miércoles, 13 de abril de 2011

Capitulo 10 (Re-edición)

La verdad era que no estaba muy seguro sí quería hacerlo, no quería que Yuu salga lastimado. Pero sé que debía hacerlo, quiera o no, tal vez está sería la única y ultima oportunidad para saber… las verdad de todo que estaba sucediendo. Perder a Takanori, fue lo más doloroso para mí, no quería perder a alguien más…

- Muy bien, hagamos esto de una vez por todas –dijo Sayuri abriendo la puerta.

Pero en cuanto abrió la puerta Yuu estaba parado en el umbral, con una expresión confundida y enojada. Antes de que alguno de nosotros pudiera decir algo, Yuu salió corriendo.

Maldición.

- ¡Espera Yuu! –corrí tras él.

Debí haberle dicho antes, tal vez temía que se sintiera confundido… no todos los días viene alguien y te dice que tienes un doble que quiere hacerte la vida miserable hasta matarte. Pero ahora no solo él estaba confundido, de seguro se sentía traicionado por mí… yo sentía que lo había traicionado.

Corría con todas mis fuerzas, esquivando a los demás, tratando de no perderlo de vista mientras él corría ágilmente. Iba cansándome rápidamente, respirando agitadamente, sintiendo punzadas en las costillas, pero no dejé de correr.

Ya estaba cerca de Yuu, a pocos centímetros, estiré mi brazo hacia él para detenerlo pero justo en ese momento algo me detuvo, estrujando mi brazo con una fuerza horrorosa.

Yuu siguió sin inmutarse de nada, ahí estaba él… con una furia que jamás había visto marcada en esos oscuros ojos, ese aterrador e intimidante semblante me hacía sentir escalofríos que se mezclaban con el dolor de su agarre. Apreté con fuerza mis dientes para no gritar mientras él ejercía más fuerza.

- No hay nada que puedas hacer.

Su voz, imponente y sombría hizo que todos mis sentidos se estremecieran.

- Nada que puedas hacer para alejarme de él.

Quería decir algo, quería gritar… pero no podía, mi cuerpo entero estaba como paralizado, sin poder siquiera pestañear, nada.

- Nada… -se inclinó hacía mí, para susurrar en mi oído, provocando que mi corazón palpitara con fuerza–Para evitar que lo mate.

En ese momento soltó mi brazo y de un empujón, tan fuerte, me tiró al suelo. Traté de rápidamente levantarme, pero al levantar la vista desde el suelo, él ya no estaba. La parte del brazo donde me había agarrado comenzaba a arder y rápidamente comenzó a entumecerse.

Fue una advertencia.

Pero no me importaba sus malditas advertencias, pues yo iba a encontrar la manera… de proteger a Yuu, porque estaba dispuesto a hacerlo, no importaba que, yo no iba a dejar que lo lastime.

Aun con esos escalofríos cubriendo mi piel y mi corazón exaltado, busqué a Yuu. Poco a poco la desesperación crecía dentro de mí, buscando su rostro entre la multitud, entre las calles, en las estaciones.

Nada que puedas hacer…

Esas palabras, repitiéndose una y otra vez en mi cabeza, martillando mis pensamientos.

Nada…

Todo comenzó a dar vueltas, comencé a balancearme al sentir como el mismo piso parecía moverse debajo mis pies, chocando con las personas que estaban cerca de mí, mientras me regañaban y me empujaban a un lado.

Para evitar que lo mate.

De repente todo se detuvo y quede a pocos pasos frente a la entrada de un callejón, donde Yuu estaba sentando en el piso, jadeando por aire por el cansancio. Aliviado por al fin encontrarlo, corrí hacia él.

Al verme, se levantó rápidamente del suelo para volver a correr, pero logré sostenerlo de sus hombros antes de que lo haga.

- Yuu…

- ¡Suéltame! –gritó mientras ambos forcejeábamos -¡No me toques!

- Lo siento, por favor Yuu…

- ¡Mentiroso! Estuviste mintiendo desde un principio y yo… yo… ¡creí cada palabra tuya!

