miércoles, 13 de abril de 2011

Capitulo 9 (Re-edición)

Era extraña… tan extraña, esa sensación que parecía oprimir mi corazón.

Como si el aire fuera tan denso que hacia mi cuerpo más pesado, esa sensación que dominaba los latidos de mi corazón desesperándome cada vez más. Como si cada latido, lento y pesado, estrujara mi pecho y se me hiciera difícil respirar.

Algo no estaba bien, pero no sabia que era “eso” que no estaba bien… había algo en la mirada de Takanori, distante y melancólica, algo… algo… ¿pero qué?

Todo parecía sombrío, el mismo aire que respiraba, el sonido de mis pies al pisar el suelo, la brisa invernal que rozaba mi piel, el angustiado palpitar de mi corazón y ese terrible sentimiento de tristeza que comenzaba a opacar mi desesperación y convertirla en melancolía… y un fuerte, casi palpable, mal presentimiento.

Vuelve

La distante y evanescente voz de mi conciencia no dejaba de repetirme que vuelva, pero no hice caso, no le di importancia por más de que todo, absolutamente todo me imploraba desesperadamente que vuelva, que algo malo iba a pasar con Takanori.

Pero ahora sé, ahora lo sé… el gran error que cometí y del cual aún me arrepiento, desearía haber escuchado a esa corazonada.

Ya era demasiado tarde y todo por mi culpa. ¡Mi maldita culpa!

Ya me encontraba frente a la puerta de mi apartamento, con las llaves en la cerradura y aún con la mirada vacía, sin poder quitar de mis pensamientos sus últimas palabras.

Adiós amigo.

Un fuerte y doloroso golpe me saco de mis pensamientos, tumbándome al piso en cuanto abrí la puerta.

- ¡Yutaka! –gritó Yuu sosteniéndolo de ambos brazos.

Aquel golpe me dejó mareado por unos segundos, al observar mejor a quien me había golpeado, lo reconocí de inmediato.

Era aquel muchacho que había visto salir del apartamento de Yuu pocos días atrás, su cabellera enmarañada y un furioso semblante hacia mí.

- ¡Tranquilízate! –Yuu forcejeaba con él -¡Sólo trataba de ayudarme!

Tambaleándome, me levanté del suelo, confundido por la agresiva actitud de aquel tipo.

- ¡¿Cuál es tu problema?!

- ¡Tú! –respondió aún furioso –y tus impertinencias, metiéndote en asuntos que no te incumben –dejó de forcejear con Yuu.

- Ya te lo dije, él sólo…

- ¡No me interesa! –sacudió sus brazos de un tirón –no me interesa si te ayudó, tú sabes muy bien que no debes…

- Tú no eres mi dueño, diciéndome que debo y no debo hacer.

- Pero soy tu hermano.

- ¡¿Y por eso te crees con derecho a controlarme?!

- ¡No!... yo… yo sólo me preocupo por ti –dio un suspiro llevándose las manos a la cabeza –sabia que dejarte vivir solo era una mala idea.

Y pude ver… el temor que se apoderó de Yuu, su cuerpo temblando retrocedía con largos pasos hacia la pared, sin dejar de observar horrorizado a su hermano.

- Sólo… mírate –esta vez su voz era más serena –tan demacrado, tan débil…

- Por favor –dijo Yuu evanescentemente.

- ¿Crees que no puedo notar que llevas heridas en todo el cuerpo?

- Yutaka yo no…

- ¡¿Crees que no me duele verte así?! –de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas –Yuu… me lo prometiste y no me dejas con más opciones, yo… yo ya no puedo más con esto

- ¡No! Yutaka no hagas eso –agarró desesperadamente los brazos de su hermano –por favor no me lleves ahí, te juro que yo no lo hice, yo no lo hice… por favor –sollozaba.

