sábado, 9 de abril de 2011

Capitulo 7 (Re-edición)

Invierno… esa estación tan fría, la más fría del año. Ya había llegado, las semanas habían pasado tan rápido, dentro de poco empezaría a nevar. Lo que trajo ese invierno, no sabría como describirlo exactamente, pero jamás lo olvidare, los extraños sucesos que pase ese invierno, marcaron mi vida por completo.

Varias semanas no lo vi, varias semanas tratando de espiar, pero no pude, varias semanas con un solo pensamiento, revoloteando en mi cabeza, solo él… solo él.

- ¡Uy! ¡Qué frio hace!- dijo Sayuri tiritando de frio.

- Ya Sayuri toma tu café, esta calientito.

- ¡Te equivocas! No está calientito, ¡esta súper caliente!

- Sóplalo- dije tomando un sorbo de mi taza.

- Buena idea- empezó a soplar fuertemente el café de su taza- sigue caliente.

- Sí que eres impaciente- sacó la lengua, como una niña chiquita haciendo gestos raros, ambos empezamos a reír.

- Este lugar es bonito, ¿vienes aquí seguido?

- Sí, muy seguido.

- Fue aquí donde viste a…

- Sí -respondí inmediatamente.

- Ah- suspiro- entonces, dime Shima ¿Por qué querías hablar a solas conmigo?- pregunto algo seria.

Desde la primera vez que los vi, algo me había estado intrigando cada día, más y más. No podía quedarme sentado de brazos cruzados y ver como evadían tocar el tema. Entre los dos, Sayuri siempre fue la más flexible, la más infantil, pero era la más comprensiva.

- Se que tú no eres buena mintiendo Sayuri, tampoco lo es Akira. Pero él es demasiado terco y sé que se negara por más que insista.

- ¿De qué hablas?

- Bueno… todo este tiempo ustedes dos han estado buscando alternativas para invocar al doppelgänger… pero todos sabemos que no son certeros al cien por ciento- desvió la vista a un lado- solo hay dos métodos, ¿verdad?- levanto la vista asombrada.

- ¡Maldición! ¿Realmente somos tan pésimos actores?

- Hahaha, lamento decirte que sí.

- Bueno supongo que no tiene caso ocultarte nada- dio un suspiro- Hasta ahora… solo conocemos dos métodos… certeros.

- El primero es usar la sangre del doble vivo, ese es un método casi imposible de realizarlo.

- En especial cuando se necesita mucha sangre… Mmm…¡ podrías tratar de hablar con él y pedirle su sangre!- dijo con una sonrisa en tono infantil.

- Sí claro.

- Es solo una sugerencia.

- No evadas el tema Sayuri, ¿Cuál es el otro método?

- Es… es solo que… es demasiado peligroso Shima, ya no insistas, seguiremos buscando más…

- ¡No Sayuri!, ya no puedo esperar más.

- Con más razón no te lo diré, no puedes ser tan precipitado en tus acciones.

- Solo dime qué es, y si es realmente peligroso, buscaremos otras opciones.

- Akira se enfadaría tremendamente conmigo si te lo digo, no puedo hacerlo.

- Por favor- dije con cierto tono desesperado.

- Solo con una condición- dijo algo irritada.

- ¡Está bien!

- Debes prometerme que no le dirás a nadie, y que no te aferraras a hacer este método.

- Lo prometo.

- ¡Lo digo en serio Shima!

- Sayuri, te lo prometo, no diré nada a nadie y tampoco te presionare con esto, solo necesito saber qué es.

- Ay- suspiro cansada- este método… es demasiado peligroso, solo lo intentamos hacer una vez con Akira… fue horrible.

- ¿Qué paso?

- Este método es algo que… solo yo puedo hacer… por mi habilidad. No solo puedo ver cualquier clase de entidad del más allá…

- ¿Entonces? – estaba algo desesperado.

- Las personas vivas… todas tienen alma… y yo…- se mordió los labios, desviando la vista al suelo.

- Esa broma que hiciste el día que nos conocimos, de que podrías arrancar mi alma… no era solo un chiste, ¿verdad?