- ¡No mentí! –lo apoyé contra la pared, sosteniendo su rostro para que me viese –cada palabra mía fue en serio, cada promesa mía, nada fue mentira. Y sé que fue muy estúpido de mi parte ocultarte las cosas, pero jamás te mentí… y jamás haría algo para lastimarte, preferiría morir antes de hacer algo así.

Dejó de forcejear, observándome fijamente con un semblante sorprendido.

- ¿Por qué morirías por alguien como yo?

- Porque… -me acerqué más él –porque te amo Yuu.

Y lo dije en serio, puede que haya parecido algo loco… yo no lo conocía del todo, pero eso era lo que sentía, eso era lo que me había llevado a insistir más y más, eso era lo que embargaba mi ser al estar cerca de él. Amor, amor por Yuu.

Y a decir verdad, me intrigaba tanto, aquel frágil muchacho y aquel ser tan perturbador que era parte de él, que era como su propia sombra. Siempre a su lado, siempre acechándolo y haciendo su existencia dolorosa, perturbadora y hasta miserable. Me intrigaba saber por qué yo… alguien tan común, me había topado con él. ¿Habrá sido solo pura coincidencia?... sería muy fácil así.

Pero hasta ahora solo podía pensar en una sola cosa, solo podía actuar por una sola persona. Por Yuu.

Y cada vez que lo veía demacrado y torturado por aquel ser sombrío, era como una puñalada en el corazón y una rabia desconocida quemaba mis venas. La muerte de Takanori, estaba llena de incógnitas, todas ellas vinculadas a ese doppelgänger y todas ellas solo podían ser contestadas por él. Había algo más… según Takanori, y estaba seguro que ese “algo más” estaba vinculado con aquel ser.

Estaba casi seguro que él tuvo que ver con la muerte de mi mejor amigo, no iba permitir que se lleve a alguien importante, a un ser querido. Debía encontrar la manera de proteger a Yuu, debía haber alguna manera… porque si llegara a matarlo…

No lo soportaría.

- Shima…-esbozó una sonrisa –No llores –con la punta de sus dedos limpió las lágrimas que ya comenzaban a salir –Yo también te amo.

Me abrazó fuertemente y me besó dulce y profundamente, yo me sentí la persona más feliz en aquel momento. Todo sobre él, su calor, su piel, su sabor, su aroma, sus ojos, su sonrisa, sus virtudes y sus defectos, todo lo amaba.

Y si perdía todo eso sería igual que no respirar, él se había convertido en lo más esencial de mi vida en tan poco tiempo.

Dicen que el amor llega cuando menos te lo esperas, llenando cada espacio de tu ser, envolviendo tus pensamientos y acciones, irradiando un calor agradable que abraza con delicadeza tu corazón. Cada palpitar, cada respirar regidos para una sola persona…

- Por favor, dime lo que está pasando –me suplicó Yuu.

- Lo haré, pero primero volvamos a casa –tomé sus manos entre las mías.

- Vamos.

¿Sabes lo qué es el miedo? ¿Sabes lo qué es sentir miedo?

Es como una sensación… un sentimiento, que pareciera congelar tu voluntad de actuar contra él, como una oleada de confusiones y temores que nublan tu capacidad de razonar, una aguja que atraviesa tus sentidos, que estremece todo cuerpo con escalofríos. Te hace vulnerable, indefenso ante su gran ferocidad.

Puedes escapar pero no huirás, o puedes resistir y pelear ante él. Yo iba a resistir contra aquel miedo que inundaba nuestras vidas, tenía que hacerlo, de una u otra manera iba a hacerlo.

Al principio fue algo incómodo explicar todo lo que sabía a Yuu, pues como dije antes… no era algo sencillo, parecería ser tan irreal… pero era tan real y era la única explicación de todo lo que Yuu había pasado hasta ahora.

- ¿Estas seguro? –preguntó sorprendido.

- Sí, completamente.

- ¿Realmente puedes verlo?...

- Sí, pero solo cuando él quiere que lo vea.

