viernes, 30 de julio de 2010

Doppelgänger (Cap.10)

Cap. 10



La verdad era que no estaba muy seguro si quería hacerlo, no quería que Yuu saliece lastimado. Pero sé que debía hacerlo, quiera o no, tal vez está sería la única y ultima oportunidad para saber… las verdad de todo que estaba sucediendo. Perder a Takanori, fue lo más doloroso para mí, no quería perder a alguien más…

- Muy bien, hagamos esto de una vez por todas –dijo Ryuu abriendo la puerta.

Pero en cuanto abrió la puerta Yuu estaba parado en el umbral, con una expresión confundida y enojada. Antes de que alguno de nosotros pudiera decir algo, Yuu salió corriendo.

Maldición.

- ¡Espera Yuu! –corrí tras él.

Debí haberle dicho antes, tal vez temía que se sintiera confundido… no todos los días viene alguien y te dice que tienes un doble que quiere hacerte la vida miserable hasta matarte. Pero ahora no solo él estaba confundido, de seguro se sentía traicionado por mí… yo sentía que lo había traicionado.

Corría con todas mis fuerzas, esquivando a los demás, tratando de no perderlo de vista mientras él corría ágilmente. Iba cansándome rápidamente, respirando agitadamente, sintiendo punzadas en las costillas, pero no dejé de correr.
Ya estaba cerca de Yuu, a pocos centímetros, estiré mi brazo hacia él para detenerlo pero justo en ese momento algo me detuvo, estrujando mi brazo con una fuerza horrorosa.

Yuu siguió sin inmutarse de nada, ahí estaba él… con una furia que jamás había visto marcada en esos oscuros ojos, ese aterrador e intimidante semblante me hacía sentir escalofríos que se mezclaban con el dolor de su agarre. Apreté con fuerza mis dientes para no gritar mientras él ejercía más fuerza.

- No hay nada que puedas hacer.

Su voz, imponente y sombría hizo que todos mis sentidos se estremecieran.

- Nada que puedas hacer para alejarme de él.

Quería decir algo, quería gritar… pero no podía, mi cuerpo entero estaba como paralizado, sin poder siquiera pestañear, nada.

- Nada… -se inclinó hacía mí, para susurrar en mi oído, provocando que mi corazón palpitara con fuerza–Para evitar que lo mate.

En ese momento soltó mi brazo y de un empujón, tan fuerte, me tiró al suelo. Traté de rápidamente levantarme, pero al levantar la vista desde el suelo, él ya no estaba. La parte del brazo donde me había agarrado comenzaba a arder y rápidamente comenzó a entumecerse.

Tal vez fue una advertencia.

Pero no me importaba sus malditas advertencias, pues yo iba a encontrar la manera… de proteger a Yuu, porque estaba dispuesto a hacerlo, no importaba que, yo no iba a dejar que lo lastime.

Aun con esos escalofríos cubriendo mi piel y mi corazón exaltado, busqué a Yuu. Poco a poco la desesperación crecía dentro de mí, buscando su rostro entre la multitud, entre las calles, en las estaciones.

"Nada que puedas hacer…"

Esas palabras, repitiéndose una y otra vez en mi cabeza, martillando mis pensamientos.

"Nada…"

Todo comenzó a dar vueltas, comencé a balancearme al sentir como el mismo piso parecía moverse debajo mis pies, chocando con las personas que estaban cerca de mí, mientras me regañaban y me empujaban a un lado.

"Para evitar que lo mate."

De repente todo se detuvo y quede a pocos pasos frente a la entrada de un callejón, donde Yuu estaba sentando en el piso, jadeando por aire por el cansancio. Aliviado por al fin encontrarlo, corrí hacia él.
Al verme, se levantó rápidamente del suelo para volver a correr, pero logré sostenerlo de sus hombros antes de que lo haga.

- Yuu…
- ¡Suéltame! –gritó mientras ambos forcejeábamos -¡No me toques!
- Lo siento, por favor Yuu…
- ¡Mentiroso! Estuviste mintiendo desde un principio y yo… yo… ¡creí cada palabra tuya!
- ¡No mentí! –lo apoyé contra la pared, sosteniendo su rostro para que me viese –cada palabra mía fue en serio, cada promesa mía, nada fue mentira. Y sé que fue muy estúpido de mi parte ocultarte las cosas, pero jamás te mentí… y jamás haría algo para lastimarte, preferiría morir antes de hacer algo así.

Dejó de forcejear, observándome fijamente con un semblante sorprendido.

- ¿Por qué morirías por alguien como yo?
- Porque… -me acerqué más él –porque te amo Yuu.

Y lo dije en serio, puede que haya parecido algo loco… yo no lo conocía del todo, pero eso era lo que sentía, eso era lo que me había llevado a insistir más y más, eso era lo que embargaba mi ser al estar cerca de él. Amor, amor por Yuu.



Y a decir verdad, me intrigaba tanto, aquel frágil muchacho y aquel ser tan perturbador que era parte de él, que era como su propia sombra. Siempre a su lado, siempre acechándolo y haciendo su existencia dolorosa, perturbadora y hasta miserable. Me intrigaba saber por qué yo… alguien tan común, me había topado con él. ¿Habrá sido solo pura coincidencia?... sería muy fácil así.



Pero hasta ahora solo podía pensar en una sola cosa, solo podía actuar por una sola persona. Por Yuu.

Y cada vez que lo veía demacrado y torturado por aquel ser sombrío, era como una puñalada en el corazón y una rabia desconocida quemaba mis venas. La muerte de Takanori, estaba llena de incógnitas, todas ellas vinculadas a ese doppelgänger y todas ellas solo podían ser contestadas por él. Había algo más… según Takanori, y estaba seguro que ese “algo más” estaba vinculado con aquel ser.

Estaba casi seguro que él tuvo que ver con la muerte de mi mejor amigo, no iba permitir que se lleve a alguien importante, a un ser querido. Debía encontrar la manera de proteger a Yuu, debía haber alguna manera… porque si llegara a matarlo…

No lo soportaría.

- Shima…-esbozó una sonrisa –No llores –con la punta de sus dedos limpió las lágrimas que ya comenzaban a salir –Yo también te amo.

Me abrazo fuertemente y me besó dulce y profundamente, yo me sentí la persona más feliz en aquel momento. Todo sobre él, su calor, su piel, su sabor, su aroma, sus ojos, su sonrisa, sus virtudes y sus defectos, todo lo amaba.



Y si perdía todo eso sería igual que no respirar, sí… él se había convertido en lo más esencial de mi vida en tan poco tiempo.

Dicen que el amor llega cuando menos te lo esperas, llenando cada espacio de tu ser, envolviendo tus pensamientos y acciones, irradiando un calor agradable que abraza con delicadeza tu corazón. Cada palpitar, cada respirar regidos para una sola persona…

- Por favor, dime lo que está pasando –me suplicó Yuu.
- Lo haré, pero primero volvamos a casa –tomé sus manos entre las mías.
- Vamos.


¿Sabes lo que es el miedo? ¿Sabes lo que es sentir miedo?

Es como una sensación… un sentimiento, que pareciera congelar tu voluntad de actuar contra él, como una oleada de confusiones y temores que nublan tu capacidad de razonar, una aguja que atraviesa tus sentidos, que estremece todo cuerpo con escalofríos. Te hace vulnerable, indefenso ante su gran ferocidad.



Puedes escapar pero no huirás, o puedes resistir y pelear ante él. Yo iba a resistir contra aquel miedo que inundaba nuestras vidas, tenía que hacerlo, de una u otra manera iba a hacerlo.

Al principio fue algo incómodo explicar todo lo que sabía a Yuu, pues como dije antes… no era algo sencillo, parecería ser tan irreal… pero era tan real y era la única explicación de todo lo que Yuu había pasado hasta ahora.

- ¿Estas seguro? –preguntó sorprendido.
- Sí, completamente.
- ¿Realmente puedes verlo?...
- Sí, pero solo cuando él quiere que lo vea.
- Yo… yo no sé que decir. Todo esto es una locura…
- Lo sé Yuu, sé que todo se ve como una total locura, sé que es confuso pero…
- Pero tiene sentido, en una manera demasiado retorcida, tiene sentido… siempre sentí que había alguien… o algo… siempre sentí que nunca estaba solo… siempre –se llevó ambas manos a la cara –Y esas voces… tú no sabes cuan horrible es… no se callan hasta que yo haga lo que me dicen… en especial aquella voz…
- Tranquilo Yuu –me acerqué a él para abrazarlo –encontraremos la manera, no permitiré que nada malo te pase.

Y entonces lo recordé, el collar que me dio Ryuu, aquel que de cierta manera me había protegido del doppelgänger de Yuu, no lo había tirado. Recordé que lo había guardado en uno de los bolsillos de mi abrigo.
Comencé a buscar aquel abrigo entre mis cosas, no recordaba cual de todos era el que vestía ese día, así que comencé a buscar en todos los bolsillos.

- ¡Aquí esta!
- ¿Shima? ¿Qué estas…? –pase la cadena encima su cabeza -¿Qué es eso?
- Es un collar que Ryuu me dio hace tiempo, para protegerme de….
- Entiendo –observó detenidamente aquel cristal que colgaba de la cadena –pero no puedo tomarlo, es tuyo –estaba a punto de quitárselo.
- No –lo detuve –Si hay alguien que lo necesita más que yo, eres tú y quiero que lo tengas, pero no te lo saques Yuu. En ningún momento, ¿esta bien?
- De acuerdo, no me lo sacaré –dijo sonriendo.

Y ahora solo faltaba una cosa por hacer…

- No te obligaré.
- No lo estas haciendo Shima, quiero hacerlo.
- Pero…
- Tú dijiste que creías que la muerte de Takanori esta fuertemente vinculada a… a mi doble, y si esta es la única manera de resolver nuestras dudas, lo voy a hacer –dijo mostrándose muy decidido –Nada malo me pasará, Ryuu te lo prometió ¿no es verdad?
- Sí, pero últimamente estoy teniendo problemas en creer lo que ella dice.
- Bueno tal vez sí está diciendo la verdad, Shima no perderemos nada si lo intentamos.
- Yo…
- Por favor.

Lo miré a los ojos por largo tiempo, no había duda alguna que él quería hacer eso, la insistencia y determinación que reflejaban me dieron algo de confianza para ceder a lo que hace poco tiempo atrás había planeando hacer.

- Esta bien.


No fuimos inmediatamente, aún teníamos cosas por hacer. Ya había encontrado otro lugar para vivir, a las afueras del centro de la ciudad. Era mejor así, mantenerse lejos de todo y especialmente lejos de donde el hermano de Yuu pudiera encontrarnos.



Era una casa pequeña, pero para dos personas era perfecta y acogedora. Aún seguía trabajando en la biblioteca, hasta encontrar un trabajo cerca de donde ahora vivía.



Pasaron dos semanas, en las que hasta ahora todo había estado completamente tranquilo, el estado físico de Yuu había mejorado bastante, ya no se veía pálido, delgado y demacrado. Es más, ahora se lo veía saludable e infinitamente feliz, siempre sonriendo a mi lado. Era simplemente lo mejor para mí.

- ¿Estas listo para ir? –me preguntó desde el umbral de nuestra habitación –tenemos que cruzar la ciudad entera para llegar allá.
- Lo sé, lo sé… solo dame un minuto.

Tomé mi abrigo y nos dirigimos a la casa de Akira y Ryuu.



Y debo admitir que durante el camino, sentía más que nervios. ¿Qué iría a pasar ahora? ¿Realmente íbamos a resolver todo? ¿Encontraría la manera de deshacerme definitivamente de aquel doppelgänger?... ¿Y si fallamos?
Un nudo en mi estomago me estaba haciendo perder la paciencia, y a medida que nos acercábamos a nuestro destino sentí como esos escalofríos me desgarraban sin piedad. Mi corazón palpitaba más y más rápido a cada minuto, pero al sentir… ese familiar y pesado aire que parecía aplastar mis pensamientos, me di cuenta que ya no era solo nervios.

Era un mal presentimiento.

- Hey… -Yuu tomó una de mis manos –Todo saldrá bien.
- ¿Qué pasará si no es así? –pregunte preocupado.
- Debemos tener esperanza en que todo saldrá bien, ¿esta bien?
- Ah…-suspiré pesadamente –Trataré de hacerlo.

La noche ya cubría la ciudad, su estrellado manto oscuro nunca me había parecido tan angustiante. A cada dirección que veía… algo parecía acecharnos, algo parecía estar observándonos. Pero al ver a Yuu tan calmado me hizo pensar que tal vez solo era imaginación mía, que algo nos estaba siguiendo mientras caminábamos hacia la puerta de la casa de Akira y Ryuu.


Quería quitarme de la cabeza el pensar que… esa extraña presencia era muy diferente a la del doppelgänger de Yuu, que solo me provocaba sensaciones horribles dentro de mí.

- Hola muchachos, hasta que decidieron aparecer –dijo Ryuu dejándonos pasar.
- Lo siento, pero teníamos otros asuntos pendientes.
- Bien, ahora… -nos observó a ambos preocupada -¿Qué tal si tú, Yuu, me ayudas a preparar todo?
- Ah… bueno –dijo encogiéndose de hombros.
- Y… tú Shima ¿Qué te parece si vas a hablar con Akira? –antes de que pudiera protestar me tapó la boca con una mano –Desde que se enteró de la muerte de Takanori… bueno… digamos que no estará muy contento de verte –quitó la mano de mi boca y señalo a las escaleras que teníamos en frente –última habitación a la derecha.
- Pe…
- ¡Vámonos Yuu! –lo empujó por el pasillo hasta desaparecer por una de aquellas puertas .

Ya me lo esperaba… Akira también me culpaba por la muerte de Takanori y tenía todo el derecho de hacerlo, yo también me sentía culpable aún. Pero sin su cooperación en esto… no creo que tengamos éxito alguno.

Subí las escaleras, me dirigí a su habitación, suspiré profundamente antes de tocar la puerta.

- ¿Qué quieres Ryuu? –dijo desde el otro lado de la puerta.
- Akira…

Inmediatamente la puerta se abrió y antes de que siquiera pueda pestañear, un fuerte golpe de parte de Akira me tumbó al piso. Me sostuvo del cuello de mi camisa, levantándome del suelo y apoyándome contra la pared. Aquel golpe, tan fuerte, me dejo la vista nublada por pocos segundos, mientras se aclaraba pude distinguir el furioso semblante de Akira.

- Un gusto volverte a ver –dije tratando de no sonar tan idiota.
- Créeme que el gusto es mío –dijo Akira entre dientes -¡Para que al fin pueda romperte la cara! –gritó enrabiado levantando su otro puño para golpearme.
- Lo siento… sé que fue mi culpa.

Cerré fuertemente los ojos, cubriéndome el rostro con mis brazos en ese instante. Pero poco después, volvía a abrir los ojos, viendo que Akira seguía con el puño levantando. Trataba de mantenerse furioso, pero en sus ojos se notaba claramente que las lágrimas querían salir.