- No, es verdad… puedo ver la esencia de las personas, su alma y su aura. Su aura es como… como una luz que recubre todo el cuerpo, cada persona tiene un color diferente… el alma… es difícil describirla… pero la puedo ver, sé que es ella. Tiene una presencia muy diferente a todo lo demás. Pero es muy difícil para mí tocarla, está muy dentro tuyo.

- Pero sí lograste hacerlo.

- Sí, años atrás. Toque el alma de Akira y la saque de su cuerpo. Habíamos estado tratando de invocar a un espíritu, ¡éramos tan jóvenes e ingenuos! ¡En nuestro empeño en invocarlo experimentamos cosas estúpidas!

- ¡Hey! No es estúpido, es algo…

- ¿Por qué crees que solo lo hice una vez?... fue horrible! Akira paso al más allá, su cuerpo empezaba a perder vida por cada segundo que su alma seguía ahí- dijo con cierto tono de dolor- jamás me había sentido tan inútil y desesperada, traté de invocarlo tantas veces, pero no logre nada. Fue hasta el último momento que… que se me ocurrió usar su sangre, de ese modo descubrimos uno de los métodos más certeros, logre traerlo de vuelta. Me dijo que había visto cualquier clase de entidades, cosas horribles, había encontrado al espíritu que tanto habíamos buscado, pero este no le dejo volver – se quedo en silencio por un momento, con la vista sobre su taza –Estuvo a punto de morir, Shima… es por eso- levanto la vista hacia mí, con expresión suplicante –que este método es muy peligroso, y no debes insistir porque no lo volveré a hacer.

- Te lo prometí, ¿no es verdad? No te preocupes Sayuri, tampoco soy un inconsciente.

- Buscaremos más opciones, solo debes tener paciencia.

Me observó por largo tiempo, sin quitar esa sonrisa que la hacía lucir tan infantil. Ya estaba acostumbrado a eso, siempre sonriendo, siempre tan feliz, siempre tratando de animar a los demás.

- ¡Hey! ¿Y qué tal van las cosas?-preguntó en tono alegre –Te ha servido el talismán que te di, ¿verdad?

- Ah…- palpé con una mano mi cuello y tome el collar, observándolo detenidamente –Sí.

- ¡Eso me alegra!- dijo sonriendo ampliamente.

- No sabes cuán agradecido estoy, realmente ha servido.

- Lo sé- dijo infantilmente –solo asegúrate de siempre llevarlo puesto.

- Seguro.

De hecho, no me lo quitaba ni para dormir, a veces ni me daba cuenta de que lo tenía puesto. Pero había momentos en que lo sostenía por un largo tiempo, observando cada detalle, pensando… en cómo algo tan simple tenía algo tan poderoso por dentro. Había momentos en que sentía tanto deseo de quitármelo, tal vez era eso lo que me estaba alejando de tratar de acercarme más a Yuu, pero no tenía el valor suficiente para quitármelo.

Mi vida dio otro vuelco totalmente inesperado esa semana.

Pero definitivamente, las cosas iban a cambiar.
Para siempre.

Estaba saliendo de mi apartamento, para dirigirme a trabajar. El chirrido de una puerta de aquel pasillo, me llamo la atención, volteé la mirada inmediatamente. Era del apartamento de Yuu, me quede parado frente a mi puerta, con una mano en la manija y otra con las llaves.

Un muchacho de cabellera desordenada y castaña, salía de su apartamento a paso desganado.

- Promete que sí iras a verla- dijo dando suspiro –sé que no quieres, pero es tu hermana y debes ir a verla… ¿Huh? ¿Me estas escuchando? –De repente movió la cabeza hacia mi dirección, antes de que pudiera ver su rostro, las llaves que sostenía se resbalaron , me agaché evitando mirarlo y tomar las llaves para cerrar la puerta –bueno, ahora solo… trata de descansar, te llamare después. Nos vemos- se dirigió hacia el elevador.

Escuché como Yuu cerraba lentamente la puerta, sentía como sus ojos me observaban, sentí esa rara sensación que tienes detrás la cabeza cuando alguien te observa, como si estuviera tan cerca mío que rozaba mi espalda.
Las puertas del elevador se abrieron, sin quitar la vista del suelo, corrí hacia el elevador detrás de aquel muchacho.