Ahora, estaba completamente confundido… él era su hermano, pero más allá de la rabia que había demostrado hacia mi sin razón lógica, él estaba sumamente preocupado y pude ver el dolor que le provocaban las súplicas de Yuu.

Y más allá de todo, algo presionaba mi corazón… tal vez miedo, al escuchar como pedía que no lo llevara, algo en mí quería descontrolarse… sí, tal vez miedo.

Miedo a que Yuu se vaya.

- Yo no lo hice, por favor tienes que creerme –insistía sin dejar de sostenerle los brazos.

- Basta.

- ¡Por favor no me lleves a ese lugar!

- ¡Ya basta! –de una fuerte bofetada lo hizo callar, pero provocó que yo reaccionara contra él.

- ¡Hey! ¡¿Qué te pasa?!

Traté de empujarlo, pero él era mucho más fuerte que yo y fue él quien me empujo contra la pared, sosteniéndome del cuello, con fuerza dio un golpe en la pared con la otra mano, cerca mi rostro.

- ¿Crees que tú puedes ayudarlo? –dijo entre dientes, furioso -¿Crees que sabes algo de él?

- Yo-no… no-no me importa, yo l-o a-ayudaré.

- ¡Pero no puedes! –apretó con más fuerza mi cuello -¡Por que él esta enfermo! ¿No comprendes? ¡Él esta enfermo! –me retorcía entre su agarre, arañando inútilmente sus brazos -¡No necesita tu ayuda, él necesita otro tipo de ayuda!

- ¡Yutaka suéltalo! –Yuu corrió hacia él, forcejando para que me soltara.

Caí al suelo, tosiendo y jadeando por aire. Yuu fue empujado torpemente y cayó al suelo también, mientras su hermano se alejaba en el pasillo, caminando a paso rápido y sollozando.

- ¿Estás bien? –preguntó Yuu ayudándome a levantarme del suelo.

- Sí, será mejor que entremos.

Cerró la puerta detrás de mí, mientras me dirigía al fregadero para calmar, con agua fría, el ardor del golpe que me había dado aquel tipo en la cara.

- Lo siento –dijo Yuu parado en el umbral de la puerta de la cocina.

- No fue tu culpa.

Quería saber… solo saber qué demonios estaba pasando, todo estaba empezando cambiar… tan radicalmente, empezando con lo ocurrido con Takanori, lo cual aún me había dejado lleno de una melancolía inexplicable.

Pero lo que más me perturbaba era lo que acababa de pasar, y el miedo que aceleraba mi corazón… con tan sólo la idea de que se llevarán a Yuu lejos.

- Déjame ver –se acerco a mí, rozando con sus dedos el lugar golpeado de mi rostro, su semblante serio y preocupado me causó cierta gracia -¿Por qué te ríes?

- Porque te preocupas demasiado.

Pero era sorprendente… como su sola presencia parecía iluminar algo dentro de mí, un pequeño gesto y me llenaba de alegría, ¿Cómo explicar ese sentimiento que embargaba mi ser, en malos y buenos momentos?

- No me culpes por eso –sonrió suavemente.

Aferró su cuerpo al mío, en un fuerte abrazo y ocultando su rostro en mi pecho, tomó un profundo respiro y comenzó a llorar.

Él también tenía miedo.

Correspondí el abrazo, apoyando mi rostro sobre su cabeza y tratando de no llorar, sus pesados y dolorosos sollozos eran como un golpe al corazón, tan solo escucharlo así… parecía desgarrarme por dentro.

- No permitiré que te lleven a donde tú no quieras ir.

- Él nunca parará, él va a volver… él… él me llevará a ese lugar…

- No, no lo permitiré.

- ¿Cómo?

- Yo… yo buscaré un lugar…

- ¿Me dejarás solo?

- ¡No! –lo abracé con más fuerza – no te dejaré solo, buscaré un lugar para los dos, viviremos los dos, donde él no te pueda encontrar.

- ¿Hablas en serio? –levantó el rostro para mirarme, sorprendido.