- La muerte de Takanori me dolió tanto como a ti, hasta quizás más que a ti, porque se muy bien que fue mi culpa, por no haber actuado como debía cuando tenía que hacerlo. No seguí tu consejo de no acercarme a Yuu, pero ahora las cosas son diferentes.
- ¿Cómo? No esperarás que crea que ese tipo no tuvo nada que ver.
- Él no Akira, Yuu es inocente… de las acciones de su doppelgänger y tú lo sabes bien. Seguro Ryuu ya te lo dijo…
- Sí, que no fue el doppelgänger el que mató a Taka, que fue “otra cosa”.
- Tú y Ryuu saben que es eso, ¿verdad? –vi como el rostro de Akira se tensaba.
- No es verdad –como siempre, no me sonó convincente.
- Entonces invoca al doppelgänger, porque estoy casi seguro que él tiene mucho que ver –Akira bajó su puño –Por favor, solo eso te pido. Solo una cosa y prometo que nunca más me volverás a ver.

Soltó mi camisa, observándome pensativo con un semblante algo frío, después de varios minutos se dio la vuelta y comenzó a bajar las escaleras. Mientras yo me quedaba algo confundido aún pegado a la pared.

- ¿Vienes o no?

Mientras recorríamos aquel pasillo de la casa, en mi mente se agolpaban multitud de pensamientos. Aún seguía con ese sentimiento de mal presentimiento susurrando en mi piel, trataba de mantenerme sereno pero simplemente me era imposible.


Entramos a una habitación iluminada solamente con varias velas, la habitación emanaba el aroma de un sinfín de inciensos y el de la cera de las velas. Ryuu y Yuu se encontraban sentados en el suelo, al borde de un círculo dibujado en el suelo.

- ¡Sabía que vendrías! –dijo Ryuu sonriendo –Akira permite que te presente a Yuu.

Akira observo detenidamente a Yuu, ante lo cual hizo que se sintiera nervioso. Se acercó a ellos y dirigió la vista hacia aquel círculo en el suelo.

- No has terminado de dibujarlo –dijo Akira dirigiéndose a una mesa que tenía tres jarrones de bronce.
- Es que pensé que tal vez te gustaría terminarlo –Ryuu mantenía su sonrisa.


Tomó uno de los jarrones, se dirigió al círculo e inclino levemente el jarrón, de este comenzó a salir un hilo de sal. Comenzó a dibujar una extraña figura con ella, rayas y pequeños círculos que iban al centro hasta juntarse con una estrella que estaba dibujando con la sal, justo al medio.

- Empecemos –dijo Akira en tono serio –Oye tú, se supone que también vengas aquí.

Sin decir nada me acerqué a ellos. Akira estaba de pie a lado de Ryuu, que estaba sentada junto a Yuu.

- Siéntate a mi lado –dijo Akira –Ryuu se encargará de Yuu, y tú Shima ni te atrevas a interferir, ¿entendiste? –Asentí levemente mientras me sentaba en el suelo a lado de él.

Fue a dejar ese jarrón a su lugar y tomó otro de los jarrones, lo inclinó un poco y brotó un abundante y pesado hilo de cenizas de incienso. Dibujo una línea frente a nosotros y luego bordeó el círculo.

- Si atraviesan esa línea de incienso, les aseguro que ese será su fin, ya que sirve como una barrera protectora.

Volvió al lugar donde se encontraban los jarrones, mientras yo recorría la habitación la mirada. Realmente me sentía algo claustrofóbico entre tantas velas, inciensos y entre pequeñas y viejas estatuillas de santos. Todos ellos parecían observarnos fijamente, lo que me provocaba más nervios aún.

- Los espíritus sí existen, Yuu –dijo Akira sosteniendo el último jarrón –Existen pero mienten, un espíritu puede ser tan codicioso que puede aparecer bajo el aspecto de otro. Pero un doppelgänger es diferente, es manipulador y egoísta, por más que tratemos de invocarlo de la más simple manera, no lo hará si así lo desea… o podría actuar de cierta manera que no seria placentera presenciar. –entonces Ryuu sacó de una bolsita de lona un perforador, con la punta peligrosamente afilada –Antes que nada, ustedes dos no deben interferir, la invocación empezará al momento que vierta tu sangre en el círculo. A partir de ahí ni se atrevan a hablar, a menos que yo se los diga, y por sobre todas las cosas no deben rezar, ¿comprendido? –ambos asentimos.

- Trataré de ser lo más cuidadosa posible Yuu, ven, dame tu brazo –Yuu extendió su brazo, mientras Ryuu sostenía el jarrón que Akira le pasaba.

El perforador era tan afilado que Ryuu ni siquiera tuvo que hacer esfuerzo alguno para abrir un profundo corte cerca de la muñeca de Yuu. Apenas tocó la piel, mi cuerpo se estremeció, un abundante y reluciente chorro de sangre cayó dentro del jarrón. Después de pocos segundos dejo de brotar sangre, pero Ryuu volvió a pasar el perforador y la sangre volvía a caer dentro del jarrón. Dos veces más y llenó más de la mitad de aquel jarrón, pude ver que Yuu estaba más pálido y sus parpados pesados mostraban lo débil que se encontraba.

- Ryuu… -dije temeroso por Yuu.
- No te preocupes ya no lo haré por ahora –tomó una venda y amarró fuertemente sobre la herida -¿Te encuentras bien Yuu?
- Sí… -respondió débilmente .
- Yuu ahora voy a vendarte los ojos, pase lo que pase, escuches lo que escuches, no debes ver nada.
- Pero…
- Lo que vamos a hacer aquí –dijo Akira –es traer a tu doppelgänger y forzar a que su presencia aparezca tal y como es. Si lo ves así tan palpable, morirás, es por eso que debemos vendar tus ojos.
- Esta bien, háganlo.

Ryuu sacó una tela negra y con eso vendó los ojos de Yuu. Akira tomó el jarrón y enderezó su cuerpo mientras lentamente inclinaba para que saliera el chorro de sangre. Dentro de poco, la sal que dibujaba el círculo absorbió la sangre.

Akira comenzó a llamar nombres extraños, tal vez eran los nombres de los santos que rodeaban toda la habitación. Pareció que el aire que nos rodeaba cambiaba repentinamente, se escuchó al viento soplar con fuerza, silbando entre las ventanas, agitando las hojas de los arboles.

Luego Akira comenzó con algún rezo en un idioma totalmente desconocido para mí, mantenía la voz firme, de una manera tan elegante que sus palabras parecían flotar en el aire y evanescerse lentamente. De repente se escuchó un murmullo seco, un sonido semejante al que hace la tierra cuando se la mueve; y fue así… sentía como la tierra se movía debajo de nosotros, mi corazón palpitaba envuelto por el terror que me hacía sentir. Desvié la vista hacía las estatuas… reprimí un grito mordiéndome los labios. Aquellas estatuas estaban tan cerca, con sus expresiones amenazadoras, la distancia entre ellas y nosotros era tan pequeña. Y ninguno de nosotros se había movido.

Todo el ambiente se había intensificado, el olor de la cera derretida y los inciensos, los colores parecían más brillantes, el aire era tan denso que comenzaba a sofocarme.


Volví la vista hacia el círculo y mi cuerpo se estremeció… ahí estaba él. Con un semblante oscuro y su presencia era tan intensa. Las llamas de las velas comenzaron a sacudirse de un lado a otro. Akira dejo de hablar.

Todo quedó en silencio de inmediato, el viento se quedo mudo y la tierra dejo de moverse. Yo observaba a aquel ser con odio, esa sonrisa espeluznante dibujada en su rostro me provocaba terror y nauseas, realmente me repugnaba.

- ¿Quién eres? –preguntó Akira sin cambiar el serio semblante de su rostro

No hubo respuesta alguna, él levanto la vista lentamente hacia Akira, con una expresión indescriptible.

- ¿Quién eres? –repitió Akira.

Giró la cabeza hacia Yuu y lo señalo, observándolo con odio.

- ¿Qué eres de él? –volvió a mirar a Akira.

Hubo otro inquietante silencio, no despegaba mis ojos de él, estudiando su presencia. Y es que… era exactamente como Yuu, pero una versión macabra y sombría, lo que más me inquietaba eran esos ojos, tan oscuros con un infinito odio marcados en ellos.

- Soy su reflejo –respondió en tono seco –el reflejo de la parte más oscura de sus pensamientos, la voz más siniestra de su conciencia –vi como Yuu se estremecía –Yo soy el que camina a su lado –giró la cabeza para mirar a mi dirección –Yo soy su sombra –esbozo esa horrible sonrisa.
- ¿Qué es lo que quieres de Kouyou?
- Nada –respondió sin dejar de observarme.
- ¿Entonces por qué lo perseguías?
- No lo perseguía, solo perseguía lo que quería.
- ¿Qué era eso que querías?
- Eso no importa –desvió la mirada hacia Akira –porque ya obtuve lo que quería.
- ¿Pero que era?
- Puedes malgastar todo el tiempo que quieres, no te lo diré.

Me sentí como idiota, ¡¿Cómo no había pensando en que él no iba a cooperar?! Tal vez… si estábamos perdiendo tiempo con él.

- Oye humano –le dijo a Akira –Tú sabes la respuesta a tus preguntas, ¿Por qué no le dices a él lo que viste con tus astutos ojos de médium?

Akira se quedó en silencio, observando a aquel ser con desprecio.

- ¿Por qué mataste a Takanori? –pregunto Akira.

Una carcajada de respuesta, tan afilada que hizo vibrar las ventanas e hizo sacudir las llamas de las velas.

- No lo maté, pero realmente no importa quien lo hizo. Él se lo buscó, él tenía que morir.
- ¡No lo merecía! –gritó Akira.
- ¿Ah no? Yo creo que su enorme curiosidad molestó a alguien en particular, alguien que ya no lo soportaba, alguien que disfrutó cada grito desesperado de Takanori, que disfruto ver como la vida se apagaba de sus ojos.
- ¡¿Pero quien?! –esta vez fui yo el que gritó, recibiendo una aterrada mirada de parte de Akira y Ryuu.

Él comenzó a caminar, dirigiéndose hacia mí. Akira le hizo una seña a Ryuu; y ella tomó el otro brazo de Yuu, haciendo otro corte con el perforador, recibiendo la sangre en el jarrón.

- Oh pobre niño ingenuo –él estaba tan cerca a mí –la respuesta está en tus narices –se inclinó hacia mí -¿Qué se siente saber que no podrás hacer nada contra mí?
- Encontraré la manera –recibí otra carcajada de su parte.
- No hay nada que puedas hacer –volvía a repetir las palabras que me había dicho días atrás –para alejarme de él, nada que puedas hacer… -enderezó su cuerpo y giró la cabeza hacia Yuu –para evitar que lo mate.

Dio un paso hacia Yuu, sentí como la furia corría en mis venas, rugiendo con mi sangre. Sin pensarlo me levanté de suelo y corrí hacia él.

- ¡Shima no! –gritaba Akira.

Pero apenas puse un pie dentro de aquel círculo, vi como él sonreía ampliamente, todas las velas se apagaron de inmediato, quedando todo en la oscuridad.

- ¡Ryuu apúrate!
- ¡¿Qué paso?! –preguntaba Yuu.
- ¡Espera! No te quites las vendas Yuu –dijo Ryuu-¡Toma!

Escuché como Akira chorreaba la sangre al suelo mientras pronunciaba rápidamente sus extrañas frases. Estiré mis brazos tratando de buscar al doppelgänger, pero solo escuchaba en murmullo de sus risas alrededor mío.

- Nada… -fue su último susurro.

De repente sentí como alguien me sostenía de la nuca con una fuerza perforadora, sentí como mi cuerpo era levantado del suelo. Pero todo pasó tan rápido, de la nada las velas se prendieron solas, solo vi que estaba arriba de todos y luego mi cuerpo chocó contra la pared, mi cabeza aplastándose contra ella.

Un flash negro pasó ante mis ojos, vi el dolor… como un relámpago ante mis pupilas, primero amarillo, luego blanco, descendió rápidamente por mi espalda y se extendió como en un millón de ramificaciones por todo mi cuerpo, dejándolo entumecido.


Caí al suelo, otro impacto de dolor en mi rostro, mientras rodaba hasta quedar boca arriba. Respirando con dificultad, mis parpados tan pesados que no los podía abrir, solo escuchaba los gritos a mi alrededor.

- ¡Akira no lo toques! Tal vez se lastimó el cuello.

Pero no era solo el cuello, la ola de dolor se extendía por todo mi cuerpo. Luego se escucho como alguien caía fuertemente al suelo.

- ¡Yuu se desmayó… sigue desangrándose…! -Ryuu sonaba desesperada
- Aprieta los torniquetes que hiciste, voy a llamar una ambulancia.

Escuché los pasos apresurados de Akira hacia la puerta, el dolor iba creciendo pero de mi garganta no salía ni un solo sonido, no podía ver lo que estaba pasando. Solo podía escuchar el lento latido de mi corazón, perdiendo su fuerza a cada latido que daba.


Otra vez volví a escuchar aquel murmullo debajo de mí y sentí como la tierra se movía lentamente.

- ¡Akira ayúdame! – gritaba Ryuu –Esta perdiendo mucha sangre.
- Yuu…

Doppelgänger (Cap. 9)

Cap.9


Era extraña… tan extraña, esa sensación que parecía oprimir mi corazón.
Como si el aire fuera tan denso que hacia mi cuerpo más pesado, esa sensación que dominaba los latidos de mi corazón desesperándome cada vez más. Como si cada latido, lento y pesado, estrujara mi pecho y se me hiciera difícil respirar.

Algo no estaba bien, pero no sabia que era “eso” que no estaba bien… había algo en la mirada de Takanori, distante y melancólica, algo… algo… ¿pero qué?

Todo parecía sombrío, el mismo aire que respiraba, el sonido de mis pies al pisar el suelo, la brisa invernal que rozaba mi piel, el angustiado palpitar de mi corazón y ese terrible sentimiento de tristeza que comenzaba a opacar mi desesperación y convertirla en melancolía… y un fuerte, casi palpable, mal presentimiento.

Vuelve

La distante y evanescente voz de mi conciencia no dejaba de repetirme que vuelva, pero no hice caso, no le di importancia por más de que todo, absolutamente todo me imploraba desesperadamente que vuelva, que algo malo iba a pasar con Takanori.

Pero ahora sé, ahora lo se… el gran error que cometí y del cual aún me arrepiento, desearía haber escuchado a esa corazonada.
Ya era demasiado tarde y todo por mi culpa. ¡Mi maldita culpa!



Ya me encontraba frente a la puerta de mi apartamento, con las llaves en la cerradura y aún con la mirada vacía, sin poder quitar de mis pensamientos sus últimas palabras.


"Adiós amigo."

Un fuerte y doloroso golpe me saco de mis pensamientos, tumbándome al piso en cuanto abrí la puerta.

- ¡Yutaka! –gritó Yuu sosteniéndolo de ambos brazos.

Aquel golpe me dejo mareado por unos segundos, al observar mejor a quien me había golpeado, lo reconocí de inmediato.

Era aquel muchacho que había visto salir del apartamento de Yuu pocos días atrás, su cabellera enmarañada y un furioso semblante hacia mí.

- ¡Tranquilízate! –Yuu forcejeaba con él -¡Solo trataba de ayudarme!

