miércoles, 13 de abril de 2011

Capitulo 11 (Re-edición)

Los gritos de Sayuri comenzaban a alejarse más y más, sólo quedaba el eco evanescente de su desesperada voz llamando a Akira.

El dolor se extendía por absolutamente todo mi cuerpo, lo podía sentir hasta en la punta de los dedos, en cada poro de mi piel, quemando mis sentidos.

- Shima…

Escuché aquella familiar voz, tan cerca mío susurrando en mis oídos, en un tono dulce.

- Shima…

Sentí el frío toque de sus manos en mi rostro, realmente quería abrir los ojos pero no podía, mis parpados estaban en contra de mi voluntad, no se abrirían por más que lo hubiera querido. Su helado tacto no parecía provocar ningún dolor, era tan suave y delicado.

- Resiste, sé que aún estás consiente.

Pude sentir la tibia sensación de una lágrima que se deslizaba sobre mi piel, quería decir algo, quería verlo con mis ojos. Era la voz de Takanori que me hablaba tan dulcemente, acariciando mi rostro con suma delicadeza, quería siquiera poder levantar el brazo, pero mi cuerpo no respondía. Estaba aterrorizado al no poder hacer absolutamente nada.

- No tengas miedo, estaré a tu lado.

Quería gritar que no era yo el que importaba, sino Yuu. ¿Qué le había pasado?, estaba batallando con mis sentidos para reaccionen, pero no conseguía nada.
Poco después escuché un murmullo de voces a mí alrededor, dejé de escuchar la voz de Takanori pero aun podía sentir que me acariciaba el rostro.

- Con cuidado –escuché a alguien decir.

Sentí como varios brazos me tomaban por la cabeza, los brazos y mis rodillas, quise gritar de dolor cuando comenzaron a levantarme del suelo.

- Despacio ahora, con cuidado… ¡despacio!

De un momento a otro sentí el rocé del aire fresco y la brisa que había reemplazado a Takanori me golpeaba el cuerpo. Pude escuchar el sonido de unas ruedas pequeñas, estaba sobre una incómoda camilla, sujetaban unas tiras alrededor de mi cuerpo. Escuchaba tantas voces que me era difícil enfocarme en alguna, el sonido de la sirena de la ambulancia retumbaba en mis oídos. ¿Pero dónde estaba Yuu?
Sentí un agudo pinchazo en el brazo y algo que comenzaba a hervir en mi sangre, está vez sí pude gritar, el dolor era insoportable y parecía concentrarse en mi cabeza.

Luego toda sensación desapareció de mi cuerpo, como si eso que acababan de inyectarme hubiera entumecido el dolor y mi tacto. Escuchaba como la sirena y aquellos murmullos se iban alejando cada vez más, hasta quedar completamente en silencio. Todo quedó oscuro y silencioso.

Comencé a sentirme como un verdadero idiota… un ingenuo, como él me había llamado. Creyendo que todo lo que había pasado iba a funcionar, creyendo que todos los problemas se iban a solucionar tan fácilmente, un ingenuo.
Ahora no sabía que había pasado con Yuu, dónde estaba, cómo estaba… nada; y tampoco sabía que estaba pasando conmigo, ahora parecía estar en un letargo sin sueños, sin sentidos, solo encerrado en la oscuridad y en el silencio. Supongo que era igual a estar muerto.

No estoy seguro cuanto tiempo pasó, pero me pareció una eternidad, estar sumido en mis propios pensamientos maldiciéndome una y otra vez.
Fue en algún momento que pude escuchar una voz, lejana, que me hablaba con cuidado y dulzura.

- Ya estas con nosotros, cuidaremos de ti y te curaremos. No te preocupes por ahora que estarás bien…

Decía más cosas pero yo ya había perdido el hilo, su voz también comenzaba a alejarse de mí hasta desaparecer por completo.
Volví a sentir el aire fresco y frío pero apenas podía captarlo, ahora era solo como un susurro rozándome. Sentía las ruedillas de la camilla rodar con desesperación, tal vez me llevaban por algún pasillo.

Desde ahí perdí la noción del tiempo y de lo que ocurría, poco después pude despertar pero era todo confuso, solo veía una luz blanquecina sobre mí y escuchaba murmullos distantes, a veces escuchaba que alguien se acercaba a mí y luego se iba.