- Sí, hablo en serio –limpié las lagrimas de su rostro con los dedos.

Volvió a esbozar otra sonrisa y quedamos así por un buen tiempo.

Estaba confundido, desesperado… necesitaba saber lo que estaba pasando, necesitaba saberlo… necesitaba comprenderlo, estar consiente de que algo anda mal pero no saber que es eso que esta mal… es irritante.

- Él… él planea llevarme a… a un –suspiró pesadamente –a un centro… psiquiátrico.

- ¿Te refieres a algo así como un…?

- Manicomio.

¿Cómo era posible que quisiera llevarlo ahí? Él no estaba loco. Pero al parecer sólo yo sabía cuál era el problema realmente. No iba permitir que lo llevaran a lugar como ese, ahora estaba más que decidido a ayudarlo y buscar una manera… de deshacerme de su doppelgänger.

- Nadie te llevará ahí, no lo permitiré.

- ¿Lo prometes?

- Lo prometo –dije sosteniendo su rostro con ambas manos –lo prometo.

Acerqué su rostro al mío y besé sus suaves labios, él me abrazó con más fuerza correspondiendo aquel beso, sentí como las lágrimas de ambos humedecían nuestras mejillas.

Ambos teníamos mucho miedo.

Pero estaba dispuesto a hacer lo que sea solo por él.

La mañana siguiente… bueno, se podría decir que lo que estaba apunto de acontecer iba a ser el comienzo de un final eterno.

Antes de salir a buscar un nuevo lugar para ambos, vi que tenía un mensaje de voz en mi móvil, un mensaje del número de Takanori.

Había sido mandado la noche anterior.

Se escuchaba como su voz jadeaba de cansancio.

-Shima… -comenzó a sollozar –Shima… yo…yo fui un estúpido –el estruendo de vidrios romperse se escucho de fondo, Takanori comenzó a sollozar con desesperación –Traté de decírtelo, pero… pero no pude.

Estaba paralizado, escuchando como mi amigo era presa de desesperación, y esos horribles sonidos de fondo, como si alguien estuviera rompiendo todo a su paso y cada vez parecía acercarse más.

-Lo siento, lo siento tanto –no pude evitar lagrimear, sus sollozos eran demasiado dolorosos –cuando fuimos a ver a Akira, el día que… que creíste que yo vi al doble de Yuu… bueno sí lo vi, pero… había algo más –un fuerte sonido, como si alguien hubiera pateado una puerta hizo que Takanori gritara –Shima, tienes que creerme. Hay alguien o algo más aparte del doppelgänger de Yuu…

Y lo escuché, ese conocido gruñido, furioso y un espantoso grito de Takanori, el mensaje terminó.

Busqué desesperadamente mis llaves, todo el cuerpo me temblaba y las lágrimas de preocupación me desesperaban aun más.

- ¿Qué paso? –preguntó Yuu observándome preocupado.

- Takanori… - sequé las lagrimas de mi rostro –tenemos que ir donde Takanori, ahora –encontré las llaves y prácticamente salí corriendo de ahí.

- ¿Shima que esta pasando?

- ¡No lo sé! –él me miró asustado, ahora ya no podía contener mis lágrimas.

- Tranquilo –dijo Yuu abrazándome.

- Lo siento, pero… pero no se que está pasando, Takanori no está bien… creo… creo que.

- Esta bien, no digas nada, trata de mantenerte tranquilo –soltó su abrazo tomándome de la mano –será mejor que nos apuremos.

Traté de tranquilizarme en el camino, pero los peores pensamientos de lo que le pudo haber pasado a Takanori me estaban haciendo perder la razón, y me maldecía por haber sido tan descuidado y no haberme preocupado más por él.

Estábamos frente a la puerta del departamento de Takanori, pero él no respondía al timbre y yo comenzaba a desesperarme aun más.