No podía evitar observarlo de reojo, era algo extraño. Su semblante se mostraba tan cansado, realmente exhausto, con ojeras remarcadas y los parpados pesados, la cabellera despeinada que caía en mechones ondulados hasta el cuello. Su serio rostro lo hacía lucir descontento, como si estuviera hastiado del mundo. ¿Quién era él?

El pitido del elevador sonó y las puertas se abrieron, él salió a paso rápido sosteniendo un móvil contra su oído, salí detrás de él manteniendo distancia suficiente para poder escuchar lo que decía por el móvil.

- Estaré ahí pronto, ¿ok? Sí, estuve con él –dio un suspiro –No está bien, algo anda mal con él otra vez, pero te digo que esta vez es peor, jamás lo había visto en tal estado –se llevó los cabellos hacia atrás con una mano dando otro suspiro cansado –tenemos que hacer algo antes de que… -paró en seco, levantando la vista sobre su hombro, me había descubierto.

Solo pude limitarme a caminar con la vista pegada en el suelo, pase por su lado, casi rozándolo con el brazo, sentí como una leve corriente recorría todo mi cuerpo, realmente había algo raro con este tipo.

Pero lo que más me intrigaba ahora, era lo que había escuchado. Algo malo había pasado con Yuu y por alguna razón, sentía como mi corazón palpitaba más fuerte que antes, sentía como un nudo en mi estomago me daba nauseas, los nervios y la preocupación me estaba carcomiendo por dentro.

De pronto, me entro una necesidad tremenda, que no me dejaba pensar claramente, de quitarme el talismán.
Ese peculiar regalo de Sayuri, que me había protegido y devuelto la tranquilidad en mi vida, lo estaba empezando a odiar. Pensé que tal vez eso era lo que me había estado impidiendo de acercarme a Yuu, y ahora que me entero que estaba realmente mal, quería quitármelo. Jamás había sentido tantas ansias antes, lo sostenía entre mis dedos, observándolo con odio y desprecio, sin embargo una parte mía no quería quitárselo, tenía miedo de lo que pudiera pasar.

Fue entonces que me di cuenta, de lo mucho que me importaba Yuu, aun sin siquiera conocerlo bien. Mis pensamientos eran invadidos por el gran misterio que escondían esos ojos, la fría imagen de su rostro adornado por esa mirada llena de ocultos sentimientos, en mi corazón fui sintiendo poco a poco como una extraña presión que parecía encogerlo.

- Takashima-san –la voz de mi compañera de trabajo me saco de mis pensamientos – ¿Ya terminaste de revisar el inventario?

- ¿Ah?... eh ya casi…

- Revísalo bien, ¿eh? Estas como en la luna –dio una pequeña risa –nos vemos mañana.

- Sí, adiós.

Había estado tan envuelto en mis revueltos pensamientos, que no me di cuenta de la hora. Apuré en hacer mi trabajo y salí de ahí, como de costumbre empecé a caminar entre el frio de la noche y la gran multitud de las calles.

Pero esta vez me salí de mi usual ruta, camine sin sentido alguno, a donde mis pies me llevaban, adentrándome entre las calles iluminadas con esos enormes letreros de neón, la multitud siguiendo su paso sin parar. Seguía caminando… solo caminando, sin rumbo alguno, observando al vacio, con la gran intriga, la gran angustia y la gran necesidad de quitarme el collar que llevaba siempre puesto.

Las calles fueron perdiendo el ajetreo de la noche, me encontraba ahora en las calles vacías y estrechas rodeadas de grandes casas. Se me hacia familiar ese lugar, camine un poco más y mis pies se detuvieron en una esquina, junto a un poste, entonces lo recordé. Era ese lugar donde me había sentido presa de una caza sin fin, escapando… escapando de aquello que me perseguía, de aquello me observaba a todos lados, aquella noche que sentí el verdadero pánico, aquella noche que traté de escapar con todas mis fuerzas y al final trato de matarme en la bañera.

Al parecer mis pies me traían de vuelta a esas vacías calles, iluminadas solamente por las tenues luces de los postes y algunas casas. Qué ironía, que ese fuera el lugar donde decidí deshacerme del talismán.

- Lo siento Sayuri- murmure tomando la cadena del collar con ambas manos, lo pase por encima de la cabeza y ya estaba fuera.