Tambaleándome, me levanté del suelo, confundido por la agresiva actitud de aquel tipo.

- ¡¿Cuál es tu problema?!
- ¡Tú! –respondió aún furioso –y tus impertinencias, metiéndote en asuntos que no te incumben –dejó de forcejear con Yuu.
- Ya te lo dije, él solo…
- ¡No me interesa! –sacudió sus brazos de un tirón –no me interesa si te ayudó, tú sabes muy bien que no debes…
- Tú no eres mi dueño, diciéndome que debo y no debo hacer.
- Pero soy tu hermano.
- ¡¿Y por eso te crees con derecho a controlarme?!
- ¡No!... no, yo solo me preocupo por ti –dio un suspiro llevándose las manos a la cabeza –sabia que dejarte vivir solo era una mala idea.

Y pude ver… el temor que se apoderó de Yuu, su cuerpo temblando retrocedía con largos pasos hacia la pared, sin dejar de observar horrorizado a su hermano.

- Solo… mírate –esta vez su voz era más serena –tan demacrado, tan débil…
- Por favor –dijo Yuu evanescentemente.
- ¿Crees que no puedo notar que llevas heridas en todo el cuerpo?
- Yutaka yo no…
- ¡¿Crees que no me duele verte así?! –de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas –Yuu… me lo prometiste y no me dejas con más opciones, yo… yo ya no puedo más con esto.
- ¡No! Yutaka no hagas eso –agarró desesperadamente los brazos de su hermano –por favor no me lleves ahí, te juro que yo no lo hice, yo no lo hice… por favor –sollozaba.

Ahora, estaba completamente confundido… él era su hermano, pero más allá de la rabia que había demostrado hacia mi sin razón lógica, él estaba sumamente preocupado y pude ver el dolor que le provocaban las súplicas de Yuu.

Y más allá de todo, algo presionaba mi corazón… tal vez miedo, al escuchar como pedía que no lo llevara, algo en mí quería descontrolarse… sí, tal vez miedo.

Miedo a que se Yuu se vaya.

- Yo no lo hice, por favor tienes que creerme –insistía sin dejar de sostenerle los brazos.
- Basta.
- ¡Por favor no me lleves a ese lugar!
- ¡Ya basta! –de una fuerte bofetada lo hizo callar, pero provocó que yo reaccionara contra él.
- ¡Hey! ¡¿Qué te pasa?!

Traté de empujarlo, pero él era mucho más fuerte que yo y fue él quien me empujo contra la pared, sosteniéndome del cuello con fuerza, dio un golpe en la pared con la otra mano, cerca mi rostro.

- ¿Crees que tú puedes ayudarlo? –dijo entre dientes, furioso -¿Crees que sabes algo de él?
- Yo-no… no-no me importa, yo l-lo a-ayudaré
- ¡Pero no puedes! –apretó con más fuerza mi cuello -¡Por que él esta enfermo! ¿No comprendes? ¡Él esta enfermo! –me retorcía entre su agarre, arañando inútilmente sus brazos -¡No necesita tu ayuda, él necesita otro tipo de ayuda!
- ¡Yutaka suéltalo! –Yuu corrió hacia él, forcejando para que me soltara.

Caí al suelo, tosiendo y jadeando por aire. Yuu fue empujado torpemente y cayó al suelo también, mientras su hermano se alejaba en el pasillo, caminando a paso rápido y sollozando.

- ¿Estas bien? –preguntó Yuu ayudándome a levantarme del suelo.
- Sí, será mejor que entremos.

Cerró la puerta detrás de mí, mientras me dirigía al fregadero para calmar, con agua fría, el ardor del golpe que me había dado aquel tipo en la cara.

- Lo siento –dijo Yuu parado en el umbral de la puerta de la cocina.
- No fue tu culpa.

Quería saber… solo saber que demonios estaba pasando, todo estaba empezando cambiar… tan radicalmente, empezando con lo ocurrido con Takanori, lo cual aún me había dejado lleno de una melancolía inexplicable.
Pero lo que más me perturbaba era lo que acababa de pasar, y el miedo que aceleraba mi corazón… con tan solo la idea de que se llevarán a Yuu lejos.

- Déjame ver –se acerco a mí, rozando con sus dedos el lugar golpeado de mi rostro, su semblante serio y preocupado de cierta manera me causó gracia -¿Por qué sonríes?
- Porque te preocupas demasiado.

Pero era sorprendente… como su sola presencia parecía iluminar algo dentro de mí, un pequeño gesto y me llenaba de alegría, ¿Cómo explicar ese sentimiento que embargaba mi ser, en malos y buenos momentos?

- No me culpes por eso –sonrió suavemente.

Aferró su cuerpo al mío, en un fuerte abrazo y ocultando su rostro en mi pecho, tomo un profundo respiro y comenzó a llorar.

Él también tenía miedo.

Correspondí el abrazo, apoyando mi rostro sobre su cabeza y tratando de no llorar, sus pesados y dolorosos sollozos eran como un golpe al corazón, tan solo escucharlo así… parecía desgarrarme por dentro.

- No permitiré que te lleven a donde tú no quieras ir.
- Él nunca parará, él va a volver… él… él me llevará a ese lugar…
- No, no lo permitiré.
- ¿Cómo?
- Yo… yo buscaré un lugar…
- ¿Me dejarás solo?
- ¡No! –lo abracé con más fuerza – no te dejaré solo, buscaré un lugar para los dos, viviremos los dos, donde él no te pueda encontrar.
- ¿Hablas en serio? –levantó el rostro para mirarme, sorprendido.
- Sí, hablo en serio –limpié las lagrimas de su rostro con los dedos.

Volvió a esbozar otra sonrisa y quedamos así por un buen tiempo.

Estaba confundido, desesperado… necesitaba saber lo que estaba pasando, necesitaba saberlo… necesitaba comprenderlo, estar consiente de que algo anda mal, pero no saber que es eso que esta mal… es irritante.

- Él… él planea llevarme a… a un –suspiró pesadamente –a un centro… psiquiátrico.
- ¿Te refieres a algo así como un…?
- Manicomio.

¿Cómo era posible que quisiera llevarlo ahí? Él no estaba loco. Pero al parecer solo yo sabía cual era el problema realmente. No iba permitir que lo llevaran a lugar como ese, ahora estaba más que decidido a ayudarlo y buscar una manera… de deshacerme de su doppelgänger.

- Nadie te llevará ahí, no lo permitiré
- ¿Lo prometes?
- Lo prometo –dije sosteniendo su rostro con ambas manos –lo prometo.

Acerqué su rostro al mío y besé sus suaves labios, él me abrazó con más fuerza correspondiendo aquel beso, sentí como las lágrimas de ambos humedecían nuestras mejillas.

Sí, ambos teníamos mucho miedo.
Pero estaba dispuesto a hacer lo que sea solo por él.



La mañana siguiente… bueno, se podría decir que lo que estaba apunto de acontecer iba a ser el comienzo de un final eterno.


Antes de salir a buscar un nuevo lugar para ambos, vi que tenía un mensaje de voz en mi móvil, un mensaje del número de Takanori.
Había sido mandado la noche anterior.

Se escuchaba como su voz jadeaba de cansancio.

- Shima… -comenzó a sollozar –Shima… yo…yo fui un estúpido –el estruendo de vidrios romperse se escucho de fondo, Takanori comenzó a sollozar con desesperación –Traté de decírtelo, pero… pero no pude.

Estaba paralizado, escuchando como mi amigo era presa de desesperación, y esos horribles sonidos de fondo, como si alguien estuviera rompiendo todo a su paso y cada vez parecía acercarse más.

- Lo siento, lo siento tanto –no pude evitar lagrimear, sus sollozos eran demasiado dolorosos –cuando fuimos a ver a Akira, el día que… que creíste que yo vi al doble de Yuu… bueno sí lo vi, pero… había algo más –un fuerte sonido, como si alguien hubiera pateado una puerta hizo que Takanori gritara –Shima, tienes que creerme. Hay alguien o algo más aparte del doppelgänger de Yuu…

Y lo escuché, ese conocido gruñido, furioso y un espantoso grito de Takanori, el mensaje terminó.

Busqué desesperadamente mis llaves, todo el cuerpo me temblaba y las lágrimas de preocupación me desesperaban aun más.

- ¿Qué paso? –preguntó Yuu observándome preocupado.
- Takanori…- sequé las lagrimas de mi rostro –tenemos que ir donde Takanori, ahora –encontré las llaves y prácticamente salí corriendo de ahí.
- ¿Shima que esta pasando?
- ¡No lo sé! –él me miró asustado, ahora ya no podía contener mis lágrimas.
- Tranquilo –dijo Yuu abrazándome.
- Lo siento, pero… pero no se que está pasando, Takanori no está bien… creo… creo que.
- Esta bien, no digas nada, trata de mantenerte tranquilo –soltó su abrazo tomándome de la mano –será mejor que nos apuremos.


Traté de tranquilizarme en el camino, pero los peores pensamientos de lo que le pudo haber pasado a Takanori me estaban haciendo perder la razón, y me maldecía por haber sido tan descuidado y no haberme preocupado más por él.


Estábamos frente a la puerta del departamento de Takanori, pero él no respondía al timbre y yo comenzaba a desesperarme aun más.

- ¡Maldición! No importa, la abriré –sin pensarlo más abrí la puerta, la cual para nuestra sorpresa no estaba asegurada.

El lugar era un desastre total, cosas destrozadas en el piso, muebles tirados al suelo. Sentí como mi cuerpo entero temblaba y un nudo en mi garganta me provocaba escalofríos, no era el desorden que me preocupaba tanto… era el olor que predominaba todo alrededor…

- Shima… -dijo Yuu nervioso –huele… huele a sangre.

Era tan denso, aquel metálico olor, tan pesado que nublaba mi compostura. Exasperado comencé a buscar a Takanori por todo el departamento. Mi corazón latía tan rápido que lo podía sentir golpeando cerca mi cuello, como si cada latido resonara en mis oídos, murmurando en un inentendible compás.

Todo parecía dar vueltas y comenzaba a marearme, cerré mis ojos e inmediatamente perdí el equilibrio y caí al suelo, apoyé las manos en el suelo para no caer de cara.

- ¡Shima! –Yuu vino corriendo hacia mí -¿Estas…- me sostuvo de ambas muñecas, observándome aturdido.

En ese momento todo dejo de dar vueltas y observe la sangre que estaba en mis manos, Yuu me ayudó a levantarme del suelo y vi que había caído sobre un charco de sangre que salía de una delgada abertura de una de las puertas. Traté de abrirla pero estaba asegurada, sin pensarlo dos veces me abalancé sobre ella, golpeándola fuertemente con todo mi cuerpo.

La puerta se abrió y yo caí directamente sobre… él.


Era como… como si el tiempo se hubiera congelado… como si el mundo hubiera dejado de girar, solo por un momento… un momento casi eterno.
Ningún sonido, ni un movimiento, ni un respiro… ni un latido. Solo su cuerpo inerte, cubierto de aquel líquido escarlata, su piel tan fría como el hielo, tan pálida y sin vida. Sus ojos abiertos y fijos hacia el techo, estaban marcados por eso que lo había perseguido hasta el final… eso…

Miedo.

Había tanto miedo en la mirada sin vida de Takanori.

No pude reaccionar, no pude ni moverme… no pude ni llorar. Mis parpados comenzaron a arder, pero ni una lágrima salía de mis ojos. El nudo que tenía en la garganta, como si estuviera clavando los gritos que querían salir. Estaba paralizado.

Todo volvió a dar vueltas, meciendo el suelo de lado a otro, mis parpados se volvían más pesados a medida que mi vista comenzaba a nublarse. Todo se volvió oscuro.



Cuanto deseé que fuera un sueño, una horrible pesadilla para así poder despertar. Pero no era así, era real… realmente estaba pasando…

Había perdido a aquella persona que ni importaba que, siempre estaba ahí conmigo, siempre… en buenos y malos momentos. Había perdido a mi amigo, que no se rendía hasta hacerme sonreír y que siempre trataba de encontrar lo bueno de las cosas negativas.
Había perdido a mi hermano, que siempre escuchaba y aconsejaba sin criticar, sin regañar.

Había perdido una parte de corazón.

- Ya despertaste –Yuu estaba sosteniendo mi mano.
- ¿Qué paso?
- Estas en el hospital, te desmayaste.

Entonces lo recordé, el momento que encontré a Takanori… yaciendo en el suelo cubierto de sangre, y su mirada… esa mirada llena de miedo.

- Takanori…

Las lágrimas que estaban a punto de salir quemaban mis ojos, solo un parpadeo y salieron sin parar, deslizándose sobre mi rostro, quitándome el aire a cada sollozo.
Yuu se acercó a mí y limpió las lágrimas con sus dedos.

- ¿Qué… le pasó? –pregunté después de un rato.
- ¿No lo recuerdas? –dijo Yuu observándome sorprendido.

Suspiró pesadamente, acariciando mis cabellos con una mano y con un semblante preocupado trataba de buscar la manera en como decírmelo.

- ¿Qué paso? –volví a repetir, intrigado .
- Bueno… él… murió desangrado .
- ¿Pero cómo?
- Tú… tú lo viste, había un rasguño… profundo que recorría todo su cuello –quedé atónito –cuando lo encontramos caíste sobre él y te desmayaste. Cuando llegó la ambulancia que llamé había una chica que preguntaba por Takanori.
- ¿Una chica?
- Sí, ella vino hasta aquí dijo que te conocía, pero se tuvo que ir hace poco.
- ¿Te dijo su nombre?
- Ryuu, creo que ese era su nombre.

Me levanté de la camilla donde estaba.

- Tenemos que irnos.
- Pero…
- Estaré bien, tenemos que ir a buscarla.

Si Ryuu estaba ahí, ella sabía que algo estaba pasando con Takanori, ella sabía algo malo iba a pasar. Así que fuimos a buscarla a su casa, sin importarme que Akira y ella vean que estaba con Yuu, lo único que importaba en esos momentos era saber que le había pasado a Takanori.


Tuvimos que cruzar, de un extremo a otro de la ciudad, el único lugar que se me ocurría donde podría estar.
La encontramos saliendo de su casa.

- Que coincidencia. Yo estaba a punto de ir al hospital –dijo Ryuu al vernos .
- Necesito hablar contigo.
- Akira no está, así que mejor nos apuramos antes de que… -dirigió la vista hacia Yuu –Pasen – abrió la puerta –Yuu, ponte cómodo, no tardaremos mucho.
- Pero Ryuu…
- Vamos a hablar en privado –dijo jalándome al fondo del pasillo.

Abrió la puerta de una de las habitaciones, torpemente me empujo adentro y cerro la puerta con fuerza, apoyándose sobre ella y mirando al suelo sin decir nada. Su silencio me irritaba aún más, ella sabía algo.