- ¡Maldición! No importa, la abriré –sin pensarlo más abrí la puerta, la cual para nuestra sorpresa no estaba asegurada.

El lugar era un desastre total, cosas destrozadas en el piso, muebles tirados al suelo. Sentí como mi cuerpo entero temblaba y un nudo en mi garganta me provocaba escalofríos, no era el desorden que me preocupaba tanto… era el olor que predominaba todo alrededor…

- Shima… -dijo Yuu nervioso –huele… huele a sangre.

Era tan denso, aquel metálico olor, tan pesado que nublaba mi compostura. Exasperado comencé a buscar a Takanori por todo el departamento. Mi corazón latía tan rápido que lo podía sentir golpeando cerca mi cuello, como si cada latido resonara en mis oídos, murmurando en un inentendible compás.

Todo parecía dar vueltas y comenzaba a marearme, cerré mis ojos e inmediatamente perdí el equilibrio y caí al suelo, apoyé las manos en el suelo para no caer de cara.

- ¡Shima! –Yuu vino corriendo hacia mí -¿Estas…- me sostuvo de ambas muñecas, observándome aturdido.

En ese momento todo dejo de dar vueltas y observé la sangre que estaba en mis manos, Yuu me ayudó a levantarme del suelo y vi que había caído sobre un charco de sangre que salía de una delgada abertura de una de las puertas. Traté de abrirla pero estaba asegurada, sin pensarlo dos veces me abalancé sobre ella, golpeándola fuertemente con todo mi cuerpo.

La puerta se abrió y yo caí directamente sobre… él.

Era como… como si el tiempo se hubiera congelado… como si el mundo hubiera dejado de girar, solo por un momento… un momento casi eterno.

Ningún sonido, ni un movimiento, ni un respiro… ni un latido. Solo su cuerpo inerte, cubierto de aquel líquido escarlata, su piel tan fría como el hielo, tan pálida y sin vida. Sus ojos abiertos y fijos hacia el techo, estaban marcados por eso que lo había perseguido hasta el final… eso…

Miedo.

Había tanto miedo en la mirada sin vida de Takanori.

No pude reaccionar, no pude ni moverme… no pude ni llorar. Mis parpados comenzaron a arder, pero ni una lágrima salía de mis ojos. El nudo que tenía en la garganta, como si estuviera clavando los gritos que querían salir. Estaba paralizado.

Todo volvió a dar vueltas, meciendo el suelo de lado a otro, mis parpados se volvían más pesados a medida que mi vista comenzaba a nublarse. Todo se volvió oscuro.

Cuanto deseé que fuera un sueño, una horrible pesadilla para así poder despertar. Pero no era así, era real… realmente estaba pasando…

Había perdido a aquella persona que no importaba qué, siempre estaba ahí conmigo, siempre… en buenos y malos momentos. Había perdido a mi amigo, que no se rendía hasta hacerme sonreír y que siempre trataba de encontrar lo bueno de las cosas negativas.

Había perdido a mi hermano, que siempre escuchaba y aconsejaba sin criticar, sin regañar.

Había perdido una parte de corazón.

- Ya despertaste –Yuu estaba sosteniendo mi mano.

- ¿Qué paso?

- Estas en el hospital, te desmayaste.

Entonces lo recordé, el momento que encontré a Takanori… yaciendo en el suelo cubierto de sangre, y aquella mirada… esa mirada llena de miedo.

- Takanori…

Las lágrimas que estaban a punto de salir quemaban mis ojos, solo un parpadeo y salieron sin parar, deslizándose sobre mi rostro, quitándome el aire a cada sollozo.

Yuu se acercó a mí y limpió las lágrimas con sus dedos.

- ¿Qué… le pasó? –pregunté después de un rato.

- ¿No lo recuerdas? –dijo Yuu observándome sorprendido.

Suspiró pesadamente, acariciando mis cabellos con una mano y con un semblante preocupado trataba de buscar la manera en como decírmelo.