- Yo… yo no sé que decir. Todo esto es una locura…

- Lo sé Yuu, sé que todo se ve como una total locura, sé que es confuso pero…

- Pero tiene sentido, en una manera demasiado retorcida, tiene sentido… siempre sentí que había alguien… o algo… siempre sentí que nunca estaba solo… siempre –se llevó ambas manos a la cara –Y esas voces… tú no sabes cuan horrible es… no se callan hasta que yo haga lo que me dicen… en especial aquella voz…

- Tranquilo Yuu –me acerqué a él para abrazarlo –encontraremos la manera, no permitiré que nada malo te pase.

Y entonces lo recordé, el collar que me dio Sayuri, aquel que de cierta manera me había protegido del doppelgänger de Yuu, no lo había tirado. Recordé que lo había guardado en uno de los bolsillos de mi abrigo.

Comencé a buscar aquel abrigo entre mis cosas, no recordaba cual de todos era el que vestía ese día, así que comencé a buscar en todos los bolsillos.

- ¡Aquí esta!

- ¿Shima? ¿Qué estas…? –pase la cadena encima su cabeza -¿Qué es eso?

- Es un collar que Sayuri me dio hace tiempo, para protegerme de….

- Entiendo –observó detenidamente aquel cristal que colgaba de la cadena –pero no puedo tomarlo, es tuyo –estaba a punto de quitárselo.

- No –lo detuve –Si hay alguien que lo necesita más que yo, eres tú y quiero que lo tengas, pero no te lo saques Yuu. En ningún momento, ¿Está bien?

- De acuerdo, no me lo sacaré –dijo sonriendo.

Y ahora solo faltaba una cosa por hacer…

- No te obligaré.

- No lo estas haciendo Shima, quiero hacerlo.

- Pero…

- Tú dijiste que creías que la muerte de Takanori esta fuertemente vinculada a… a mi doble, y si esta es la única manera de resolver nuestras dudas, lo voy a hacer –dijo mostrándose muy decidido –Nada malo me pasará, Sayuri te lo prometió ¿no es verdad?

- Sí, pero últimamente estoy teniendo problemas en creer lo que ella dice.

- Bueno tal vez sí está diciendo la verdad, Shima no perderemos nada si lo intentamos

- Yo…

- Por favor.

Lo miré a los ojos por largo tiempo, no había duda alguna que él quería hacer eso, la insistencia y determinación que reflejaban me dieron algo de confianza para ceder a lo que hace poco tiempo atrás había planeando hacer.

- Esta bien.

No fuimos inmediatamente, aún teníamos cosas por hacer. Ya había encontrado otro lugar para vivir, a las afueras del centro de la ciudad. Era mejor así, mantenerse lejos de todo y especialmente lejos de donde el hermano de Yuu pudiera encontrarnos.

Era una casa, pequeña pero para dos personas era perfecta y acogedora. Aún seguía trabajando en la biblioteca, hasta encontrar un trabajo cerca de donde ahora vivía.

Pasaron dos semanas, en las que hasta ahora todo había estado completamente tranquilo, el estado físico de Yuu había mejorado bastante, ya no se veía pálido, delgado y demacrado. Es más ahora se lo veía saludable e infinitamente feliz, siempre sonriendo a mi lado. Era simplemente lo mejor para mí.

- ¿Estas listo para ir? –me preguntó desde el umbral de nuestra habitación –tenemos que cruzar la ciudad entera para llegar allá.

- Lo sé, lo sé… sólo dame un minuto.

Tomé mi abrigo y nos dirigimos a la casa de Akira y Sayuri.

Y debo admitir que durante el camino, sentía más que nervios. ¿Qué iría a pasar ahora? ¿Realmente íbamos a resolver todo? ¿Encontraría la manera de deshacerme definitivamente de aquel doppelgänger?... ¿Y si fallamos?

Un nudo en mi estomago me estaba haciendo perder la paciencia, y a medida que nos acercábamos a nuestro destino sentí como esos escalofríos me desgarraban sin piedad. Mi corazón palpitaba más y más rápido a cada minuto, pero al sentir… ese familiar y pesado aire que parecía aplastar mis pensamientos, me di cuenta que ya no era solo nervios.

Era un mal presentimiento.

- Hey… -Yuu tomó una de mis manos –Todo saldrá bien.

- ¿Qué pasará si no es así? –pregunté preocupado.