- Ryuu…
- ¿Qué crees que estas haciendo? –preguntó entre dientes enfurecida y levantando la mirada -¡¿Qué crees que estas haciendo?! –vino corriendo hacia mí dispuesta a golpearme .
- ¡Ryuu cálmate! –forcejeaba con ella sosteniéndola de sus brazos.
- ¡Te lo dijimos… te lo dijimos!-poco a poco dejo forcejear –te lo advertimos… -comenzó a sollozar –pero no escuchaste… y ahora… mira lo que has provocado.
- Yo… no…
- ¡Es tu culpa! –dijo dándome una fuerte bofetada –y lo sabes, ese muchacho es aquel que tiene al doppelgänger, no lo niegues.
- No lo niego, sí es él pero no tuvo nada que ver con Taka… -otra bofetada y me empujo contra la pared .
- ¡Sí tiene que ver! ¡Takanori esta muerto! –comenzó a golpearme el pecho con sus puños, sollozando – ¡Takanori esta muerto… y es tu culpa! –dejo de golpearme, hundió el rostro en mi camisa, sosteniéndola con ambas manos –Es tu culpa –dijo entre sollozos.

Mi culpa, era mi culpa. Tal vez ella tenía razón, tal vez sí era todo culpa mía… tal vez si hubiera vuelto, tal vez si hubiera hecho algo más…
Tal vez Takanori no hubiera muerto. Y ahora sé lo que había en la mirada de Takanori antes de irme aquella noche: Miedo
Ese sentimiento tan desagradable que comenzaba a deteriorar mi cordura, aquel sentimiento que me aprisionaba, nublando mis pensamientos, desgarrando mis sentidos a cada paso que iba. Tratando de ser parte de mi vida y lo estaba logrando.

Sí, era mi culpa, por miedo a aceptar que Takanori estaba siendo preso por ese mismo sentimiento.

- Tienes razón, es mi culpa –Ryuu levantó el rostro, soltándome se secó las lagrimas frotándose los ojos –puedes culparme todo lo que tú quieras, porque es así es mi culpa –mis piernas comenzaron a temblar y las lagrimas salieron, una a otra deslizándose sobre mi rostro y caer al suelo –pero… pero no se que hacer –me desmoroné en mis sollozos, deslizándome en la pared hasta quedar en el piso y hundir el rostro entre mis rodillas –no se que pensar… todo es tan oscuro, todo es tan incoherente, tan confuso… creo… creo que… estaré a punto de perder mi cordura.
- Shima… -Ryuu se acercó a mí para abrazarme –lo siento, solo lo dije porque estaba furiosa, no es tu culpa Shima.
- Lo es Ryuu, es mi culpa… que él ya no esté…

Pasó un buen tiempo para que dejara de llorar, sequé mis lágrimas y me paré del suelo.

- No fue el doppelgänger –Ryuu me observo preocupada –Takanori dejó este mensaje anoche –dije extendiéndole mi móvil.

Mientras ella escuchaba aquel mensaje su semblante cada vez era más preocupado y confundido.

- No comprendo… -dijo al terminar.
- Por eso te digo que Yuu no tiene nada que ver en lo que paso con Taka.
- Pero… tal vez su doble confundió a Taka para que vea otra cosa –dijo en tono exasperado.
- Ryuu sabes que eso no es verdad, había algo más ahí... y fue eso lo que mató a Takanori.
- Tú no lo sabes tampoco, este tipo… este tipo de espíritus pueden engañarnos tanto como quieran.

De alguna manera, sabía que no era un engaño, que ahora no solo teníamos que lidiar con el doppelgänger de Yuu sino que también ahora teníamos que lidiar con algo más oscuro y totalmente desconocido. Tal vez fue la manera en que Ryuu evadía las cosas, lo que la delataba, pero sabía algo sobre esto.

- ¿Por qué fuiste al departamento de Taka? –le pregunté.
- ¿Estas tratando de acusarme? –evadió responderme.
- No, solo te pregunte porque fuiste ahí.
- Fui a visitarlo porque… -calló de inmediato –solo fui a visitarlo.
- Estas mintiendo Ryuu, dime la verdad.

Dio un suspiro, caminando hacia la puerta.

- Tú sabias que algo estaba pasando con él, ¿no es así? ¡Ryuu dímelo!
- ¡No puedo! –la miré atónito –y esta vez no te diré nada.
- Tengo derecho a saberlo.

Se paró frente al umbral de la puerta, apoyando la mano en la manija.

- Supongo que el lado bueno de que tu vecino haya entablado una relación contigo, es que ahora podrás saber lo que quiere su doppelgänger.
- ¡Ryuu esto no tiene relación con él!
- ¡Sí lo tiene! Y todas las respuestas a tus preguntas están ahí, frente tuyo
- ¿Qué pasa si estas equivocada? No lo expondré ante nada si no estas segura.
- No estoy equivocada Shima.
- No veo razón para invocar a su doble por esto.
- ¿No es eso lo que querías en un principio? ¿No era tu intención invocarlo para que te deje en paz?
- Es diferente…
- No es diferente Shima, ¿Qué más prueba quieres? –volvió a suspirar pesadamente -Takanori esta muerto y eso fue la cúspide de todo, tenemos que hacerlo.

Realmente odié que ella tenga razón, todo hasta ahora estaba vinculado con el doppelgänger de Yuu y era lo único que podría, de alguna manera, aclarar todo lo sucedido con Takanori.

- No lo lastimaré, si eso es lo que te preocupa. No lastimaré a Yuu.
- ¿Lo prometes?
- Trataré de hacerlo lo menos doloroso posible, ¿estas de acuerdo?
- Yo… yo…
- Shima no debes dudar en eso, ¿Estas de acuerdo sí o no?

Suspiré llevándome las manos a la cabeza, esto era verdaderamente complicado, pero no tenía otra salida.

- Esta bien, hagámoslo.

Doppelgänger (Cap.8)

Cap.8


No había necesidad de hablar, solo bastaba con mirarse el uno al otro profundamente, como si ambos pudieran leer el pensamiento del otro con tan solo mirarlo a los ojos. No, no había necesidad de hablar, no había noción del tiempo. Fue una extraña conexión, que hacia que el palpitar de sus corazones acelerase de una manera agradable; que hacía que todo el mundo desaparezca y solo quedaran ellos dos.

Él estaba maravillado, totalmente fascinado por como ese muchacho de misteriosa mirada, le había mostrado parte de su corazón, parte de lo que en realidad ocultaba esa coraza en la que se escondía. Una sonrisa verdadera y llena de cariño, una mirada resplandeciente anhelante de amor.

Pero había algo más, él lo sabia, había algo más que trataba de ocultar… tal vez con el tiempo pueda ver todo lo que es él en realidad, y solo lo iba a conseguir ganando su confianza y su cariño.

No importaba cuan pequeño hubiera sido el granito de arena que le hubiera entregado, él estaba feliz ahora. Nada importaba, solo él… solo Yuu.


- ¿Qué es lo que tratas de ocultar en tu corazón? –preguntó posando una mano sobre su pecho, en un susurro solo para él.
- No lo se… -respondió dejando de sonreír poco a poco.
- ¿Por qué no dejas que vea que hay detrás de esos misteriosos ojos? –esta vez acaricio con delicadeza su rostro.
- No lo se… -una pequeña lagrima recorrió su rostro.
- No sabes mentir –con sus dedos limpio el rastro que había dejado aquella lagrima - ¿Es tanto el dolor que tratas de ocultar?
- Sí –respondió en un susurro evanescente cerrando los ojos.
- No deberías tratar de ocultar lo que llevas dentro, a veces… a veces es bueno confiar en los demás.
- No puedo –murmuro con cierto dolor en su voz.
- Sí puedes –con ambas manos tomo su rostro, acercándolo a él –puedes confiar en mí.

Trató de encontrar algún indicio de falsedad en sus palabras. Pero no encontraba nada más que pura sinceridad. ¿Por qué se empeñaba tanto en preocuparse por él? ¿Por qué se empeñaba en descubrir lo que tantos años había sobrellevado?... ¿Por qué sentía tanto cariño por aquel muchacho de ojos tan vívidos como los rayos de sol?

Volvió a sonreírle, una sonrisa agradecida y verdadera, por alguna extraña razón sentía como si algo le llenara por dentro, algo cálido, tan agradable… algo que jamás había sentido antes, y al parecer el causante de eso era ese castaño.Tal vez después de todo sí podía confiar en él, le había hecho sentir protegido… le había hecho sentir querido.



No dejaba de mirar esos ojos, eran realmente hermosos, de un color que le hacia recuerdo a un collar de ámbar, cobrizos e intensos que le llenaban de una rara pero apacible sensación al verlos, eran como el reflejo de aquel noble corazón suyo. Sincero, puro y lleno de afecto. Era como si alguien allá arriba le hubiera mandado el ser más perfecto para protegerlo.

- Podría enamorarme de ti aquí mismo, en este preciso momento –rodeo sus brazos alrededor de su cintura –pero tengo miedo –murmuro evanescentemente.
- No tengas miedo Yuu –acariciaba su rostro con delicadeza, sorprendido por lo que decía -¿Confías en mí?... esta bien si no lo haces, pero no me iré… nunca.
- ¿Lo prometes?
- Lo prometo, siempre estaré a tu lado.


Junto sus labios en un beso, que poco a poco fue tomando un compás tenue pero cargado de gran sentimiento. Sus lenguas se rozaban entre sí en un vaivén suave, ambos degustando el embriagante sabor del otro.

No necesitaba perder su tiempo en cuestionar sus actos o sus palabras, él sabia cuan sincero era Kouyou, no necesitaba más prueba que mirar lo que expresaban sus ojos. Se separó del beso lentamente e hizo su abrazo más fuerte, observándolo a los ojos. Tan hermosos, tan vívidos.

- Sí, confió en ti –dijo en tono alegre con una sonrisa –más que en nadie.

Sonrió ampliamente, acariciando su rostro, acerco sus labios a su frente y le dio un delicado beso.

.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.

"Podría enamorarme de ti aquí mismo, en este preciso momento."

Nunca olvidare esas palabras, nunca olvidare esa mirada, nunca olvidare esa sonrisa y jamás olvidare esos labios.
Lo que sentía ese momento es algo… casi indescriptible, algo que no había sentido antes, como si en cualquier momento podría… volar.

"Sí, confió en ti."

Sabía cuan sincero era, realmente confiaba en mi y eso me hacia tremendamente feliz. No lo conocía bien, no sabia nada sobre su vida, solo había visto como era atormentado por ese ser que siempre estaba con él.

Así es, era prácticamente desconocido para mi… pero eso no importaba, yo también era un desconocido para él, sin embargo algo en mi comenzaba a crecer cada instante que pasaba a su lado, a parte de la intriga y el deseo de protegerlo. Comenzaba a quererlo, un cariño que jamás sentí por nadie, una extraña conexión… podía sentirla con tan solo mirarlo a los ojos.

Podría enamorarme de él.

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Paró de hablar, su semblante serio cambio por uno reflejante de cierto amartelo, esbozando una leve sonrisa.

- ¿Se enamoró de él? –pregunto algo curioso.
- Completamente –respondió el muchacho levantando la vista hacia aquel hombre.
- Ya veo, decidió seguir a su corazón.
- Era inevitable, aunque él pocas veces dejaba ver ese lado suyo, ese lado que solo yo llegue a conocer.
- ¿Qué paso con su doble?
- ¡Oh bueno!, aun queda mucho antes de terminar, las cosas recién iban a ponerse realmente complicadas –dijo volviendo a cambiar de semblante y desviando la vista, esta vez reflejaba algo de tristeza.

El hombre cambio de posición sobre su butaca, acomodando sus piernas y observando su reloj. Once de la noche. Dio un evanescente suspiro, las horas parecían pasar a un compás tan lento, como si estuvieran dándole al muchacho el tiempo suficiente, él sabia que era la única vez que vería a ese castaño, pero a medida que avanzaba en su historia, no podía evitar sentir escalofríos y como envolvían su cuerpo.

Tenía un mal presentimiento.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -


La mañana siguiente, al despertar, me encontré con su plácido rostro, durmiendo tan apaciblemente, era realmente hermoso, su piel tan sedosa y delicada al igual que sus labios. No quería despertarlo, me quede observándolo por largo tiempo. Memorizando cada pequeño detalle de su rostro, plasmándolo en mi memoria, no quería despertarlo.

Me levante de la cama sigilosamente, de la ventana de la habitación se mostraba un gran manto blanco de nieve que cubría la ciudad, pero eso no pararía el ajetreo del día, las calles ya habían sido limpiadas, aun así todo se veía encantador y me quede observando por la ventana, y en lo único que podía pensar era en lo que había pasado la noche anterior, al principio no podía creerlo… era demasiado extraño y bueno para ser verdad, pero él estaba ahí… ahí conmigo, durmiendo como un bebé.


¿Qué iba a pasar ahora? ¿Podría al fin saber el significado de todo lo que había estado pasando?... ¿Podría al fin descubrir el gran misterio que él trataba de ocultar?

Comprendí que las cosas no iban a ser tan fáciles, la realidad estaba volviendo y la realidad era incierta, no sabia que hacer ni que pensar, lo había atraído más hacia mí sin importarme lo que Akira habí dicho.

"Porque… terminarías lastimado… tú y todos alrededor tuyo."

¿Realmente hablaba en serio? Me parecía imposible que alguien como Yuu lastimaría a alguien, era él la victima y yo estaba dispuesto a ayudarle.


Antes de dirigirme al trabajo, deje una nota sobre la mesilla de noche para Yuu, indicándole donde encontrar comida y que podía quedarse ahí el tiempo que él quisiera. No pude despertarlo, me era imposible interrumpir aquel sueño.

Pero algo paso justo antes de salir del apartamento, algo que jamás olvidare… algo tan perturbador que jamás se borro de mis recuerdos, aun lo recuerdo, tan claro como lo vi ese día.

Justo antes de abrir la puerta, escuche un leve y casi evanescente sollozar, en ese instante un escalofrió impidió que reaccionara, erizando mis poros. Lo volví a escuchar, parecía provenir de la cocina, no reaccione y el sollozo se volvió un poco más audible.


Mi corazón empezó a palpitar, parecía un compás acelerado pero pesado al mismo tiempo, con las piernas temblorosas me dirigí a la cocina y empuje lentamente la puerta.

Estaba sentado en el suelo, en medio de la cocina, con el rostro escondido entre sus rodillas y sus brazos abrazando sus piernas, lo reconocí al instante. Era Takanori.

- ¿Taka? –me acerque a él, poniéndome de cuclillas -¿Hace cuanto que estas aquí?

No respondía, seguía sollozando, ocultado su rostro en sus rodillas, su cuerpo temblaba un poco, estaba comenzando a preocuparme. Supuse que entro con la copia de llaves que él tiene, pero… ¿Por qué estaba así?

- Taka dime que pasa, por favor –sobe uno de sus hombros.

Lentamente levanto el rostro, estaba realmente cansado, sus ojeras notablemente marcadas, sus ojos rojos y algo hinchados, como si hubiera llorado por horas. Nunca lo había visto así de mal… trate de mantener mi compostura y no desmoronarme, era abrumador verlo así y más aun no saber que estaba pasando, era más que obvio que había pasado algo terrible.

- Shima…- su voz parecía quebrarse con el aire.

Empezó a sollozar fuertemente, lanzándose en mis brazos. Ahora estaba más que preocupado, algo andaba mal, realmente mal y me partía el corazón a cada segundo que pasaba. Paso un largo tiempo para que todo quedara en silencio, aun seguía abrazándolo, conteniendo las lagrimas con todo el esfuerzo que pude.