- ¿Me puedes escuchar? –una enfermera se dispuso a hablarme –Quiero que sepas que estás en un hospital, ya hicimos todo lo posible por ti ahora solo queda a esperar a que te recuperes. Tus amigos vienen a visitarte todos los días, pero por ahora debes permanecer inmóvil…

Mis parpados no podían mantenerse por mucho tiempo abiertos, si hubiera podido mover los labios hubiera preguntado por Yuu, pero estaba encerrado dentro de mí… estaba atrapado ahí dentro… como si ya no tuviera cuerpo.

Poco después, en uno de esos momentos en los que apenas podía estar consciente, volví la cabeza a un costado y vi a Takanori frente de mí.

- No pienses que te dejé solo, estuve contigo cada segundo –dijo sonriendo y en ese momento tuve unas ganas tremendas de llorar.

- Taka… -mi voz salió roca y tenía la garganta demasiado seca.

- No digas nada –tomó una de mis manos, sentí el frío tacto de su presencia que estremeció todo mi cuerpo –Cuando te mejores y salgas de aquí, yo me iré…

- No te vayas por favor.

- Tengo que irme, no puedo estar aquí por siempre Shima.

- Por favor…

- Sé que algún día volveremos a encontrarnos, tengo fe en eso, por ahora tú debes quedarte aquí y yo debo irme a otro lugar –se inclinó hacía mí para acariciar mi cabeza –He decidido que voy a descansar en paz, tú no debes sentirte culpable de lo que pasó porque nada fue tu culpa, quiero que seas feliz, quiero vivas feliz pase lo que pase –me fue inevitable y comencé a llorar –sé que encontraras la manera… de deshacerte de aquel despiadado ser, no te rindas. Ten esperanza en que todos los problemas se irán y podrás vivir feliz al lado de la persona que tú amas.

- Taka… te voy a extrañar tanto…

- Siempre podrás encontrarme dentro de tu corazón –me dio un beso en la frente –Ahora duerme, te prometo que cuando despiertes Yuu estará aquí.

Dentro de poco caí dormido, con la sensación de la fría mano de Taka sosteniendo a la mía. Había estado pensando en lo que dijo Takanori… que podría encontrar la manera de deshacerme del doppelgänger; y por más que quisiera… sé que no íbamos a vivir tranquilos hasta que él ya no exista en nuestras vidas, tenía que ser realista y no ser ingenuo… no podríamos vivir felices hasta que él desaparezca para siempre.

Desperté esta vez con una tibia sensación en las manos, observé a Yuu con el rostro apoyado sobre las sabanas, balbuceando dormido mientras sostenía mis manos.

- Yuu…

Inmediatamente despertó, lanzándose hacia mí para abrazarme. Me sentí feliz y aliviado al ver que él estaba perfectamente bien.

- ¡Shima al fin despertaste! –sostuvo mi rostro con ambas manos –Estaba tan preocupado por ti –dijo besando mis labios.

- Yo también estaba preocupado por ti –dije abrazándolo, sorprendido al ver que esta vez mi cuerpo sí estaba reaccionando.

- Sayuri cuidó de mí.

La puerta se abrió, Akira y Sayuri pasaron a la habitación. Sayuri al verme despierto corrió hacia mí.

- ¡Shima! ¡Estas despierto! –gritó sonriendo -¡No sabes el gran susto que nos diste!

- ¿Qué… qué me paso?

- Ah… bueno.

- No sabemos exactamente que pasó –dijo esta vez Akira acercándose a mí –Pero aparentemente te golpeaste la cabeza y el cráneo se fracturó, fue algo leve pero al parecer fue algo muy peligroso.

- Vaya… -levanté las manos hacia mi cabeza y evidentemente estaba vendada.

- Tuvieron que operarte –dijo Sayuri –pero no te preocupes, solo cortaron un poco de tu cabello y ya creció bastante en este mes.

- ¡¿Un mes?! ¿He estado aquí por un mes? –pregunté sorprendido por cuanto tiempo había pasado.

- Si no te hubieran operado de la cabeza créeme que en este momento te estuviera golpeando –dijo Akira algo molesto – ¡¿Acaso no escuchaste lo que dije?!

- ¡Akira! –interrumpió Sayuri cubriéndole la boca con una mano –No es momento para pelear.

- Lo siento… -dije observándolos apenado.

- No tienes que disculparte, pero nos tuviste preocupados a todos –Akira cruzó sus brazos.

- ¿Eh? ¿Te preocupaste por mí? –me sentí algo feliz al ver como Akira se avergonzaba.

- ¡También se preocupó mucho por Yuu! Deberías haber…

- ¡Sayuri! Estas hablando demasiado.