- Debemos tener esperanza en que todo saldrá bien, ¿De acuerdo?

- Ah…-suspiré pesadamente –Trataré de hacerlo.

La noche ya cubría la ciudad, su estrellado manto oscuro nunca me había parecido tan angustiante. A cada dirección que veía… algo parecía acecharnos, algo parecía estar observándonos. Pero al ver a Yuu tan calmado me hizo pensar que tal vez sólo era imaginación mía, que algo nos estaba siguiendo mientras caminábamos hacia la puerta de la casa de Akira y Sayuri.

Quería quitarme de la cabeza el pensar que… esa extraña presencia era muy diferente a la del doppelgänger de Yuu, que sólo me provocaba sensaciones horribles dentro de mí.

- Hola muchachos, hasta que decidieron aparecer –dijo Sayuri dejándonos pasar.

- Lo siento, pero teníamos otros asuntos pendientes.

- Bien, ahora… -nos observó a ambos preocupada -¿Qué tal si tú, Yuu, me ayudas a preparar todo?

- Ah… bueno –dijo encogiéndose de hombros.

- Y… tú Shima ¿Qué te parece si vas a hablar con Akira? –antes de que pudiera protestar me tapó la boca con una mano –Desde que se enteró de la muerte de Takanori… bueno… digamos que no estará muy contento de verte –quitó la mano de mi boca y señalo a las escaleras que teníamos en frente –última habitación a la derecha.

- Pe…

- ¡Vámonos Yuu! –lo empujó por el pasillo hasta desaparecer por una de aquellas puertas.

Ya me lo esperaba… Akira también me culpaba por la muerte de Takanori y tenía todo el derecho de hacerlo, yo también me sentía culpable aún. Pero sin su cooperación en esto… no creo que tengamos éxito alguno.

Subí las escaleras, me dirigí a su habitación, suspiré profundamente antes de tocar la puerta.

- ¿Qué quieres Sayuri? –dijo desde el otro lado de la puerta

- Akira…

Inmediatamente la puerta se abrió y antes de que siquiera pueda pestañear, un fuerte golpe de parte de Akira me tumbó al piso. Me sostuvo del cuello de mi camisa, levantándome del suelo y apoyándome contra la pared. Aquel golpe, tan fuerte, me dejo la vista nublada por pocos segundos, mientras se aclaraba pude distinguir el furioso semblante de Akira.

- Un gusto volverte a ver –dije tratando de no sonar tan idiota.

- Créeme que el gusto es mío –dijo Akira entre dientes -¡Para que al fin pueda romperte la cara! –gritó enrabiado levantando su otro puño para golpearme.

- Lo siento… sé que fue mi culpa.

Cerré fuertemente los ojos, cubriéndome el rostro con mis brazos en ese instante. Pero poco después, volvía a abrir los ojos, viendo que Akira seguía con el puño levantando. Trataba de mantenerse furioso, pero en sus ojos se notaba claramente que las lágrimas querían salir.

- La muerte de Takanori me dolió tanto como a ti, hasta quizás más que a ti, porque sé muy bien que fue mi culpa, por no haber actuado como debía cuando tenía que hacerlo. No seguí tu consejo de no acercarme a Yuu, pero ahora las cosas son diferentes.

- ¿Cómo? No esperarás que crea que ese tipo no tuvo nada que ver.

- Él no Akira, Yuu es inocente… de las acciones de su doppelgänger y tú lo sabes bien. Seguro Sayuri ya te lo dijo…

- Sí, que no fue el doppelgänger el que mató a Taka, que fue “otra cosa” –dijo incrédulo.

- Tú y Sayuri saben que es eso, ¿verdad? –vi como el rostro de Akira se tensaba.

- No es verdad –como siempre, no me sonó convincente.

- Entonces invoca al doppelgänger, porque estoy casi seguro que él tiene mucho que ver –Akira bajó su puño –Por favor, solo eso te pido. Solo una cosa y prometo que nunca más me volverás a ver.

Soltó mi camisa, observándome pensativo con un semblante algo frío, después de varios minutos se dio la vuelta y comenzó a bajar las escaleras. Mientras yo me quedaba algo confundido aún pegado a la pared.