- Taka si no me dices ahora mismo que esta pasando, juro que colapsaré.

Se separo del abrazo, y levanto la vista hacia mí… esbozando una leve, dolorosa sonrisa. Sentí como si en cualquier momento él iba desaparecer, como si en cualquier momento se iría… lejos… muy lejos.


Levanto lentamente una mano y acaricio mi rostro, deslizando su palma. Su tacto era tan frío, su piel tan pálida.

El teléfono comenzó a sonar, dio un pequeño salto de susto.

- Voy a contestar –dije caminando hacia el teléfono que no estaba lejos de la cocina, observándolo de reojo.

Trataba de no quitar mi vista de él, pero al levantar el teléfono para contestar, desvié la mirada, completamente petrificado por la voz que acababa de oír.

- ¡Hey Shima!

Era Takanori… desde el teléfono, no podía comprenderlo, ¡era imposible! Pero esa era su voz, corrí hacia la cocina… él ya no estaba ahí.

Mi cuerpo comenzaba a temblar sin control, el palpitar de mi corazón aumentaba de velocidad. Escuche la voz enojada de Taka desde el teléfono.

- Hola Taka, lo siento… no podía escuchar.
- Pues arregla ese teléfono… ¿Eh? ¿Shima estas bien?
- ¿Sí por-por q-que?
- Te escucho algo raro… bueno solo llamé para decir algo rápido.
- Dime.
- ¿Tienes tiempo después del trabajo?... necesito hablar contigo –su voz cambio de tono a uno algo preocupado.
- Em… sí, claro.
- ¿Te parece si nos encontramos afuera de mi apartamento… a eso de las ocho?
- Esta bien, estaré ahí.
- ¡Gracias!...eh… bueno Shima, nos vemos, un cliente acaba de llegar.
- Ok, nos vemos.

Seguía con el teléfono en mi mano, apoyado en mi oreja… escuchando el pitido de este. ¿Qué acababa de pasar? ¡¿Qué diablos había sido eso?!

No pude concentrarme en el trabajo, esperaba impaciente la hora de irme. Mis piernas no habían dejado de temblar, mi corazón no dejaba de palpitar con cierto ritmo molestoso, un nudo en mi estomago me hizo sentir ansiedad y estaba siendo carcomido por los nervios, no podía pensar claramente. ¿Lo que vi fue imaginación mía?... pero era tan real, ¡yo lo vi! ¡Yo lo sentí!... estaba ahí, tan palpable como algo real. Era todo tan confuso… tan irritante, tan abrumador.

Apenas el reloj marco el final de mi turno, prácticamente volé hacia donde íbamos a encontrarnos. No podía evitar sentir esa ansiedad, esos nervios que nublaban mi mente, algo malo había pasado… era un presentimiento, algo malo…

Al llegar, él ya estaba ahí, parado en el umbral de la puerta principal del edificio donde vivía.

- Taka…- él levanto la vista.
- Shima.

Sonrió… una sonrisa falsa, sus ojos… expresaban tanta tristeza, tanta serenidad y él no podía ocultarlo, estaba triste… estaba mal y yo sentí como mi corazón se hacia añicos.

- ¿Qué paso? ¿Algo anda mal? ¿Estas bien Taka? –pregunte desesperado .
- Hey tranquilo, no paso nada malo .
- ¿En serio? Taka no me mientas…
- Shima, solo quería hablar –dijo en tono sereno –nada más…
- Oh, bueno… dime.
- Aquí no, vamos a otro lugar.

El frio era casi insoportable, ya era de noche y estaba comenzando a caer levemente delicados copos de nieve. Aun sentía ese nudo en el estomago que me decía que algo no andaba bien, ambos nos mantuvimos callados mientras caminábamos en las frías calles cubiertas de nieve.
Y él mantenía la vista fija al frente, su semblante parecía no tener expresión alguna… como si no estuviera en si, como si estuviera inerte en sus pensamientos.

Después de poco tiempo de haber caminado, nos encontrábamos en un pequeño parque, el cual se me hacia muy familiar…

.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.

El sol brillaba sutilmente, la hora crepuscular ya había comenzado, sus rayos se reflejaban casi naranjas sobre las nubes, lentamente ocultándose en el azul horizonte.

El aroma de las flores primaverales era dulce y exquisito, él adoraba ese aroma, podía pasar horas y horas memorizando el característico aroma de cada flor, no le gustaba arrancar los pétalos, era impensable para él, los pétalos son lo que le dan más vida a una flor.

Siempre iba a ese parque, era pequeño y simple, pero lo que más adoraba de él, era la diversidad de flores que había, podría pasar el día entero ahí.

Entre aquellas flores, encontró una… la única que se ocultaba detrás de todas esas flores, sus pétalos no eran muy grandes pero tenían una forma extraña, semejante a un corazón, tenían un color violeta, realmente hermoso e intenso, se acerco a ella… tenia un aroma realmente agradable, muy diferente a las otras flores.

Perdió su concentración al escuchar un sollozo, busco con la vista de donde provenía y a lo lejos diviso a alguien oculto entre unos arbustos, se acerco a él.Era un niño, sentado sobre la tierra, abrazado de sus piernas y escondiendo el rostro entre ellas. Se acerco más a él y se puso de cuclillas frente él.

- ¿Por qué lloras? –pregunto con voz chillona, ladeando la cabeza.

El niño froto sus ojos con ambas manos, levanto la vista hacia el otro niño.Sus ojos estaban rojos de tanto llorar, su rostro sucio y con una raspadura sobre una de sus mejillas.

- Me caí –dijo abrazando otra vez sus piernas.
- ¿Te lastimaste mucho?

Su rostro se arrugo para volver a llorar, asintió con la cabeza y le mostro las raspaduras de sus brazos y algunas otras en sus rodillas.

- ¡No encuentro a mi mami! –grito entre sus sollozos- y-y-y me caí… du-due-le mu-mu-cho.
- Yo te ayudo a buscar a tu mami –dijo extendiéndole una mano.

Volvió a frotarse los ojos con ambas manos, observándolo con sorpresa, y dudoso le extendió una mano, aquel niño la tomo con una gran sonrisa, ayudándole a ponerse de pie.

- Me llamo Kouyou –le dijo sin dejar de sonreír.
- Yo… soy Takanori.
- Bien Takanori, deja de llorar como niña –dijo secándole las ultimas lagrimas de su rostro- y vamos a buscar a tu mami .
- ¡No lloro como niña!- sus mejillas se sonrojaron .


Encontraron a la madre de Takanori, leyendo un libro en una de las bancas al otro lado del parque. Ambos niños se despidieron, Takanori se sentía curioso por aquel niño de una sonrisa que parecía hacer que las cosas brillen más.

Fue ese día que ambos se conocieron, y volvieron a encontrarse seguido en aquel lugar. No tardaron en formar una amistad. Con el tiempo ambos se volvieron grandes amigos y confidentes del otro. Takanori podría haber sido tímido al principio, pero en realidad era una persona de grandes virtudes y talentos, siempre preocupándose por los demás, siempre tan sencillo y noble.

Un amigo incondicional, alguien en quien Kouyou podía confiar, alguien en quien podía contar en cualquier situación, alguien sincero… un ser querido, una parte suya, una gran parte de su corazón.

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Ambos nos sentamos en una de las bancas, nos mantuvimos en silencio por un buen rato. Hasta que Taka dio un leve suspiro.

- ¿Recuerdas, Shima? –dijo observándolo con una leve sonrisa.
- Sí, ¿Cómo podría olvidar? Fue aquí donde te conocí, te encontré llorando como una niñita –dije en tono burlón, ambos comenzamos a reír.
- Eran buenos tiempos –dijo en tono nostálgico, elevando la vista al cielo.

Ya estaba demasiado preocupado por él, al parecer tenia que ser yo quien le saque las palabras, o explotaría en palabras incoherentes.

- ¿De que quieres hablar Taka? Se que algo no anda bien, lo puedo notar a kilómetros .

Por alguna razón, no me atrevía a contarle lo que vi en la mañana, tal vez si fue solo imaginación mía… y no quería preocuparlo más con mis tontos problemas.

- A decir verdad Shima, no lo se… solo… solo sentía la necesidad de hablar
- ¿Sobre que?
- No lo se, cualquier cosa… como por ejemplo, de esas flores violetas que tanto te gustaban, las que encontraste aquí, ¿recuerdas?
- Las flores de solano… sí, las recuerdo.
- Con el tiempo esa única flor se volvió en todo un enorme arbusto de flores violetas.

El frio iba aumentando cada vez más, pero valió la pena pasar ese frío, después de casi diez minutos de hablar de nuestra infancia, logre hacerle reír. Aunque él estaba actuando de manera extraña, como si tratara de aferrarse desesperadamente a los recuerdos del pasado, pero no mostraba indicios de hablar del por qué de su comportamiento.

- Taka me estoy helando, vamos a otro lugar.

Fuimos a una cafetería cerca de aquel lugar, el ambiente era más relajado y tibio.

- ¡No lo puedo creer!, Ryuu nunca había hecho algo así por mi –dijo Taka en tono más animado que antes.
- Pues… supongo que le caí bien.
- Recuerdo que Akira me dio algo similar…- sonrió de lado- pero tú sabes lo descuidado que soy y creo que lo perdí… y ¿Dónde esta ese collar?
- Lo guarde, me lo saque.
- ¿Eh? ¿Por qué?

Oh bueno, llegamos a esa parte… sin querer tal vez. Pero ahora me sentía más tranquilo por Takanori, no se que le había pasado, hace poco había estado… prácticamente desconectado del mundo y ahora estaba de lo más normal, curioso y burlón como siempre. Algo estaba pasando aquí, pero no sabía que era.

- ¡Mentira! –dijo sonriendo.
- Baja la voz Taka y no es mentira, es la verdad.
- Entonces… ¿Yuu vivirá contigo?- pregunto curioso con ojos grandes.
- ¡No!... no, es solo… solo le dije que se quede el tiempo que quiere… bueno ni siquiera se lo dije, solo deje una nota y… y tal vez… no-no la leyó.
- Claro –dijo observándome de manera acusadora.


¿Alguna vez sentiste que algo no anda bien, o mejor dicho, sabes que algo no anda bien pero sin embargo no te atreves a indagar el por qué no anda bien? Yo sabia que algo andaba mal con Takanori, algo dentro de mí me lo gritaba a los oídos, provocaba que mi corazón palpite con tanta fuerza y sienta ese nudo en el estomago, pero no me atreví a presionarlo, solo trate de conformarme con su simple respuesta “No lo se”

Que gran error.

- Nos vemos Taka- dije despidiéndome de él.
- Cuídate mucho Shima –algo en su tono de voz hizo que mi cuerpo se paralizara –No te preocupes, todo saldrá bien en cuanto a Yuu. No te preocupes por mí tampoco, solo estoy cansado, estaré bien –sentí como algo presionaba mi corazón- Adiós amigo –se fue.

Había algo en ese tono que había usado, no pude articular ni una palabra, me quede petrificado, aun después de verlo marchar.




Proteger a tus seres queridos, ¿verdad? Siempre lo había dicho, que iba a proteger a los que eran parte de mi corazón, parte de mi vida. Protegerlos a toda costa.

Pero yo había fallado en proteger al ser más importante de mi vida, mi mejor amigo, mi compañero incondicional… mi hermano.




Esa fue la última vez que vi a Takanori con vida.

Doppelgänger (Cap.7)

Cap.7

Invierno… esa estación tan fría, la más fría del año. Ya había llegado, las semanas habían pasado tan rápido, dentro de poco empezaría a nevar. Lo que trajo ese invierno, no sabría como describirlo exactamente, pero jamás lo olvidare, los extraños sucesos que pase ese invierno, marcaron mi vida por completo.Varias semanas no lo vi, varias semanas tratando de espiar, pero no pude, varias semanas con un solo pensamiento, revoloteando en mi cabeza, solo él… solo él.

- ¡Uy! ¡Que frio hace!- dijo Ryuu tiritando de frio.
- Ya Ryuu toma tu café, esta calientito.
- ¡Te equivocas! No esta calientito, ¡Está súper caliente!
- Sóplalo- dije tomando un sorbo de mi taza.
- Buena idea- empezó a soplar fuertemente el café de su taza- sigue caliente.
- Sí que eres impaciente- saco su lengua, como una niña chiquita haciendo gestos raros, ambos empezamos a reír.
- Este lugar es bonito, ¿Vienes aquí seguido?
- Sí, muy seguido.
- Fue aquí donde viste a…
- Sí-respondí inmediatamente.
- Ah- suspiro- entonces, dime Shima ¿Por que querías hablar a solas conmigo?- pregunto algo seria.

Desde la primera vez que los vi, algo me había estado intrigando cada día, más y más. No podía quedarme sentado de brazos cruzados y ver como evadían tocar el tema. Entre los dos, Ryuu siempre fue la más flexible, la más infantil, pero era la más comprensiva.

- Se que tú no eres buena mintiendo Ryuu, tampoco lo es Akira. Pero él es demasiado terco y se que se negara por más que insista.
- ¿De que hablas?
- Bueno… todo este tiempo ustedes dos han estado buscando alternativas para invocar al doppelgänger… pero todos sabemos que no son certeros al cien por ciento- desvió la vista a un lado- solo hay dos métodos, ¿Verdad?- levanto la vista asombrada.
- ¡Maldición! ¿Realmente somos tan pésimos actores?
- Jajaja, lamento decirte que sí.
- Bueno supongo que no tiene caso ocultarte nada- dio un suspiro- Hasta ahora… solo conocemos dos métodos… certeros.
- El primero es usar la sangre del doble vivo, ese es un método casi imposible de realizarlo.
- En especial cuando se necesita mucha sangre… Mmm… ¡podrías tratar de hablar con él y pedirle su sangre!- dijo con una sonrisa en tono infantil.
- Sí claro.
- Es solo una sugerencia.
- No evadas el tema Ryuu, ¿Cuál es el otro método?
- Es… es solo que… es demasiado peligroso Shima, ya no insistas, seguiremos buscando más…
- ¡No Ryuu!, ya no puedo esperar más.
- Con más razón no te lo diré, no puedes ser tan precipitado en tus acciones.
- Solo dime que es, y si es realmente peligroso, buscaremos otras opciones.
- Akira se enfadaría tremendamente conmigo si te lo digo, no puedo hacerlo.
- Por favor- dije con cierto tono desesperado.
- Solo con una condición- dijo algo irritada.
- ¡Está bien!
- Debes prometerme que no le dirás a nadie, y que no te aferraras a hacer este método.
- Lo prometo.
- ¡Lo digo en serio Shima!
- Ryuu, te lo prometo, no diré nada a nadie y tampoco te presionare con esto, solo necesito saber que es.
- Ay- suspiro cansada- este método… es demasiado peligroso, solo lo intentamos hacer una vez con Akira… fue horrible
- ¿Qué paso?
- Este método es algo que… solo yo puedo hacer… por mi habilidad. No solo puedo ver cualquier clase de entidad del más allá…
- ¿Entonces? – estaba algo desesperado.
- Las personas vivas… todas tienen alma… y yo…- se mordió los labios, desviando la vista al suelo.
- Esa broma que hiciste el día que nos conocimos, de que podrías arrancar mi alma… no era solo un chiste, ¿Verdad?
- No, es verdad… puedo ver la esencia de las personas, su alma y su aura. Su aura es como… como una luz que recubre todo el cuerpo, cada persona tiene un color diferente… el alma… es difícil describirla… pero la puedo ver, se que es ella. Tiene una presencia muy diferente a todo lo demás. Pero es muy difícil para mi tocarla, esta muy dentro tuyo.
- Pero si lograste hacerlo.
- Sí, años atrás. Toque el alma de Akira y la saque de su cuerpo. ¡Habíamos estado tratando de invocar a un espíritu, éramos tan jóvenes e ingenuos! ¡En nuestro empeño en invocarlo experimentamos cosas estúpidas!
- ¡Hey! No es estúpido, es algo…
- ¿Por que crees que solo lo hice una vez?... ¡fue horrible! Akira paso al más allá, su cuerpo empezaba a perder vida por cada segundo que su alma seguía ahí- dijo con cierto tono de dolor- jamás me había sentido tan inútil y desesperada, trate de invocarlo tantas veces, pero no logre nada. Fue hasta el ultimo momento que… que se me ocurrió usar su sangre, de ese modo descubrimos uno de los métodos más certeros, logre traerlo de vuelta. Me dijo que había visto cualquier clase de entidades, cosas horribles, había encontrado al espíritu que tanto habíamos buscado, pero este no le dejo volver – se quedo en silencio por un momento, con la vista sobre su taza –Estuvo a punto de morir, Shima… es por eso- levanto la vista hacia mí, con expresión suplicante –que este método es muy peligroso, y no debes insistir porque no lo volveré a hacer.
- Te lo prometí, ¡no es verdad? No te preocupes Ryuu, tampoco soy un inconsciente.
- Buscaremos más opciones, solo debes tener paciencia.