- ¿Qué paso? –volví a repetir, intrigado

- Bueno… él… murió desangrado.

- ¿Pero cómo?

- Tú… tú lo viste, había un rasguño… profundo que recorría todo su cuello –quedé atónito –cuando lo encontramos caíste sobre él y te desmayaste. Cuando llegó la ambulancia que llamé había una chica que preguntaba por Takanori.

- ¿Una chica?

- Sí, ella vino hasta aquí dijo que te conocía, pero se tuvo que ir hace poco.

- ¿Te dijo su nombre?

- Sayuri, creo que ese era su nombre.

Me levanté de la camilla donde estaba.

- Tenemos que irnos.

- Pero…

- Estaré bien, tenemos que ir a buscarla.

Si Sayuri estaba ahí, ella sabía que algo estaba pasando con Takanori, ella sabía algo malo iba a pasar. Así que fuimos a buscarla a su casa, sin importarme que Akira y ella vean que estaba con Yuu, lo único que importaba en esos momentos era saber que le había pasado a Takanori.

Tuvimos que cruzar, de un extremo a otro de la ciudad, el único lugar que se me ocurría donde podría estar.

La encontramos saliendo de su casa.

- Que coincidencia y yo estaba a punto de ir al hospital –dijo Sayuri al vernos.

- Necesito hablar contigo.

- Akira no está así que mejor nos apuramos antes de que… -dirigió la vista hacia Yuu –Pasen – abrió la puerta –Yuu, ponte cómodo, no tardaremos mucho.

- Pero Sayuri…

- Vamos a hablar en privado –dijo jalándome al fondo del pasillo.

Abrió la puerta de una de las habitaciones, torpemente me empujó adentro y cerró la puerta con fuerza, apoyándose sobre ella y mirando al suelo sin decir nada. Su silencio me irritaba aún más, ella sabía algo.

- Sayuri…

- ¿Qué crees que estas haciendo? –preguntó entre dientes enfurecida y levantando la mirada -¡¿Qué crees que estas haciendo?! –vino corriendo hacia mí dispuesta a golpearme.

- ¡Sayuri cálmate! –forcejeaba con ella sosteniéndola de sus brazos.

- ¡Te lo dijimos… te lo dijimos!-poco a poco dejo forcejear –te lo advertimos… -comenzó a sollozar –pero no escuchaste… y ahora… mira lo que has provocado.

- Yo… no…

- ¡Es tu culpa! –dijo dándome una fuerte bofetada –y lo sabes, ese muchacho es aquel que tiene al doppelgänger, no lo niegues.

- No lo niego, sí es él pero no tuvo nada que ver con Taka… -otra bofetada y me empujó contra la pared.

- ¡Sí tiene que ver! ¡Takanori esta muerto! –comenzó a golpearme el pecho con sus puños, sollozando – ¡Takanori esta muerto… y es tu culpa! –dejo de golpearme, hundió el rostro en mi camisa, sosteniéndola con ambas manos –Es tu culpa –dijo entre sollozos.

Mi culpa, era mi culpa. Tal vez ella tenía razón, tal vez sí era todo culpa mía… tal vez si hubiera vuelto, tal vez si hubiera hecho algo más…

Tal vez Takanori no hubiera muerto. Y ahora sé lo que había en la mirada de Takanori antes de irme aquella noche: Miedo

Ese sentimiento tan desagradable que comenzaba a deteriorar mi cordura, aquel sentimiento que me aprisionaba, nublando mis pensamientos, desgarrando mis sentidos a cada paso que iba. Tratando de ser parte de mi vida y lo estaba logrando.

Sí, era mi culpa, por miedo a aceptar que Takanori estaba siendo preso por ese mismo sentimiento.