Yo sé que ambos no tenían malas intenciones, pero eran muy discretos, especialmente Akira. De todas maneras, él sabia algo… algo más respecto al doppelgänger, lo más importante, pero sabía que él no me lo diría y tampoco lo haría Sayuri… tal vez, solo tal vez creían que así podrían protegernos de algo que estaba muy cercano a aparecer.

- Gracias.

- ¿Ah? ¿De qué? –preguntó Akira.

- Por haber cuidado de Yuu y de mí.

- ¡Tonto! No tienes por qué agradecernos, además Yuu se portó como un niño bueno –dijo Sayuri revolviéndole los cabellos a Yuu.

Y aunque tratara de ocultarlo, no podría negar que sentía un gran temor, no solo por mí, no solo por Yuu, sino también por Akira y Sayuri. No estaba seguro el por qué, pero el miedo comenzaba a embargarme otra vez. Sabía que esto no iba a ser sencillo, pero debía mantener la esperanza de que esto tuviera que ser posible, el poder vencerlo, el hacer que él desaparezca, que deje de existir.

- Sé lo que estas pensando –dijo Akira –sé que no te rendirás.

Todos quedamos en silencio, observando a Akira. Él tenía razón, no iba a rendirme.

- Sé que hay una manera.

- ¿Me ayudarías a pesar de lo que pasó con Takanori?

- Ah… -suspiró– siento haber reaccionado de mala manera, pero ahora comprendo que no se trata de culpar a los demás. Sigues siendo mi amigo Shima y estaré dispuesto a ayudarte.

- ¿Para eso están los amigos, no? Para ayudar –dijo Sayuri sonriendo.

- Muchas gracias chicos.

- Espera… -dijo Yuu– no quiero salgas lastimado otra vez, ¿Akira es seguro esto?

- Bueno el problema es que no lo sé, solo sé que hay una manera pero no estoy al tanto de qué realmente se trata.

- Pero no te preocupes, nosotros investigaremos hasta saber exactamente lo que se necesita, ¿de acuerdo? –dijo Sayuri.

Pude ver la preocupación en el rostro de Yuu, él no estaba muy convencido… pero era algo que debíamos hacer, no importaba a costo de qué.

- Yuu, confía en ellos… confía en que lograremos deshacernos de él.

- Confío en ellos, pero… es solo que no quiero que te vuelva a pasar algo…

- No puedo prometerte nada, pero haré hasta lo imposible para que no pase nada, ni a ti ni a mí, ¿Esta bien?

- Bien –dijo suspirando.

- Bueno esto puede tomar un tiempo –dijo Sayuri –así que por ahora tú Shima debes preocuparte en recuperarte.

- Sí, esto tomará tiempo… en especial porque odio los libros y ahora tendré que leer todos los libros existentes sobre brujería –dijo con desgano y en tono infantil.

- No seas flojo –Sayuri se abalanzó sobre él para revolver con fuerza los cabellos de Akira.

Pasaron pocos días, cuando al fin se cercioraron de que estaba en condiciones para irme, pude salir de hospital, pero algo me llamó la atención, el preocupado y distante semblante de Yuu, quien no había dicho ni una sola palabra en el camino a casa.

- ¿Pasa algo?

- No… -respondió serio.

- Puedes decírmelo Yuu, ¿Qué pasó?

- He estado pensando… -suspiró algo cansado, desviando la vista a un lado –sobre mi hermana.

- ¿Hermana?

- Sí… hace tiempo, cuando hable con Yutaka me dijo que ella estaba muy mal, está muy enferma Shima… y en estos días he estado pensando mucho en ella.

Entendí, por la gran melancolía que su rostro reflejaba, que estaba muy preocupado por ella. Recordé haber escuchado algo sobre eso la primera vez que vi a su hermano, después de todo era comprensible que este preocupado por ella.

- ¿Quieres ir a verla? –pregunté sosteniendo su mano firmemente.

- Yo… no creo… que sea buena idea.

- Vamos, dijiste que estaba enferma deberías ir, si tú lo quieres yo te acompañaré.

- ¿Lo dices en serio?

- ¡Sí! –sonreí y acaricié su rostro –Tranquilo, no te dejaré solo.

- Gracias –me abrazó fuertemente –No tengo el coraje de ir a verla solo, pero ir contigo me daría más confianza.

- ¿Quieres ir ahora?

- Sí…

- Entonces vamos.