Fue extraño como en ese preciso momento, comenzó a nevar, una fría ventisca pareció resoplar alrededor, un frio casi insoportable, invadió el aire, levanté la vista hacia la luz del poste, pude distinguir los delicados copos de nieve caer en dirección a la que el viento soplaba, los sentí caer sobre mi rostro, se sentía tan agradable. Sí, extrañamente me sentía bien.

Guardé el collar en uno de los bolsillos de mi chaqueta, aunque tuve muchas ganas de tirarlo al suelo, decidí guardarlo por esa vez.

El viento comenzaba a soplar con mayor desespero cada vez, camine hasta la estación del metro, sentía como mis piernas y brazos se iban entumeciendo por el frio.
Me dirigí a mi apartamento, aun no pasaba nada extraño.
Hasta que entre al elevador, las puertas se cerraron levemente y comenzó a subir, mantenía la vista hacia la puerta, las luces comenzaron a titilar. Sentí de nuevo esos escalofríos que tanto odiaba, el elevador comenzó a perder su velocidad a medida que las luces perdían su nitidez, solo deseaba llegar de una buena vez. Esas paredes metálicas parecían encerrarme cada vez más, me sentía algo claustrofóbico ahí, mordí mis labios en desesperación. Solo faltaba un poco más, pero cuando al fin llego a mi piso y antes de que de un suspiro de alivio, las puertas no se abrieron, ni siquiera hubo ese pitido para que se abran, en vez las luces se apagaron completamente, estaba encerrado en aquel elevador, no podía distinguir casi nada, todo era tan oscuro. Comencé a pulsar todos los botones con ambas manos, de repente me detuve en seco al sentir algo rozar conmigo por atrás, mi corazón empezó a palpitar fuertemente, se hizo un nudo en mi garganta al sentir como una fría sensación hacia presión en mis hombros, quede paralizado con un brazo todavía extendido hacia el tablero de los botones.
Hizo más presión sobre mis hombros y empezó a recorrer el brazo extendido, luego hizo una presión realmente fuerte sobre mano, sentí como si me clavara las uñas sobre ella y abriera la piel, pero no salía ningún sonido de mi garganta solo las lagrimas salían por el dolor.

Sentí tanto miedo, como antes, ese miedo que invadía cada pulgada de mi ser, estaba comenzando a arrepentirme de haberme quitado el collar. Pero recordé la razón por la que lo hice, por Yuu.

No iba dejar que me haga su presa esta vez, y de alguna manera pude tomar el coraje suficiente y comenzar a gritar. Un grito envuelto de rabia, lancé mis brazos hacia la puerta y comencé a golpearla, esta no se tardo en abrir y caí directo al suelo, las luces volvieron a encenderse. Me arrastre hacia afuera del elevador, cuando llevé la vista del vuelta a este, las puertas ya se estaban cerrando, pocos segundos… pude distinguir una sombra al fondo del elevador, las puertas se cerraron completamente.

Esa sensación, la volvía sentir, mi corazón palpitaba con tal fuerza que hasta me parecía escucharlo, el nudo que se formaba en mi garganta y mi estomago, los escalofríos que recorrían mi cuerpo como miles de agujas rasgando mi piel.

Me levanté del suelo, con las piernas temblando sin parar, observe mi mano… tenía unos profundos cortes, como si hubieran clavado uñas largas y filosas dentro mi piel, sangraban sin parar. Apenas di un paso hacia el pasillo, divise la puerta del apartamento de Yuu abierta.

Mi corazón comenzó a palpitar con más fuerza aun, al principio dudé en acercarme, pero otra vez estaba siendo guiado por mis pies, caminaba a paso lento e inseguro hacia su puerta, tratando de no hacer ruido alguno, hasta mi respiración se hizo inaudible.

Ya me encontraba frente a esa puerta, clavado en el umbral con una extraña sensación en las piernas y en el estomago, me odié a mi mismo por no saber qué hacer, si entrar o no. Una parte mía no quería pero otra parte me imploraba por entrar.

Fue hasta que escuché un fuerte golpe proveniente de su apartamento, inmediatamente empuje la puerta entreabierta y a pasos cortos y lentos comencé a revisar el apartamento.
El volver ahí, me hizo recordar cuando lo encontré a él tirado en el baño, mordí mis labios en tanta angustia.