- Tienes razón, es mi culpa –Sayuri levantó el rostro, soltándome se secó las lagrimas frotándose los ojos –puedes culparme todo lo que tú quieras, porque es así, es mi culpa –mis piernas comenzaron a temblar y las lagrimas salieron, una a otra deslizándose sobre mi rostro y caer al suelo –pero… pero no sé que hacer –me desmoroné en mis sollozos, deslizándome en la pared hasta quedar en el piso y hundir el rostro entre mis rodillas –no sé que pensar… todo es tan oscuro, todo es tan incoherente, tan confuso… creo… creo que… estaré a punto de perder mi cordura.

- Shima… -Sayuri se acercó a mí para abrazarme –lo siento, solo lo dije porque estaba furiosa, no es tu culpa Shima.

- Lo es Sayuri, es mi culpa… que él ya no esté…

Pasó un buen tiempo para que dejara de llorar, sequé mis lágrimas y me paré del suelo.

- No fue el doppelgänger –Sayuri me observó preocupada –Takanori dejó este mensaje anoche –dije extendiéndole mi móvil.

Mientras ella escuchaba aquel mensaje su semblante cada vez era más preocupado y confundido.

- No comprendo… -dijo al terminar.

- Por eso te digo que Yuu no tiene nada que ver en lo que paso con Taka.

- Pero… tal vez su doble confundió a Taka para que vea otra cosa –dijo en tono exasperado.

- Sayuri sabes que eso no es verdad, había algo más ahí... y fue eso lo que mató a Takanori.

- Tú no lo sabes tampoco, este tipo… este tipo de espíritus pueden engañarnos tanto como quieran.

De alguna manera, sabía que no era un engaño, que ahora no solo teníamos que lidiar con el doppelgänger de Yuu sino que también ahora teníamos que lidiar con algo más oscuro y totalmente desconocido. Tal vez fue la manera en que Sayuri evadía las cosas, lo que la delataba, pero ella sabía algo sobre esto.

- ¿Por qué fuiste al departamento de Taka? –le pregunté.

- ¿Estas tratando de acusarme? –evadió responderme.

- No, solo te pregunté por qué fuiste ahí.

- Fui a visitarlo porque… -calló de inmediato –solo fui a visitarlo.

- Estas mintiendo Sayuri, dime la verdad.

Dio un suspiro, caminando hacia la puerta.

- Tú sabias que algo estaba pasando con él, ¿no es así? ¡Sayuri dímelo!

- ¡No puedo! –la miré atónito –y esta vez no te diré nada.

- Tengo derecho a saberlo.

Se paró frente al umbral de la puerta, apoyando la mano en la manija.

- Supongo que el lado bueno de que tu vecino haya entablado una relación contigo, es que ahora podrás saber lo que quiere su doppelgänger.

- ¡Sayuri esto no tiene relación con él!

- ¡Sí lo tiene! Y todas las respuestas a tus preguntas están ahí, frente tuyo.

- ¿Qué pasa si estas equivocada? No lo expondré ante nada si no estas segura.

- No estoy equivocada Shima.

- No veo razón para invocar a su doble por esto.

- ¿No es eso lo que querías en un principio? ¿No era tu intención invocarlo para que te deje en paz?

- Es diferente…

- No es diferente Shima, ¿Qué más prueba quieres? –volvió a suspirar pesadamente -Takanori esta muerto y eso fue la cúspide de todo, tenemos que hacerlo.

Realmente odié que ella tenga razón, todo hasta ahora estaba vinculado con el doppelgänger de Yuu y era lo único que podría, de alguna manera, aclarar todo lo sucedido con Takanori.

- No lo lastimaré, si eso es lo que te preocupa. No lastimaré a Yuu.

- ¿Lo prometes?

- Trataré de hacerlo lo menos doloroso posible, ¿estas de acuerdo?

- Yo… yo…

- Shima no debes dudar en eso, ¿Estas de acuerdo sí o no?

Suspiré llevándome las manos a la cabeza, esto era verdaderamente complicado, pero no tenía otra salida.

- Esta bien, hagámoslo.

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