Se veía un poco más confiado, pero no del todo y aún mantenía su melancólico semblante. Y a decir verdad era algo intrigante, iba a conocer a la hermana de Yuu… ¿Cómo sería? ¿Sería igual o peor que Yutaka? ¿Sería muy diferente a él?
Si Yuu estaba tan preocupado por ella porque estaba enferma… ¿Qué tan grave era su enfermedad? Durante todo el camino, pude notar que los nervios comenzaban a inquietarlo cada vez más.

Era un barrio residencial, las casas eran casi todas iguales y las calles estaban adornadas por árboles sin hojas que el invierno había dejado. Paramos frente a una de esas casas, Yuu sostuvo con fuerza mi mano antes de presionar el timbre de la puerta.

- Tranquilo, todo saldrá bien –dije mirándolo con algo optimismo para que no se sienta tan nervioso, a lo que él solo suspiró y asintió levemente.

No mucho después la puerta fue abierta por una señora de edad, cuando vio a Yuu su serio semblante cambió por una amplia sonrisa, abrazándolo y al mismo tiempo reclamándole por no haber visitado antes. Nos dejo pasar con una amable sonrisa e inmediatamente nos llevo por un pasillo a toda prisa.

- Yume va a alegrarse tanto de verte –dijo aquella mujer sin dejar de sonreír.

- Sí, lo se… -su voz aún reflejaba tristeza -¿Cómo está ella?

- Oh… bueno –su sonrisa se tornó melancólica –Todos esperamos que mejore pronto.

Aquella tristeza incremento en su semblante, él probablemente sabía que su hermana no estaba en las mejores condiciones. Era tan deplorable verlo así, jamás había visto tanta melancolía en los ojos de Yuu, lo único que podía hacer era permanecer a su lado y sostenerlo de mano todo el tiempo, así él sabía que yo estaría a su lado pase lo que pase.

Amablemente, aquella mujer hizo un ademán señalando una de las habitaciones, antes de marcharse nos dedico una triste sonrisa.

Caminamos hacia aquella habitación, a paso lento y vacilante. Pero algo pasó… algo que hizo que mis pies se clavaran en el suelo y mi corazón golpeara con fuerza mi pecho.

- ¿Shima? –preguntó Yuu observándome confundido.

Desde aquella habitación… provenía un canto, tan dulce… como un arrullo de la voz de una mujer. Reconocía aquella melodía, la primera vez que la escuché fue cuando estuve postrado en el hospital hace mucho tiempo, cada noche soñando con la misma pesadilla… y después de haber salido del hospital, había veces que aquel arrullo era parte de los sueños más aterradores que tenía.

Pero ahora no estaba soñando, era tan real… lo estaba escuchando otra vez pero ¿por qué? ¿Qué significaba todo esto?

- ¿Shima estas bien? –aquel arrullo dejó de escucharse.

- Sí… solo me pareció… escuchar algo.

- Bueno, entremos.

La puerta estaba abierta y entramos a aquella habitación. Ahora un escalofrió envolvió todo mi cuerpo al ver un gran ventanal a un costado de la habitación, frente a él estaba meciéndose en un silla una mujer. Era todo tan similar a aquel sueño que tuve tiempo atrás el horror que comencé a sentir ya estaba nublando mis pensamientos.

Yuu se acercó a ella, aún sin soltar mi mano, ella lo vio y su rostro se lleno de alegría.

- ¡Yuu! –él solo se inclinó hacia ella y lo abrazó –Me alegra tanto que estés aquí.

- Lamento mucho no haber venido antes.

- Eso no importa, ahora estas aquí y es lo que cuenta –dijo sonriendo.

Ella se quedo observándome con una expresión indecisa. Mi cuerpo se estremeció al sentir esos grandes ojos negros examinarme con desconfianza, ella tenía la apariencia realmente demacrada y sin signos de salud. Su piel era demasiado pálida y seca, tenía la cabellera negra como Yuu, su delgado cuerpo y cara le daban un aspecto escalofriante e iba en contraste con sus marcadas ojeras que le daban cierto resalte a sus ojos negros, tan negros como los de Yuu.

- Yume –dijo Yuu con una leve sonrisa –él es Kouyou.

- Un… gusto –dije lo más convincente que pude, tratando de mantener la calma ante su mirada.

- Oh, sí… Yutaka me dijo sobre él –pude notar la desconfianza que reflejaba su voz.