Después de haber recorrido casi todo el apartamento, lo encontré. Debajo su cama pude distinguir su cuerpo desparramado ahí, lo jalé de uno de sus brazos con las débiles fuerzas que tenia a causa del temblor de todo mi cuerpo.

No pude evitar contener las lagrimas que salían desesperadas de mis ojos, él… estaba en tan mal estado. Su rostro estaba cubierto por moretones y algunas cortaduras, pero su cuerpo… estaba tan delgado, más delgado que antes.

- ¡Yuu! ¡Despierta!

Me puse de cuclillas frente a él, traté de despertarlo, pero estaba totalmente inconsciente. Estaba ardiendo en fiebre, al tratar de levantarlo del suelo, observé la gran mancha de sangre fresca en el piso. La desesperación me invadió al ver su camisa rasgada por la espalda y unos largos y profundos cortes que no paraban de sangrar. Levanté su delgado y herido cuerpo del suelo, aun con lagrimas que no paraban de salir, sentí esa presión que parecía encoger mi corazón cada vez más y más, me sentía culpable.

Tal vez lo primero que hubiera hecho, hubiera sido llevarlo a un hospital, pero no lo hice. Solo lo saqué de aquel apartamento e inconscientemente lo lleve a mi apartamento.

Su cuerpo estaba tan delgado que parecía no pesar casi nada, la sangre incesante parecía nunca parar, la fiebre estaba haciendo que su cuerpo empiece a sudar. A paso torpe, lo metí en la bañera y abrí el paso de agua fría, mientras aun sostenía su inconsciente cuerpo, lavaba la sangre, apenas le saque su camisa y comencé a lavar su espalda. Se veía tan débil, tan indefenso… tan frágil, tenía miedo de lastimarlo con mis torpes movimientos.

Llevé un buen tiempo sosteniéndolo en la tina, no quería soltarle, lo aferré más a mi cuerpo abrazándolo, sollozando. Sentía que todo eso era mi culpa, si no fuera porque yo no me pare ahí como idiota tal vez lo hubiera salvado, o tal vez si en primer lugar yo no hubiera sido tan cobarde y tratar de seguir la advertencia de Akira, él no estaría en tal estado.

- Lo siento…- dije entre sollozos sin dejar de abrazarlo –lo siento tanto.

Sentí un leve movimiento por parte suyo, mi corazón volvió a palpitar fuertemente y solté el abrazo.

- Tengo frio…- dijo en un murmullo evanescente, abriendo los ojos.

Había sido tan descuidado, su cuerpo temblaba por el frio que le causaba el agua, mi cuerpo también estaba algo tembloroso por el frio. Lo volví a tomar en mis brazos y lo llevé a mi habitación, busqué desesperadamente ropa seca de mi armario, me sentía tan nervioso que no había pronunciado ni una sola palabra.

Antes de que le entregue la ropa, observe las heridas de su espalda, ya habían parado de sangrar, pero podía notar que eran tan profundas que no iban a cicatrizar bien sin puntadas, fui a buscar en mi botiquín lo necesario para curar sus heridas.

Estaba sentado sobre la cama, observando al vacio y abrazando sus piernas, me acerque a él… aun seguía nervioso y a pesar del frio que sentía en todo mi cuerpo, sentí como mis mejillas comenzaban a calentarse rápidamente.
Me senté a un borde de la cama, detrás de él.

- Dolerá un poco- dije tratando de sonar lo más calmado posible.

Desinfecte las heridas con antiséptico. Su cuerpo se estremeció y dio un pequeño gemido de dolor cuando introduje la gruesa aguja sobre una de sus heridas, pare en seco y mis manos comenzaron a temblar.

- No te preocupes –dijo en voz débil –sigue.

Tragué saliva que paso por un gran nudo en mi garganta, comencé a deslizar la aguja mientras pasaba el hilo y poco a poco iba haciendo las puntadas sobre sus heridas. Trate de calmar el temblor de mis manos, pero era imposible, seguí con mi trabajo lentamente hasta terminar.