Me observo por largo tiempo, sin quitar esa sonrisa que la hacia lucir tan infantil. Ya estaba acostumbrado a eso, siempre sonriendo, siempre tan feliz, siempre tratando de animar a los demás.

- ¡Hey! ¿Y que tal van las cosas?-pregunto en tono alegre –Te ha servido el talismán que te di, ¿Verdad?
- Ah…- palpé con una mano mi cuello y tome el collar, observándolo detenidamente –Sí.
- ¡Eso me alegra!- dijo sonriendo ampliamente.
- No sabes cuan agradecido estoy, realmente ha servido.
- Lo se- dijo infantilmente –solo asegúrate de siempre llevarlo puesto.
- Seguro.

De hecho, no me lo quitaba ni para dormir, a veces ni me daba cuenta de que lo tenia puesto. Pero había momentos en que lo sostenía por un largo tiempo, observando cada detalle, pensando… en como algo tan simple, tenia algo tan poderoso por dentro. Había momentos en que sentía tanto deseo de quitármelo, tal vez era eso lo que me estaba alejando de tratar de acercarme más a Yuu, pero no tenia el valor suficiente para quitármelo.

Mi vida dio otro vuelco totalmente inesperado esa semana.
Pero definitivamente, las cosas iban a cambiar.Para siempre.

Estaba saliendo de mi apartamento, para dirigirme a trabajar. El chirrido de una puerta de aquel pasillo, me llamo la atención, voltee la mirada inmediatamente. Era del apartamento de Yuu, me quede parado frente a mi puerta, con una mano en la manija y otra con las llaves.

Un muchacho de cabellera desordenada y castaña, salía de su apartamento a paso desganado.

- Promete que sí iras a verla- dijo dando suspiro –se que no quieres, pero es tu hermana y debes ir a verla… ¿Huh? ¿Me estas escuchando? –de repente movió la cabeza hacia mi dirección, antes de que pudiera ver su rostro, las llaves que sostenía se resbalaron , me agache evitando mirarlo y tomar las llaves para cerrar la puerta –bueno, ahora solo… trata de descansar, te llamare después. Nos vemos- se dirigió hacia el elevador.


Escuche como cerraba lentamente su puerta, sentía como sus ojos me observaban, sentí esa rara sensación que tienes detrás la cabeza cuando alguien te observa, como si estuviera tan cerca mío que rozaba mi espalda.Las puertas del elevador se abrieron, sin quitar la vista del suelo, corrí hacia el elevador detrás de aquel muchacho.

No podía evitar observarlo de reojo, era algo extraño. Su semblante se mostraba tan cansado, realmente exhausto, con ojeras remarcadas y los parpados pesados, la cabellera despeinada que caía en mechones ondulados hasta el cuello. Su serio rostro lo hacia lucir descontento, como si estuviera hastiado del mundo. ¿Quién era él?

El pitido del elevador sonó y las puertas se abrieron, él salió a paso rápido sosteniendo un móvil contra su oído, salí detrás de él manteniendo distancia suficiente para poder escuchar lo que decía por el móvil.

- Estaré ahí pronto, ¿ok? Sí, estuve con él –dio un suspiro –No esta bien, algo anda mal con él otra vez, pero te digo que esta vez es peor, jamás lo había visto en tal estado –se llevo los cabellos hacia atrás con una mano dando otro suspiro cansado –tenemos que hacer algo antes de que… -paro en seco, levantando la vista sobre su hombro, me había descubierto.
Solo pude limitarme a caminar con la vista pegada en el suelo, pase por su lado, casi rozándolo con el brazo, sentí como una leve corriente recorría todo mi cuerpo, realmente había algo raro con este tipo.

Pero lo que más me intrigaba ahora, era lo que había escuchado. Algo malo había pasado con Yuu y por alguna razón, sentía como mi corazón palpitaba más fuerte que antes, sentía como un nudo en mi estomago me daba nauseas, los nervios y la preocupación me estaba carcomiendo por dentro.

De pronto, me entro una necesidad tremenda, que no me dejaba pensar claramente, de quitarme el talismán.Ese peculiar regalo de Ryuu, que me había protegido y devuelto la tranquilidad en mi vida, lo estaba empezando a odiar. Pensé que tal vez eso era lo que me había estado impidiendo de acercarme a Yuu, y ahora que me entero que estaba realmente mal, quería quitármelo. Jamás había sentido tantas ansias antes, lo sostenía entre mis dedos, observándolo con odio y desprecio, sin embargo una parte mía no quería quitárselo, tenia miedo de lo que pudiera pasar.

Fue entonces que me di cuenta, de lo mucho que me importaba Yuu, aun sin siquiera conocerlo bien. Mis pensamientos eran invadidos por el gran misterio que escondían esos ojos, la fría imagen de su rostro adornado por esa mirada llena de ocultos sentimientos, en mi corazón fui sintiendo poco a poco como una extraña presión parecía encogerlo.

- Takashima-san –la voz de mi compañera de trabajo me saco de mis pensamientos – ¿Ya terminaste de revisar el inventario?
- ¿Ah?... eh ya casi…
- Revísalo bien, ¿Eeh? Estas como en la luna –dio una pequeña risa –nos vemos mañana.
- Sí, adiós.

Había estado tan envuelto en mis revueltos pensamientos, que no me di cuenta de la hora. Apure en hacer mi trabajo y salí de ahí, como de costumbre empecé a caminar entre el frio de la noche y la gran multitud de las calles.

Pero esta vez me salí de mi usual ruta, camine sin sentido alguno, a donde mis pies me llevaban, adentrándome entre las calles iluminadas con esos enormes letreros de neón, la multitud siguiendo su paso sin parar. Seguía caminando… solo caminando, sin rumbo alguno, observando al vacio, con la gran intriga, la gran angustia y la gran necesidad de quitarme el collar que llevaba siempre puesto.

Las calles fueron perdiendo el ajetreo de la noche, me encontraba ahora en las calles vacías y estrechas rodeadas de grandes casas. Se me hacia familiar ese lugar, camine un poco más y mis pies se detuvieron en una esquina, junto a un poste, entonces lo recordé. Era ese lugar donde me había sentido presa de una caza sin fin, escapando… escapando de aquello que me perseguía, de aquello me observaba a todos lados, aquella noche que sentí el verdadero pánico, aquella noche que trate de escapar con todas mis fuerzas y al final trato de matarme en la bañera.

Al parecer mis pies me traían de vuelta a esas vacías calles, iluminadas solamente por las tenues luces de los postes y algunas casas. Que ironía, que ese fuera el lugar donde decidí deshacerme del talismán.

- Lo siento Ryuu- murmure tomando la cadena del collar con ambas manos, lo pase por encima de la cabeza y ya estaba fuera.

Fue extraño como en ese preciso momento, comenzó a nevar, una fría ventisca pareció resoplar alrededor, un frio casi insoportable invadió el aire, levante la vista hacia la luz del poste, pude distinguir los delicados copos de nieve caer en dirección al la que el viento soplaba, los sentí caer sobre mi rostro, se sentía tan agradable. Sí, extrañamente me sentía bien.
Guarde el collar en uno de los bolsillos de mi chaqueta, aunque tuve muchas ganas de tirarlo al suelo, decidí guardarlo por esa vez.

El viento comenzaba a soplar con mayor desespero cada vez, camine hasta la estación del metro, sentía como mis piernas y brazos se iban entumeciendo por el frio. Me dirigí a mi apartamento, aun no pasaba nada extraño. Hasta que entre al elevador, las puertas se cerraron levemente y comenzó a subir, mantenía la vista hacia la puerta, las luces comenzaron a titilar. Sentí de nuevo esos escalofríos que tanto odiaba, el elevador comenzó a perder su velocidad a medida que las luces perdían su nitidez, solo deseaba llegar de una buena vez. Esas paredes metálicas parecían encerrarme cada vez más, me sentía algo claustrofóbico ahí, mordí mis labios en desesperación. Solo faltaba un piso más, pero cuando al fin llego a mi piso y antes de que de un suspiro de alivio, las puertas no se abrieron, ni siquiera hubo ese pitido para que se abran, en vez las luces se apagaron completamente, estaba encerrado en aquel elevador, no podía distinguir casi nada, todo era tan oscuro. Comencé a pulsar todos los botones con ambas manos, de repente me detuve en seco al sentir algo rozar conmigo por atrás, mi corazón empezó a palpitar fuertemente, se hizo un nudo en mi garganta al sentir como una fría sensación hacia presión en mis hombros, quede paralizado con un brazo todavía extendido hacia el tablero de los botones.Hizo más presión sobre mis hombros y empezó a recorrer el brazo extendido, luego hizo una presión realmente fuerte sobre mano, sentí como su me clavara las uñas sobre ella y abriera la piel, pero no salía ningún sonido de mi garganta solo las lagrimas salían por el dolor.

Sentí tanto miedo, como antes, ese miedo que invadía cada pulgada de mi ser, estaba comenzando a arrepentirme de haberme quitado el collar. Pero recordé la razón por la que lo hice, Yuu.

No iba dejar que me haga su presa esta vez, y de alguna manera pude tomar el coraje suficiente y comenzar a gritar. Un grito envuelto de rabia, lancé mis brazos hacia la puerta y comencé a golpearla, esta no se tardo en abrir y caí directo al suelo, las luces volvieron a encenderse. Me arrastre hacia afuera del elevador, cuando lleve la vista del vuelta a este, las puertas ya se estaban cerrando, pocos segundos… pude distinguir una sombra al fondo del elevador, las puertas se cerraron completamente.

Esa sensación, la volvía sentir, mi corazón palpitaba con tal fuerza que hasta me parecía escucharlo, el nudo que se formaba en mi garganta y mi estomago, los escalofríos que recorrían mi cuerpo como miles de agujas rasgando mi piel.

Me levante del suelo, con las piernas temblando sin parar, observe mi mano… tenia unos profundos cortes, como si hubieran clavado uñas largas y filosas dentro mi piel, sangraban sin parar. Apenas di un paso hacia el pasillo, divise la puerta del apartamento de Yuu abierta.

Mi corazón comenzó a palpitar con más fuerza aun, al principio dude en acercarme, pero otra vez estaba siendo guiado por mis pies, caminaba a paso lento e inseguro hacia su puerta, tratando de no hacer ruido alguno, hasta mi respiración se hizo inaudible.

Ya me encontraba frente a esa puerta, clavado en el umbral con una extraña sensación en las piernas y en el estomago, me odie a mi mismo por no saber que hacer, si entrar o no. Una parte mía no quería pero otra parte me imploraba por entrar.

Fue hasta que escuche un fuerte golpe proveniente de su apartamento, inmediatamente empuje la puerta entreabierta y a pasos cortos y lentos comencé a revisar el apartamento.El volver ahí, me hizo recordar cuando lo encontré a él tirado en el baño, mordí mis labios en tanta angustia.

Después de haber recorrido casi todo el apartamento, lo encontré. Debajo su cama pude distinguir su cuerpo desparramado ahí, lo jale de uno de sus brazos con las débiles fuerzas que tenia a causa del temblor de todo mi cuerpo.

No pude evitar contener las lagrimas que salían desesperadas mis ojos, estaba en tan mal estado. Su rostro estaba cubierto por moretones y algunas cortaduras, pero su cuerpo… estaba tan delgado, más delgado que antes.

- ¡Yuu! ¡Despierta!

Me puse de cuclillas frente a él, trate de despertarlo, pero estaba totalmente inconsciente. Estaba ardiendo en fiebre, al tratar de levantarlo del suelo, observe la gran mancha de sangre fresca en el piso. La desesperación me invadió al ver su camisa rasgada por la espalda y unos largos y profundos cortes que no paraban de sangrar. Levante su delgado y herido cuerpo del suelo, aun con lagrimas que no paraban de salir, sentí esa presión que parecía encoger mi corazón cada vez más y más, me sentía culpable.

Tal vez lo primero que hubiera hecho, hubiera sido llevarlo a un hospital, pero no lo hice. Solo lo saque de aquel apartamento e inconscientemente lo lleve a mi apartamento.

Su cuerpo estaba tan delgado que parecía no pesar casi nada, la sangre incesante parecía nunca parar, la fiebre estaba haciendo que su cuerpo empiece a sudar. A paso torpe, lo metí en la bañera y abrí el paso de agua fría, mientras aun sostenía su inconsciente cuerpo, lavaba la sangre, apenas le saque su camisa y comencé a lavar su espalda. Se veía tan débil, tan indefenso… tan frágil, tenia miedo de lastimarlo con mis torpes movimientos.

Lleve un buen tiempo sosteniéndolo en la tina, no quería soltarle, lo aferre más a mi cuerpo abrazándolo, sollozando. Sentía que todo eso era mi culpa, si no fuera porque yo no me pare ahí como idiota tal vez lo hubiera salvado, o tal vez si en primer lugar yo no hubiera sido tan cobarde y tratar de seguir la advertencia de Akira, él no estaría en tal estado.

- Lo siento…- dije entre sollozos sin dejar de abrazarlo –lo siento tanto.

Sentí un leve movimiento por parte suyo, mi corazón volvió a palpitar fuertemente y solté el abrazo.

- Tengo frio…- dijo en un murmullo evanescente, abriendo los ojos.