- ¿Vienes o no?

Mientras recorríamos aquel pasillo de la casa, en mi mente se agolpaban multitud de pensamientos. Aún seguía con ese sentimiento de mal presentimiento susurrando en mi piel, trataba de mantenerme sereno pero simplemente me era imposible.

Entramos a una habitación iluminada solamente con varias velas, la habitación emanaba el aroma de un sinfín de inciensos y el de la cera de las velas. Sayuri y Yuu se encontraban sentados en el suelo, al borde de un círculo dibujado en el suelo.

- ¡Sabía que vendrías! –dijo Sayuri sonriendo –Akira permite que te presente a Yuu.

Akira observo detenidamente a Yuu, ante lo cual hizo que se sintiera nervioso. Se acercó a ellos y dirigió la vista hacia aquel círculo en el suelo.

- No has terminado de dibujarlo –dijo Akira dirigiéndose a una mesa que tenía tres jarrones de bronce.

- Es que pensé que tal vez te gustaría terminarlo –Sayuri mantenía su sonrisa.

Tomó uno de los jarrones, se dirigió al círculo e inclino levemente el jarrón, de este comenzó a salir un hilo de sal. Comenzó a dibujar una extraña figura con ella, rayas y pequeños círculos que iban al centro hasta juntarse con una estrella que estaba dibujando con la sal, justo al medio.

- Empecemos –dijo Akira en tono serio –Oye tú, se supone que también vengas aquí.

Sin decir nada me acerqué a ellos. Akira estaba de pie a lado de Sayuri, que estaba sentada junto a Yuu.

- Siéntate a mi lado –dijo Akira –Sayuri se encargará de Yuu, y tú Shima ni te atrevas a interferir, ¿entendiste? –Asentí levemente mientras me sentaba en el suelo a lado de él.

Fue a dejar ese jarrón a su lugar y tomó otro de los jarrones, lo inclinó un poco y brotó un abundante y pesado hilo de cenizas de incienso. Dibujo una línea frente a nosotros y luego bordeó el círculo.

- Si atraviesan esa línea de incienso, les aseguro que ese será su fin, ya que sirve como una barrera protectora.

Volvió al lugar donde se encontraban los jarrones, mientras yo recorría la habitación con la mirada. Realmente me sentía algo claustrofóbico entre tantas velas, inciensos y entre pequeñas y viejas estatuillas de santos. Todos ellos parecían observarnos fijamente, lo que me provocaba más nervios aún.

- Los espíritus sí existen, Yuu –dijo Akira sosteniendo el último jarrón –Existen pero mienten, un espíritu puede ser tan codicioso que puede aparecer bajo el aspecto de otro. Pero un doppelgänger es diferente, es manipulador y egoísta, por más que tratemos de invocarlo de la más simple manera, no lo hará si así lo desea… o podría actuar de cierta manera que no seria placentera presenciar. –entonces Sayuri sacó de una bolsita de lona un perforador, con la punta peligrosamente afilada –Antes que nada, ustedes dos no deben interferir, la invocación empezará al momento que vierta tu sangre en el círculo. A partir de ahí ni se atrevan a hablar, a menos que yo se los diga, y por sobre todas las cosas no deben rezar, ¿comprendido? –ambos asentimos.

- Trataré de ser lo más cuidadosa posible Yuu, ven, dame tu brazo –Yuu extendió su brazo, mientras Sayuri sostenía el jarrón que Akira le pasaba.

El perforador era tan afilado que Sayuri ni siquiera tuvo que hacer esfuerzo alguno para abrir un profundo corte cerca de la muñeca de Yuu. Apenas tocó la piel, mi cuerpo se estremeció, un abundante y reluciente chorro de sangre cayó dentro del jarrón. Después de pocos segundos dejo de brotar sangre, pero Sayuri volvió a pasar el perforador y la sangre volvía a caer dentro del jarrón. Dos veces más y llenó más de la mitad de aquel jarrón, pude ver que Yuu estaba más pálido y sus parpados pesados mostraban lo débil que se encontraba.

- Sayuri… -dije temeroso por Yuu.