Tomé una remera que había sacado para él, y la deslicé sobre su cabeza, sintiendo como mis mejillas ardían en fuego. Tome un suéter y se lo entregue junto con pantalones para dormir. Fui a cambiarme mis ropas aun húmedas.

No podía pensar claramente, sentía… esa rara sensación en mi estomago y como mi corazón no daba señas de parar de seguir palpitando con tanta fuerza, pero al mismo tiempo sentía tanta angustia y dolor por él ¿Qué le había pasado esta vez? ¿Realmente estaba destinado a vivir en tanto sufrimiento? … ¿Sería posible ayudarlo?

- Si ni siquiera puedes quitarte de encima todo lo que llevas, ¿Cómo crees que puedes ayudarle?- me dije a mi mismo mientras volvía a mi habitación –puedes dormir aquí, yo dormiré en el sofá- antes de que me retire, él tomo mi brazo con una mirada suplicante, sentí como mi corazón ya iba salir por mi garganta –¿Qui-quie-res que me que-quede? –No pude evitar tartamudear, y para mayor sorpresa él tomo con delicadeza mi otro brazo y asintió con la cabeza – e-es-esta bi-bien.

No recuerdo cuánto tiempo estuve atontado, acurrucado en la misma cama con él, esperando a que cerrara los ojos para dormir.

Pero cuando al fin lo hizo… jamás había visto a alguien tan encantador como él, se veía tan relajado a pesar de lo mucho que le debió haber dolido esas heridas, era algo doloroso ver cuán frágil se veía pero al mismo tiempo me parecía fascinante, quería protegerlo… sentía tantos deseos de protegerlo, tantos deseos de poder ayudarle, tantos deseos de descubrir quién era él realmente y cuanto pesar llevaba escondido, pero en ese momento… ¡sentí tantos deseos de besar esos seductores labios! Me maldije a mi mismo por ser tan idiota, sin embargo quería saber… como se sentía probar esos delicados labios.

Sentí como mis mejillas volvían a quemar mi piel al acercarme a él, la calidez de su cuerpo cubrió al mío en un instante y ya me encontraba tan cerca de él. Era verdaderamente hermoso, tan frágil e inocente.

Rocé sus labios con la punta de mis dedos, tratando de no despertarle, los delineaba con suma delicadeza, era sorprendente lo sedosos que eran.
Deslicé los dedos, tomando su rostro delicadamente, sentía su suave respiración rozar mi rostro, tan tibia y tenue. Posé mis labios sobre los de él, sin hacer presión, pero aun así se sentían tan tersos y deseables.
Sentí como una extraña corriente recorría todo mi cuerpo, cuando fue él quien hizo más presión sobre nuestros labios, sentí como él recorría mis cabellos con sus finos dedos, atrayendo mi nuca más hacia él. Mantenía los ojos tan abiertos por lo sorprendido que estaba, que empezaban a lagrimar… ni siquiera había pestañeado, él me observaba con los ojos entreabiertos.

Pero esta vez su mirada era diferente, tenía un brillo tan especial, no era esa fría y apagada mirada que hasta ahora solo conocía y me intrigaba. No, esta vez era diferente, no sabría cómo explicarlo… como explicar lo que trasmitía y cómo provocaba las más extrañas sensaciones en mi interior.

Cerró los ojos lentamente y comenzó a profundizar el beso, instantáneamente yo también cerré los ojos. Jamás olvidare la sensación tan delicada y agradable que tenían esos labios, jamás olvidare el sabor esquicito de sus besos. Cuando nuestras lenguas empezaban a jugar entre ellas, ambas respiraciones comenzaban a agitarse, pero no quería que terminara aun, era demasiado bueno para ser verdad, ¡pero sí era verdad!

Fue hasta que ya no podíamos contener más la falta de aire que nos separamos, sentía un agradable cosquilleo en los labios. Entonces… fue la primera vez que vi la sonrisa más tierna y verdadera que esbozaban sus labios, era irresistible no poder sonreír de felicidad ante eso.

En ese momento, fue como no importaba nada ya, como si solo pudiera vivir eternamente de esa sonrisa, sentí la cálida sensación que me llenaba por dentro, en ese preciso momento todas las preocupaciones que aterraban mis pensamientos desaparecieron.


Y fue en ese preciso momento cuando me di cuenta de lo que sentía por él.


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