Había sido tan descuidado, su cuerpo temblaba por el frio que le causaba el agua, mi cuerpo también estaba algo tembloroso por el frio. Lo volví a tomar en mis brazos y lo lleve a mi habitación, busque desesperadamente ropa seca de mi armario, me sentía tan nervioso que no había pronunciado ni una sola palabra.

Antes de que le entregue la ropa, observe las heridas de su espalda, ya habían parado de sangrar, pero podía notar que eran tan profundas que no iban a cicatrizar bien sin puntadas, fui a buscar en mi botiquín lo necesario para curar sus heridas.

Estaba sentado sobre la cama, observando al vacio y abrazando sus piernas, me acerque a él… aun seguía nervioso y a pesar del frio que sentía en todo mi cuerpo, sentí como mis mejillas comenzaban a calentarse rápidamente.Me senté a un borde de la cama, detrás de él.

- Dolerá un poco- dije tratando de sonar lo más calmado posible.

Desinfecte las heridas con antiséptico. Su cuerpo se estremeció y dio un pequeño gemido de dolor cuando introduje la gruesa aguja sobre una de sus heridas, pare en seco y mis manos comenzaron a temblar.

- No te preocupes –dijo en voz débil –sigue.

Trague saliva que paso por un gran nudo en mi garganta, comencé a deslizar la aguja mientras pasaba el hilo y poco a poco iba haciendo las puntadas sobre sus heridas. Trate de calmar el temblor de mis manos, pero era imposible, seguí con mi trabajo lentamente hasta terminar.

Tome una remera que había sacado para él, y la deslice sobre su cabeza, sintiendo como mis mejillas ardían en fuego. Tome un suéter y se lo entregue junto con pantalones para dormir. Fui a cambiarme mis ropas aun húmedas.

No podía pensar claramente, sentía… esa rara sensación en mi estomago y como mi corazón no daba señas de parar de seguir palpitando con tanta fuerza, pero al mismo tiempo sentía tanta angustia y dolor por él ¿Qué le había pasado esta vez? ¿Realmente estaba destinado a vivir en tanto sufrimiento? … ¿Seria posible ayudarlo?

- Si ni siquiera puedes quitarte de encima todo lo que llevas, ¿Cómo crees que puedes ayudarle?- me dije a mi mismo mientras volvía a mi habitación –puedes dormir aquí, yo dormiré en el sofá- antes de que me retire, él tomo mi brazo con una mirada suplicante, sentí como mi corazón ya iba salir por mi garganta – ¿Qui-quie-res que me que-quede? –no pude evitar tartamudear, y para mayor sorpresa él tomo con delicadeza mi otro brazo y asintió con la cabeza – e-es-esta bi-bien.

No recuerdo cuanto tiempo estuve atontado, acurrucado en la misma cama con él, esperando a que cerrara los ojos para dormir.

Pero cuando al fin lo hizo… jamás había visto a alguien tan encantador como él, se veía tan relajado a pesar de lo mucho que le debió haber dolido esas heridas, era algo doloroso ver cuan frágil se veía pero a la mismo tiempo me parecía fascinante, quería protegerlo… sentía tantos deseos de protegerlo, tantos deseos de poder ayudarle, tantos deseos de descubrir quien era él realmente y cuanto pesar llevaba escondido, pero en ese momento… ¡Sentí tantos deseos de besar esos seductores labios! Me maldije a mi mismo por ser tan idiota, sin embargo quería saber… como se sentía probar esos delicados labios.

Sentí como mis mejillas volvían a quemar mi piel al acercarme a él, la calidez de su cuerpo cubrió al mío en un instante y ya me encontraba tan cerca de él. Era verdaderamente hermoso, tan frágil e inocente.

Rocé sus labios con la punta de mis dedos, tratando de no despertarle, los delineaba con suma delicadeza, era sorprendente lo sedosos que eran.Deslicé los dedos, tomando su rostro delicadamente, sentía su suave respiración rozar mi rostro, tan tibia y tenue. Pose mis labios sobre los de él, sin hacer presión, pero aun así se sentían tan tersos y deseables.Sentí como una extraña corriente recorría todo mi cuerpo, cuando fue él quien hizo más presión sobre nuestros labios, sentí como él recorría mis cabellos con sus finos dedos, atrayendo mi nuca más hacia él. Mantenía los ojos tan abiertos por lo sorprendido que estaba, que empezaban a lagrimar… ni siquiera había pestañeado, él me observaba con los ojos entreabiertos.

Pero esta vez su mirada era diferente, tenia un brillo tan especial, no era esa fría y apagada mirada que hasta ahora solo conocía y me intrigaba. No, esta vez era diferente, no sabría como explicarlo… como explicar lo que trasmitía y como provocaba las más extrañas sensaciones en mi interior.

Cerro los ojos lentamente y comenzó a profundizar el beso, instantáneamente yo también cerré los ojos. Jamás olvidare la sensación tan delicada y agradable que tenían esos labios, jamás olvidare el sabor esquicito de sus besos. Cuando nuestras lenguas empezaban a jugar entre ellas, ambas respiraciones comenzaban a agitarse, pero no quería que terminara aun, era demasiado bueno para ser verdad, pero sí era verdad!

Fue hasta que ya no podíamos contener más la falta de aire que nos separamos, sentía un agradable cosquilleo en los labios. Entonces… fue la primera vez que vi la sonrisa más tierna y verdadera que esbozaban sus labios, era irresistible no poder sonreír de felicidad ante eso.

En ese momento, fue como no importaba nada ya, como si solo pudiera vivir eternamente de esa sonrisa, sentí la cálida sensación que me llenaba por dentro, en ese preciso momento todas las preocupaciones que aterraban mis pensamientos desaparecieron.

Y fue en ese preciso momento cuando me di cuenta de lo que sentía por él.

Doppelgänger (Cap.6)

Cap.6

Después de haber estado ahí un buen tiempo, me di cuenta de donde realmente me encontraba y quienes eran ellos.

Médiums, la casa estaba repleta de objetos extraños, libros antiguos, cuadros realmente aterrorizadores, el olor a incienso invadía todo alrededor, me provocaba cierto ardor en la nariz.

Nos dirigimos a una sala, al otro extremo de la casa. Era totalmente diferente al resto de ella, era más acogedora, más simple. Taka y yo nos sentamos en un sillón enorme y cómodo, frente a nosotros, el muchacho extraño se sentó en otro sillón, apoyando sus pies en una mesita de café que había al medio.

- Este rincón me encanta, es mi favorito. Me relaja, eh bueno... que torpe soy, no me presente bien, soy Akira. - dijo con una leve sonrisa.
- Mi nombre es Kouyou- su semblante era algo intimidante, en especial ese ojo que lo tenia tapado por su flequillo, pero se que me observaba, y me ponía nervioso.
- Un gusto Kouyou -su semblante se suavizo y empezó a reír suavemente- no te morderé lo prometo, puedes confiar en mi, no hay necesidad de ponerse nervioso.
- L-lo- siento.
- No te preocupes- esbozo una pequeña sonrisa- Yendo al grano, díganme muchachos, Que puedo hacer por ustedes?
- Realmente siento molestarte Akira- dijo Taka algo apenado.
- Sabes que cuentas conmigo para todo, tonto. No tienes porque dudar de mí.
- Creo... creo que el problema soy yo-dije mirando al suelo.
- Entonces dime, tratare en lo posible de ayudar. Solo confía en mí- dijo en tono suave y tan amable, que parecía realmente crear confianza en él.

Hay muchas cosas, demasiadas, de las que no tenemos mucho conocimiento, y hasta somos tan ignorantes que no creemos en ellas. Cosas que van más allá de todo lo que pensamos que es posible, de nuestra razón y capacidad de entender ciertas cosas. Yo puedo decir, que era uno de esos ignorantes, esos que no creían en nada, ni siquiera en los sueños. Pero la vida dio un vuelco tan repentino que me hizo forzosamente cambiar mi forma de pensar, los acontecimientos que había vivido hasta ahora, iban más allá de mi razón. Pero para poder encontrar las respuestas que quería, debía cambiar totalmente mi parecer, y lo hice. No es algo de lo que me arrepienta, me alegra haber cambiado en mi largo camino a la verdad de estos hechos. Pero debemos aprender a respetar ciertos aspectos, lo peor que puedes hacer es precipitar tus acciones.

De alguna manera, Akira me inspiraba confianza, mientras avanzaba con el relato de todo lo ocurrido. Parecía entender todo lo que le iba hablando, sentí un gran alivio, alguien quien por fin podría comprenderlo, y hasta tal vez ayudarme a lidiarlo.

- Creo saber lo que es...- dijo cuando termine mi relato- Bueno, estoy seguro de lo que es en realidad.
- ¿De verdad?
- Sí, y créeme que es algo... para nada bueno, esto es muy malo-dijo en tono serio.
- Eso lo se muy bien.
- Bueno... hace siglos atrás, se lo denomino con un nombre... Doppelgänger, es algo así como un doble.
- ¿Un doble?
- Sí, es algo difícil de explicar. Veras es muy inusual que alguien tenga un doppelgänger, las personas que sí lo tienen, nacieron con él y son atormentadas por él, por toda su existencia. Es un espíritu de muy malas intenciones, los que son destinados a tener su doble fantasmagórico, son personas muy especiales, difíciles de ser comprendidas.
- ¿Por que tienen malas intenciones?
- La verdad no lo se, pero creo tener una idea. Son espíritus llenos de dolor, de ira y odian a su doble vivo, lo envidian. Son espíritus realmente especiales... nunca tuvieron vida.
- No comprendo.
- Cuando una persona muere, no deja de existir. Todos estamos destinados a permanecer a este mundo, el cielo y el infierno están aquí, en la tierra, nuestro mundo terrenal. Cuando alguien muere solo deja su cuerpo, pero su conciencia y su alma se vuelven uno solo, en un espíritu. Los espíritus tuvieron vida alguna vez, disfrutaron y perecieron en este mundo, pero al ser espíritus, se encuentran en otra dimensión totalmente diferente. Los que descansan en paz, protegen todo lo que alguna vez amaron en vida. Y los que... bueno no tienen esa "paz", viven en un mundo sin vida, de dolor, de ira, de rabia, un mundo de muerte.Se encuentran en lo que conoces como "El más allá". Están aquí mismo, pero en una dimensión donde viven las cosas de manera oscura y realmente dolorosa, observándonos. Pero los vivos, no los vemos, a menos que estos espíritus quieran ser vistos. Existen personas que tienen cierta afinidad en sus sentidos desarrollándolos a un nivel superior a los demás, personas que pueden ver espíritus, que los escuchan y hablan con ellos.
- ¿Como tú?-pregunte algo curioso, y él dio una pequeña risa.
- Sí, se podría decir. Pero bu eno, resumiendo en pocas palabras. Un espíritu es la conciencia y el alma de una persona que dejo el mundo terrenal.Pero un doppelgänger es diferente, es un espíritu, sí. Pero nunca fue... "persona" que vivió en nuestro mundo experimentando las cosas malas y buenas de la vida. Aun así tiene todas las características de un espíritu, pero una maldad increíble.Y envidian a su doble vivo por existir en el mundo terrenal, en el cual ellos no tienen parte, no pertenecen. Lo envidian por experimentar esas vivencias que nos fortalecen como humanos, y es por eso que siempre trataran de atormentar a su doble... bueno, por lo menos esa es mi teoría.
- Eso es realmente escalofriante.
- Lo es, algunos son atormentados por su doppelgänger desde que nacen, otros desde que van creciendo y experimentando etapas de la vida. Pero al final siempre estarán siendo constantemente aterrados por ese espíritu.Algunos pueden presentarse ante otras personas... - puso una expresión preocupada- y eso es lo peor que te puede pasar, ver a un a doppelgänger es un augurio de mala suerte, o de enfermedad y probablemente, pero es muy raro, la muerte.

Sentí un terror total, tenía tanto miedo, no solo por mí, pero también por Taka.

- Algo muy raro de todo esto, es que los que tienen su doble, no lo ven. Solo son torturados por su doppelgänger, pueden escuchar voces que les dicen cosas que no quieren escuchar, cosas horribles, pueden ser agredidos físicamente constantemente, sentirse presas de su fuerte presencia y victimas de algo que no pueden ver.
- Pero... ¿Por qué no lo pueden ver?
- Hay un dicho, interesante, que dice:

"El que ve a su propio Doppelgänger,significa que va a morir."

Es por eso que este muchacho, solo escucha voces y es agredido por su doble, pero no se muestra ante él, como lo hizo con ustedes. Porque si lo hace, el muchacho morirá.

- Entonces... ¿no es probable que lo vea?
- Dudo mucho que lo logre ver, solo esta siendo atormentado por él y se asegura de no matarlo.
- ¡Eso es horrible!- la puerta de la sala se abrió, y entro aquella muchacha, Ryuu, esbozando un sonrisa extraña.
- Sí que lo es- dijo acercándose a nosotros y sentándose a lado de Akira- continúen, continúen por favor- dijo haciendo un ademan con las manos.
- ¿No tienes nada mejor que hacer?-pregunto Akira.
- Para nada, esto esta interesante-Akira suspiro y ella le respondió con una gran sonrisa.
- Bueno, retomando nuestra conversación. Eso es todo lo que se sobre el espíritu que te esta persiguiendo.
- ¿Pero por que me persigue? ¿Qué es lo que quiere de mi?
- Los espíritus son imprescindibles, a veces sus acciones no tienen mucha razón ni coherencia alguna- dirigió la vista hacia mi brazo- Esa marca que tienes ahí es muy rara.
- Co-como...
- ¿Que marca?-pregunto Taka.
- Esa de su brazo-la manga de mi chaleco se había recorrido, por eso la había visto- ¿Cuando fue que apareció?
- Recién la note hoy día.
- ¿Por que no me dijiste nada Shima?-pregunto Taka en tono severo
- Lo siento.
- Déjame ver- tomo mi muñeca y la observo al preocupado- Parece... que fuera parte de tu piel.
- Me la hizo...él
- Esta más que claro que quiere algo de ti- dijo Akira en tono serio- que haya marcado tu brazo... no se lo que significa, pero no es bueno... para nada bueno, me da una sensación muy extraña, este espíritu tiene mala intenciones y es muy probable que no se detenga hasta obtener lo que quiere.
- ¿Pero como saber lo que quiere?
- ¿Ah?- Ryuu me observo sorprendida- Estas diciendo que lo ayudarías a obtener lo que ese espíritu quiere?
- Ta vez... así ya dejaría de perseguirme.
- Los espíritus pueden ser muy codiciosos- Su semblante se puso serio.
- Solo quiero saber que es nada más.
- Podríamos invocarlo y hablar con él-sugirió Akira
- ¿En serio puedes hacer eso?
- ¡No lo dudes!-dijo Ryuu- es un experto en esto, puede invocar cualquier tipo de entidad que se le pegue la regalada gana-dijo animada- no es así?
- Sí-respondió algo avergonzado.
- ¿Tú también puedes invocar cosas?- le pregunte a Ryuu
- Sí, pero no soy tan genial como él.
- Me halagas. Veras los espíritus pueden tocar cosas, es un hecho, pero nosotros no los podemos tocar, ni siquiera yo. Pero Ryuu sí puede.
- ¡Así es! Son tan tangibles para mí, como lo son todas las cosas, incluso tu alma, si quisiera podría arrancártela...
- Ryuu- Akira la regaño.
-¡Solo bromeaba! Jajaja- eso me puso pálido- Bueno...¿Quisieras invocarlo?
- Sí- dije algo dudoso.
- Hay riesgos- dijo inmediatamente.
- No me interesa quiero hacerlo- ella dio un suspiro
- Te diré algo, muy importante, presta mucha atención:

