágil se veía pero a la mismo tiempo me parecía fascinante, quería protegerlo… sentía tantos deseos de protegerlo, tantos deseos de poder ayudarle, tantos deseos de descubrir quien era él realmente y cuanto pesar llevaba escondido, pero en ese momento… ¡Sentí tantos deseos de besar esos seductores labios! Me maldije a mi mismo por ser tan idiota, sin embargo quería saber… como se sentía probar esos delicados labios.

Sentí como mis mejillas volvían a quemar mi piel al acercarme a él, la calidez de su cuerpo cubrió al mío en un instante y ya me encontraba tan cerca de él. Era verdaderamente hermoso, tan frágil e inocente.

Rocé sus labios con la punta de mis dedos, tratando de no despertarle, los delineaba con suma delicadeza, era sorprendente lo sedosos que eran.Deslicé los dedos, tomando su rostro delicadamente, sentía su suave respiración rozar mi rostro, tan tibia y tenue. Pose mis labios sobre los de él, sin hacer presión, pero aun así se sentían tan tersos y deseables.Sentí como una extraña corriente recorría todo mi cuerpo, cuando fue él quien hizo más presión sobre nuestros labios, sentí como él recorría mis cabellos con sus finos dedos, atrayendo mi nuca más hacia él. Mantenía los ojos tan abiertos por lo sorprendido que estaba, que empezaban a lagrimar… ni siquiera había pestañeado, él me observaba con los ojos entreabiertos.

Pero esta vez su mirada era diferente, tenia un brillo tan especial, no era esa fría y apagada mirada que hasta ahora solo conocía y me intrigaba. No, esta vez era diferente, no sabría como explicarlo… como explicar lo que trasmitía y como provocaba las más extrañas sensaciones en mi interior.

Cerro los ojos lentamente y comenzó a profundizar el beso, instantáneamente yo también cerré los ojos. Jamás olvidare la sensación tan delicada y agradable que tenían esos labios, jamás olvidare el sabor esquicito de sus besos. Cuando nuestras lenguas empezaban a jugar entre ellas, ambas respiraciones comenzaban a agitarse, pero no quería que terminara aun, era demasiado bueno para ser verdad, pero sí era verdad!

Fue hasta que ya no podíamos contener más la falta de aire que nos separamos, sentía un agradable cosquilleo en los labios. Entonces… fue la primera vez que vi la sonrisa más tierna y verdadera que esbozaban sus labios, era irresistible no poder sonreír de felicidad ante eso.

En ese momento, fue como no importaba nada ya, como si solo pudiera vivir eternamente de esa sonrisa, sentí la cálida sensación que me llenaba por dentro, en ese preciso momento todas las preocupaciones que aterraban mis pensamientos desaparecieron.

Y fue en ese preciso momento cuando me di cuenta de lo que sentía por él.