- No te preocupes ya no lo haré por ahora –tomó una venda y amarró fuertemente sobre la herida -¿Te encuentras bien Yuu?

- Sí… -respondió débilmente.

- Yuu ahora voy a vendarte los ojos, pase lo que pase, escuches lo que escuches, no debes ver nada.

- Pero…

- Lo que vamos a hacer aquí –dijo Akira –es traer a tu doppelgänger y forzar a que su presencia aparezca tal y como es. Si lo ves así tan palpable, morirás, es por eso que debemos vendar tus ojos.

- Esta bien, háganlo.

Sayuri sacó una tela negra y con eso vendó los ojos de Yuu. Akira tomó el jarrón y enderezó su cuerpo mientras lentamente lo inclinaba para que salga el chorro de sangre. Dentro de poco, la sal que dibujaba el círculo absorbió la sangre.

Akira comenzó a llamar nombres extraños, tal vez eran los nombres de los santos que rodeaban toda la habitación. Pareció que el aire que nos rodeaba cambiaba repentinamente, se escuchó al viento soplar con fuerza, silbando entre las ventanas, agitando las hojas de los arboles.

Luego Akira comenzó con algún rezo en un idioma totalmente desconocido para mí, mantenía la voz firme, de una manera tan elegante que sus palabras parecían flotar en el aire y evanescerse lentamente. De repente se escuchó un murmullo seco, un sonido semejante al que hace la tierra cuando se la mueve; y fue así… sentía como la tierra se movía debajo de nosotros, mi corazón palpitaba envuelto por el terror que me hacía sentir. Desvié la vista hacía las estatuas… reprimí un grito mordiéndome los labios. Aquellas estatuas estaban tan cerca, con sus expresiones amenazadoras, la distancia entre ellas y nosotros era tan pequeña. Y ninguno de nosotros se había movido.

Todo el ambiente se había intensificado, el olor de la cera derretida y los inciensos, los colores parecían más brillantes, el aire era tan denso que comenzaba a sofocarme.

Volví la vista hacia el círculo y mi cuerpo se estremeció… ahí estaba él. Con un semblante oscuro y su presencia era tan intensa. Las llamas de las velas comenzaron a sacudirse de un lado a otro. Akira dejo de hablar.

Todo quedó en silencio de inmediato, el viento se quedo mudo y la tierra dejo de moverse. Yo observaba a aquel ser con odio, esa sonrisa espeluznante dibujada en su rostro me provocaba terror y nauseas, realmente me repugnaba.

- ¿Quién eres? –preguntó Akira sin cambiar el serio semblante de su rostro.

No hubo respuesta alguna, él levanto la vista lentamente hacia Akira, con una expresión indescriptible.

- ¿Quién eres? –repitió Akira.

Giró la cabeza hacia Yuu y lo señalo, observándolo con odio.

- ¿Qué eres de él? –volvió a mirar a Akira.

Hubo otro inquietante silencio, no despegaba mis ojos de él, estudiando su presencia. Y es que… era exactamente como Yuu, pero una versión macabra y sombría, lo que más me inquietaba eran esos ojos, tan oscuros con un infinito odio marcados en ellos.

- Soy su reflejo –respondió en tono seco –el reflejo de la parte más oscura de sus pensamientos, la voz más siniestra de su conciencia –vi como Yuu se estremecía –Yo soy el que camina a su lado –giró la cabeza para mirar a mi dirección –Yo soy su sombra –esbozo esa horrible sonrisa.

- ¿Qué es lo que quieres de Kouyou?

- Nada –respondió sin dejar de observarme.

- ¿Entonces por qué lo perseguías?

- No lo perseguía, solo perseguía lo que quería.

- ¿Qué era eso que querías?

- Eso no importa –desvió la mirada hacia Akira –porque ya obtuve lo que quería.

- ¿Pero qué era?

- Puedes malgastar todo el tiempo que quieras, no te lo diré.

Me sentí como idiota, ¡¿Cómo no había pensando en que él no iba a cooperar?! Tal vez… si estábamos perdiendo tiempo con él.

- Oye humano –le dijo a Akira –Tú sabes la respuesta a tus preguntas, ¿Por qué no le dices a él lo que viste con tus astutos ojos de brujo?