Al invocar un espíritu, se abre algo así como una puerta, entre el más allá y nuestro mundo ¿Sabes cuantas entidades del más allá, están esperando una entrada libre hacia nosotros, con las más terribles intenciones?- negué con la cabeza- Solo un idiota sin experiencia alguna, un tarado sin nada mejor que hacer, abriría una puerta hacia el más allá e inconscientemente invocaría una entidad de muy malas intenciones. Pero alguien como nosotros- se señalo a ella misma- con experiencia, y talento, invocaría a la entidad "correcta" la mayoría de las veces...
- ¿Por que no todas las veces?
- No termine aun- dijo en tono severo- digo la mayoría de las veces, por que esos espíritus que están esperando por una entrada, harían lo que sea, por entrar. Tanto así, que podrían engañarte y tomar la apariencia del espíritu que tú estabas buscando.Los espíritus son demasiado especiales, tratan de engañarte y tomar control de todo.
Recuerda: Veras lo que un espíritu quiere que veas, escucharas lo que él quiere que escuches, te engañara para que hagas cosas que él quiera, te hará lo que a él se le plazca, conseguirá lo que quiere a toda costa.
- Ryuu me estas asustando- dijo Taka con voz temblorosa.
- Tranquilo Taka-dijo con una sonrisa- Bueno, porque los espíritus son tan manipuladores, cuando se los invoca siempre necesitas alguna pertenencia de ellos o algo que los vincula personalmente, como cabello, ropas o hasta algún retrato, para estar más seguros de que invocaras al espíritu correcto.Pero si ese espíritu no quiere ser invocado, no lo será, así de simple.
- Son unas divas- dijo Akira, todos empezamos a reír- Bueno, es algo complicado invocar correctamente un espíritu, para nosotros se ha vuelto fácil con el tiempo. Pero un doppelgänger es extremadamente difícil de invocar, hasta para el más experto de todos le seria complicado.
- ¿Por que no me sorprende eso?-dije algo cansado e irritado.
- Hey, dije difícil no imposible. Es posible, creo que el método que resultaría al cien por ciento, es usar la sangre de su doble vivo, no me refiero a solo una gotita. Debe ser una gran cantidad.
- ¡¿Cómo diablos conseguiré eso?!
- Dije que es un método, que sí o sí funcionara. Podríamos tratar de invocarlo a la manera tradicional, pero es muy probable que no funcionara y no obtendrás nada por resultado. Ya te lo dije, un doppelgänger es un espíritu muy especial y diferente de cualquier entidad, por lo tanto invocarlo no es cosa fácil.
- ¿No hay otro método?- ambos se miraron dudosos.
- Me temo que no estoy seguro- dijo en un tono no muy convencido.
- Esto es frustrante- dije irritado en un suspiro.
- Tranquilo-dijo Ryuu en tono suave- te ayudaremos.
- Sí, los amigos de Taka son nuestros amigos también- dijo en tono gracioso- ya encontraremos una manera.
- Gracias-dije sinceramente.

A decir verdad, era realmente interesante y entretenido conversar con ellos. Tenían mucha practica y experiencia en lo que hacían, y no tarde mucho en tomarles confianza, eran personas realmente encantadoras.

- Bueno, creo ya es hora de irnos, es tarde ya- dijo Taka bostezando.
- ¡Fue entretenido!-dijo Ryuu siempre animada- deben venir más seguido, no nos abandonaras otra vez, ¿No Taka?
- Ya te dije, estuve realmente ocupado, el trabajo es un asco.
- Bueno te perdono- dijo sonriendo.
- Antes de que se vayan, ¿Puedo hablar un segundo contigo, Taka?-pregunto Akira algo tímido- no tomara mucho.
- Esta bien.

Ambos salieron de la sala. Ryuu seguía sonriendo, observándome, no pude evitar reír.

- ¡Hey! Lo siento, no sabia que decir, me bloquee.
- Esta bien... eh... ¿En serio puedes ver y tocar espíritus?
- Sí, pero no solo espíritus. Desde que era una niñita, podía ver cualquier tipo de cosas extrañas, veía "fantasmas" muy a menudo, pero también podía ver criaturas muy extrañas... muy grotescas. Jamás intente hablar con esos, siempre podía hablar con otros espíritus, también jugaba con ellos, ¡Era algo divertido! En especial con los niños, era con los que más me gustaba estar- eso me pareció realmente perturbador- ¡hey! No me mires así, son de gran compañía.
- Bueno, si tú lo dices... entonces ¿Siempre estuviste rodeada de espíritus?
- Sí- dijo alegremente.
- ¿Y tu "especialidad" es poder interactuar a un nivel físico con ellos?
- Así es.
- ¿Y cuál es la especialidad de Akira?
- Mmm... pues-desvió la mirada hacia arriba, con expresión pensativa- es muy buen invocador, nunca fallo en invocar al espíritu correcto. Pero alguna especialidad extraña... no lo se.
- ¿Cómo que no?... ¿Que hay de sus ojos?
- ¡Ah! Sabia que preguntarías eso, todos lo hacen.
- Pues llama mucho la atención- dije algo apenado- me dio algo de miedo al principio.
- Bueno... él nació así, ¡pero nunca me dijo sí le servía para algo especial, aunque yo te digo que... ¡estoy casi segura de que tiene algo especial!, se lo pregunte tantas veces, pero él se niega a responder.
- Vaya...

Se quedo callada, con los ojos muy abiertos, note que no despegaba la vista de mi cuello. Lo cubrí más con la bufanda que tenia puesta.

- ¿Que paso ahí?- pregunto algo sorprendida.
- No es nada.
- Déjame ver- se acerco rápidamente hacia mí, trato de quitarme la bufanda.
- ¡No, deja! ¡No es nada!- pero me quito la bufanda y se quedo sorprendida observando el gran hematoma que rodeaba mi cuello.
- ¿Eso te lo hizo el doppelgänger?- se sentó a lado mío sin dejar de observarme sorprendida.
- ¿Me devuelves la bufanda?
- Lo siento- esbozo una leve sonrisa- debes pensar que soy una entrometida.
- Solo eres curiosa- dije volviendo a colocar la bufanda alrededor del cuello.
-... te molesta demasiado?
- ¡No!, en serio no te...
- Me refiero al doppelgänger.
- Sí- dije en tono evanescente- no solo me molesta, me persigue... me lastima.
- Mmmm...-me observo algo preocupada.

Llevo atrás su larga y lisa cabellera, con ambas manos. Dejando mostrar un collar. La cadena era de plata y algo larga, lo que más llamaba la atención era el adorno que colgaba de ella, de forma extraña, larga y puntiaguda, hecha de metal y un cristal blanco. Tomo la cadena con ambas manos y la llevo hacia arriba, sacándose el collar.

- Toma- dijo en tono suave.
- ¿Ah?...- la observe dudoso.
- Acéptalo, lo necesitas más que yo.
- ¿Qué es eso?
- Es un talismán, hecho de cristal de roca. Es un cuarzo en su estado más puro, y la cadena esta hecha de un metal especial. Te protegerá de los espíritus que quieran hacerte daño.
- Es muy amable de tu parte, pero no puedo aceptarlo.
- No seas molesto, yo tengo muchos así- llevo la cadena encima mi cabeza y me puso el collar- te servirá, créeme.
- Gracias- dije observando el talismán, era realmente bello.
- De nada- dijo sonriendo.
- ¿Pero... por que me lo das?
- ¡Ya te dije! Lo necesitas más que yo- se quedo un momento callada, observándome preocupada- no te lo quites, te prometo que te protegerá. Pero jamás te lo quites-desvió la vista a un lado, como si estuviera observando algo detrás de mí, abrió sus grandes ojos.
- ¿Ry-Ryuu?... ¿Ves algo?-asintió con la cabeza- ¿Qué es?
- ¿Estas enojado conmigo?- dijo sin quitar la vista detrás nuestro.
- ¿Qué?
- ¿Qué es lo que quieres?- comprendí que no hablaba conmigo- Oye tú, ¿No te cansas de estar ahí parado todo el tiempo, observando?- sentí un horrible escalofrió recorrer mi cuerpo- Ahora no podrás hacer nada.
- Ryuu...
- ¡No te preocupes!- volvió a dirigir la vista hacia mí, con una sonrisa- solo no te quites el collar.
- Eres rara...
- Jeje, lo se- dijo alegremente sin dejar de sonreír.

Taka y Akira volvieron a entrar a la sala, note como las mejillas de Taka estaban completamente ruborizadas.

- Vamos Shima, ya es tarde, y es un largo camino de vuelta
- Esta bien- dije caminando hacia él.
- ¿Volverán, verdad? ¿Sí, sí? ¡Digan que sí!- dijo Ryuu enérgicamente caminando detrás nuestro por el pasillo.
- Sí, volveremos- dijo Taka
- ¿Lo prometes?
- Ryuu...- dijo Akira en tono regañón.
- Solo quiero estar segura- dijo en tono infantil.
- Bueno- Akira abrió la puerta principal.
- Nos veremos pronto- dijo Taka sonriendo.
- ¡Más te vale!- dijo Ryuu abrazándolo- Cuídate enano.
- Qué graciosa.
- ¡Tú también cuídate Shima!- me abrazo a mí- ¿puedo llamarte Shima, verdad?
- Claro.
- Vamos Shima- dijo Taka saliendo por la puerta.
- Fue un gusto- Akira estrecho la mano conmigo- ¡Ah! Por cierto me olvide de algo.
- Dime.
- Es mejor que no establezcas ningún tipo de relación con tu vecino- dijo en tono ser.io
- ¿Ah? ¿Por qué?
- ¡Vamos Aki! Ese tipo de personas no establecen relaciones con nadie-dijo Ryuu.
- De todas maneras te lo digo, es lo más aconsejable.
- Aun no me dijiste por qué.
- Porque... terminarías lastimado... tú y todos alrededor tuyo- me quede atónito, sin palabras.
- ¡Shima!
- Eh s-sí ya voy- me di la vuelta para caminar hacia Taka.
- ¡Adiós Shima!, no te preocupes, encontraremos alguna manera de invocarlo- gritaba Ryuu agitando su mano en el aire.

Taka caminaba a paso rápido, trataba de mantener su mismo ritmo. Las calles estaban repletas de gente muy extraña, era un lugar algo intimidante. Parecía que todos nos vigilaban a cada paso que dábamos.Llegamos a la parada de buses, pero faltaba mucho para el próximo bus. Así que caminamos hacia la parada del metro, Taka no dijo ni una sola palabra, hasta que ya nos encontrábamos dentro del metro, que estaba vacio.

- Cómo odio este lugar- dijo después de haber dado un suspiro.
- Me dio nervios estar en esas calles. Y por cierto... ¿Por que nunca me comentaste acerca de ellos?
- ¿Ah?... eh no, no lo se- dijo nervioso.
- ¿Como los conociste?
- Ah... pues, conocí a Akira hace un buen tiempo, él... él me salvo de un grupo de imbéciles que trataron de asaltarme, y me clavaron una navaja en el estomago...
- ¡¿Que?! ¿¡Y nunca me lo dijiste!?
- Lo siento...- dijo apenado mirando al suelo- él me salvo, me llevo a su casa y curo la herida, me quede ahí por tres días, porque Ryuu no me dejaba ir, decía que aun no cerraba bien la herida. Akira siempre estaba ahí, limpiaba la herida cada vez, me daba de comer y conversábamos de cosas sin sentido- dijo sonriendo de lado.
- Te gusta...
- ¡¿Que?! Es solo mi amigo.
- ¡Oh vamos! Te conozco demasiado bien, te gusta. Con razón nunca me contaste nada.
- Ya bueno, respondí tu pregunta, así los conocí- su rostro estaba rosáceo de vergüenza.
- Me parecieron agradables.
- Lo son, Akira siempre se preocupa por los demás y Ryuu es todo un personaje, es algo rara pero es igual que Akira, siempre se preocupa por todos- dijo con un tono dulce- Son hermanos.
- ¿Hermanos?... no se parecen en nada.
- Los padres de Akira adoptaron a Ryuu cuando ella tenía ocho años. Y al parecer ambos tenían muchas cosas en común.
- Ya lo creo- se quedo en silencio, con la vista al suelo, pero con una sonrisa dibujada en sus labios- Gracias Taka.
- ¿Ah?
- Gracias por ayudarme.
- No te preocupes Shima, para eso están los amigos.
- ¡Sí!-puse un brazo alrededor de sus hombros, abrazándolo- ¡Eh Taka!, estas muy sonriente esta noche, que te habrá "dicho" Akira, ¿No?
- ¡Hey!, ¡no seas idiota!-alejo mi brazo de él.
- Taka enojón- empecé a hacerle cosquillas- ¿Que diría Akira si te viera así de enojón?
- ¡Jajajajaja ya basta Shima!- él también empezó a hacerme cosquillas.
-¡Jajajajaja basta! Jajajaja me duelen las costillas!.


¿Proteger a las personas que son especiales para ti, a costa de cualquier cosa, verdad? Yo quería proteger a esas personas que eran especiales para mi, tanto así, que los consideraba como una parte mía, una parte de mi corazón.

Pase varias semanas en tranquilidad, ya no sentía que nadie me perseguía, ya no oía ni veía cosas extrañas, ya no volví a ver al doble de Yuu. Creo que en gran parte, se lo debo a Ryuu, no me quite el talismán que me regalo.
Me sentía como una persona normal de nuevo, pero las palabras de Akira, volvían a mí como un golpe en la cara:

"Es mejor que no establezcas ningún tipo de relación con tu vecino.
Porque... terminarías lastimado... tú y todos alrededor tuyo"

No quería creer eso, pero siempre me llenaba la cabeza de tantas dudas, me desesperaba. Eventualmente, tuve que volver a mi apartamento, pero no lo vi... pasaron semanas y semanas, no lo vi. Me preguntaba cada día, si él estaría bien, pero no me atrevía a visitarlo o acercarme a su puerta.
Tal vez cierta parte de mí, trataba de hacer caso a la recomendación de Akira, pero una gran parte de mí, quería volverlo a ver, quería acercarme a él y tal vez... solo tal vez, poder descifrar ese gran misterio que expresaban sus ojos.

Hay cosas que simplemente no podemos evitar, no podemos controlar todo lo que pasa alrededor nuestro, tal vez podemos afrontar lo que pasa a nuestro alrededor. Pero el destino es lo que controla gran parte de la vida, las cosas se basan en el destino y como lo afrontas.

Akira y Ryuu, esos dos hermanos tan extraños, pero de un corazón tan noble, se habían ganado toda mi confianza, llegue a apreciarlos mucho, al igual que Taka. Ellos tres eran ahora una parte de mí, una parte de mi corazón, mis seres queridos.