Tuve que desviar la vista de ella, sentía que en cualquier momento iba a perder la cordura si seguía mirando hacia esos oscuros ojos. Ciertamente ella tenía una presencia muy rara y algo frágil al mismo tiempo, tenía un aura muy diferente… como si algo en ella desprendiera algo muy sombrío, como si el ambiente alrededor de ella gritara que estaba muy cercana a la muerte.

Ambos empezaron su conversación, yo no preste atención a lo que decían, preferí concentrarme en el gran ventanal que tenía en frente, observando la pobre vista que tenía. Solo un jardín, las flores en él escaseaban por el reciente invierno, había un columpio viejo y oxidado que se balanceaba lentamente hacia arriba y abajo por la brisa que lo empujaba.

Las imágenes de aquella pesadilla volvían a mí, pero traté de alejarlas como pude, traté de no pensar en eso porque sabía… tenía el presentimiento de que nada bueno saldría de ello.

- Kouyou –la voz de su hermana me sacó de mis pensamientos, haciendo que otro escalofrió recorriera mi cuerpo cuando desvié la vista a ella –Gracias por cuidar de mi hermano.

- No… no es nada, yo lo hice porque…

- Lo sé y por eso te agradezco, lamento mucho la reacción de Yutaka, pero debes entender que tanto él como yo nos preocupamos mucho por Yuu.

- Él no se preocupa por mí –dijo Yuu.

- Sabes que no es verdad…

- Tú no sabes nada, tú deberías preocuparte por ti en vez de preocuparte por mí.

Suspiró algo derrotada, observando a ambos con cierto dejo de tristeza.

- ¿Has estado siguiendo tu mediación? –preguntó su hermana.

- No…

- Yuu, sabes que debes hacerlo.

- Lo sé, pero simplemente no me gusta tomar esas pastillas.

- Por favor –lo observó implorante –tienes que hacerlo, te ayudarán a mejorar…

- Estoy mucho mejor que antes y no es gracias a ellas.

- Puedo ver eso, pero es solo externamente… aún sigues enfermo, tú lo sabes –Yuu desvió la vista, algo irritado.

Entendí que no solo su hermano lo trataba como alguien demente, sino también su hermana creía que él estaba “enfermo” mentalmente. Me sentí furioso contra ella también.

- Yuu, realmente odio decir esto pero debo ser realista… debes ser realista –Yuu volvió la vista a ella –No hay nada más para mí, ni siquiera un poco de esperanza. Dentro de poco sé que moriré –los ojos de Yuu se aguaron por las lagrimas que impedía salir –Todos hemos visto morir a nuestra familia, y lamentablemente les tocó a ustedes dos ver que yo también me iré. Ambos han pasado por muchas cosas ya, no hagas que Yutaka se sienta culpable de que te pase algo malo a ti –estiró su brazo hacia él y acaricio una de sus mejillas –Prométeme que tomaras todos tus medicamentos, tal vez no te parezcan que hacen algún bien pero sí lo hacen, por favor Yuu…

- Yume, yo… yo… no.

- Por favor, ya no estaré aquí por mucho tiempo… solo una cosa te pido, solo una.

¿Realmente era tan terrible aquella medicación, como para que él se haya visto tan indeciso ante la súplica de su hermana? Pero por otro lado, me costaba confiar en ella también. Porque al igual que Yutaka, ambos pensaban muy bajo de Yuu.

Él tomó mi mano firmemente y se dirigió a la puerta, se detuvo en el umbral sin mirar a su hermana.

- Lo prometo –dijo observándola de reojo.

- Gracias Yuu…

- Adiós Yume.

Después de aquel día, Yuu comenzó a tomar sus medicamentos. Pasaron un par de días y pude comprender el por qué no los quería tomar, lo dejaban noqueado casi todo el día, apenas podía mantenerse despierto para comer o para siquiera hablar.
Pasaron semanas, él parecía estar en un letargo del cual apenas podía hacerlo reaccionar, traté de convencerlo de que deje de tomar esas pastillas, pero no quiso escuchar… él decía que era una promesa que le hizo a su hermana y la iba a cumplir.

Pero era horrible verlo así, me partía el alma verlo tan inconsciente de lo que pasaba a su alrededor, me sentía inútil al no poder sacarlo de aquel estado. Ya no pude aguantar más, estaba decidido a enfrentar a su hermana y hacerle ver el gran daño que le estaba haciendo a Yuu.

El día en que iba camino a su casa, me topé con Yutaka… cuando él me vio, pude notar la gran furia que se marcaba en su rostro.

Maldición.

No hay comentarios:

Publicar un comentario