Akira se quedó en silencio, observando a aquel ser con desprecio.

- ¿Por qué mataste a Takanori? –preguntó Akira.

Una carcajada de respuesta, tan afilada que hizo vibrar las ventanas e hizo sacudir las llamas de las velas.

- No lo maté, pero realmente no importa quien lo hizo. Él se lo buscó, él tenía que morir.

- ¡No lo merecía! –gritó Akira.

- ¿Ah no? Yo creo que su enorme curiosidad molestó a alguien en particular, alguien que ya no lo soportaba, alguien que disfrutó cada grito desesperado de Takanori, que disfruto ver como la vida se apagaba de sus ojos.

- ¡Cállate! –esta vez fui yo el que gritó, recibiendo una aterrada mirada de parte de Akira y Sayuri.

Él comenzó a caminar, dirigiéndose hacia mí. Akira le hizo una seña a Sayuri; y ella tomó el otro brazo de Yuu, haciendo otro corte con el perforador, recibiendo la sangre en el jarrón.

- Oh pobre niño ingenuo –él estaba tan cerca a mí –la respuesta está en tus narices –se inclinó hacia mí -¿Qué se siente saber que no podrás hacer nada contra mí?

- Encontraré la manera –recibí otra carcajada de su parte.

- No hay nada que puedas hacer –volvía a repetir las palabras que me había dicho días atrás –para alejarme de él, nada que puedas hacer… -enderezó su cuerpo y giró la cabeza hacia Yuu –para evitar que lo mate.

Dio un paso hacia Yuu, sentí como la furia corría en mis venas, rugiendo con mi sangre. Sin pensarlo me levanté de suelo y corrí hacia él.

- ¡Shima no! –gritaba Akira.

Pero apenas puse un pie dentro de aquel círculo, vi como él sonreía ampliamente, todas las velas se apagaron de inmediato, quedando todo en la oscuridad.

- ¡Sayuri apúrate!

- ¡¿Qué paso?! –preguntaba Yuu.

- ¡Espera! No te quites las vendas Yuu –dijo Sayuri -¡Toma!

Escuché como Akira chorreaba la sangre al suelo mientras pronunciaba rápidamente sus extrañas frases. Estiré mis brazos tratando de buscar al doppelgänger, pero sólo escuchaba el murmullo de sus risas alrededor mío.

- Nada… -fue su último susurro.

De repente sentí como alguien me sostenía de la nuca con una fuerza perforadora, sentí como mi cuerpo era levantado del suelo. Pero todo pasó tan rápido, de la nada las velas se prendieron solas, solo vi que estaba arriba de todos y luego mi cuerpo chocó contra la pared, mi cabeza aplastándose contra ella.

Un flash negro pasó ante mis ojos, vi el dolor… como un relámpago ante mis pupilas, primero amarillo, luego blanco, descendió rápidamente por mi espalda y se extendió como en un millón de ramificaciones por todo mi cuerpo, dejándolo entumecido.

Caí al suelo, otro impacto de dolor en mi rostro, mientras rodaba hasta quedar boca arriba. Respirando con dificultad, mis parpados tan pesados que no los podía abrir, sólo escuchaba los gritos a mi alrededor.

- ¡Akira no lo toques! Tal vez se lastimó el cuello.

Pero no era solo el cuello, la ola de dolor se extendía por todo mi cuerpo. Luego se escuchó como alguien caía fuertemente al suelo.

- ¡Yuu se desmayó… sigue desangrándose…! -Sayuri sonaba desesperada.

- Aprieta los torniquetes que hiciste, voy a llamar una ambulancia.

Escuché los pasos apresurados de Akira hacia la puerta, el dolor iba creciendo pero de mi garganta no salía ni un solo sonido, no podía ver lo que estaba pasando. Solo podía escuchar el lento latido de mi corazón, perdiendo su fuerza a cada latido que daba.

Otra vez volví a escuchar aquel murmullo debajo de mí y sentí como la tierra se movía lentamente.

- ¡Akira ayúdame! – gritaba Sayuri –Esta perdiendo mucha sangre.

- Yuu…

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